Miguel Muñiz •  Opinión •  23/10/2016

Sobre el “cierre ordenado y urgente” de las centrales nucleares

Cuentan que cuando le preguntaron a Miguel de Unamuno: “¿Cree usted en la existencia de Dios?”, el filósofo contestó “Dígame usted qué entiende por creer, por existir y por Dios, y luego contestaré su pregunta”.

Sea real o inventada, podemos aplicar esa anécdota al título de este artículo. El “cierre ordenado y urgente” es una frase que ha hecho fortuna, cualquier persona con un mínimo de sensibilidad ambiental la usa para referirse al final de la energía atómica y como, a diferencia de “Dios”, la energía atómica es concreta e histórica, y los tres conceptos: “cerrar”, “ordenado” y “urgente” tienen una respuesta desde la lógica; podemos aplicar aquí el rigor que pedía Unamuno.

“Cierre”. La mejor manera de que se produzca un cierre nuclear es denegando el permiso que las empresas propietarias, ENDESA, IBERDROLA y GAS NATURAL, deben solicitar al gobierno cada diez años para seguir funcionando. “Ordenado”; una vez denegado el permiso los propietarios deben presentar un plan para proceder a la parada y el desmantelamiento de la planta en un tiempo determinado. “Urgente”, es decir, “cuanto antes”, pues en el caso de España nos referimos a reactores que ya llevan más de 30 años funcionando, por lo que el riesgo de un accidente que pueda derivar en catástrofe no es insignificante.

Entre 2020 y 2021, 6 de los 7 reactores nucleares que funcionan en España deben pedir la renovación de funcionamiento para 10 años más: Almaraz 1 y 2, Vandellós 2, Ascó1 y 2 y Cofrents. La voluntad de las empresas eléctricas propietarias y de los partidarios de la energía nuclear es que lleguen a los 60 años . El mecanismo de renovación está pensado para que en esa decisión no haya intervención social, ni casi política. Basta el correspondiente informe “preceptivo” y “vinculante” del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), sobre el que se basa la autorización del gobierno, y ya está. Y el CSN nunca ha denegado una renovación ni ha obligado a detener un reactor, se ha limitado a establecer unas condiciones técnicas “de mejora” (o corrección de fallos), que la empresa debe cumplir en un lapso de tiempo muy flexible, y la planta ha seguido funcionando sin detenerse para aplicar las tales “mejoras”.

Esta situación, que denominamos escenario 2020 – 2021,  es una amenaza para la salud y la seguridad de todos. Volvemos, pues, a las tres definiciones: hay que tomar una valiente decisión política que no gustará a unas empresas eléctricas acostumbradas a imponer su criterio. Una decisión, pues, que no será fácil; los partidos que se opongan a renovar los permisos de funcionamiento se enfrentarán a todo tipo de presiones; presiones de empresas propietarias de las nucleares, de los poderes económicos que se benefician de ellas, y de los círculos intelectuales que las defienden. Presiones mediáticas, políticas y económicas, individuales y colectivas, de intelectuales, de “opinadores”, de editoriales… No bastará con tener “voluntad política”, se necesitará un movimiento social que apoye esa medida que deben tomar los políticos.

El mejor mecanismo para que la mayoría contraria a la energía nuclear se haga notar, es presentar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) pidiendo que no se renueven los permisos; se trata de un derecho básico en países democráticos para influir en el poder legislativo, el que debe “controlar” al gobierno estatal, que es responsable de conceder o denegar los permisos.

Una ILP requiere tiempo y compromiso. Y, antes de presentarla, queremos saber con qué apoyo social contamos para sacarla adelante y ganarla. Por eso, un grupo de personas pertenecientes a diversas entidades de base hemos creado el GRUPO PROMOTOR PARA UNA ILP POR UN 2020 LIBRE DE NUCLEARES. Para valorar el apoyo que esta acción tendría en Cataluña, estamos difundiendo una encuesta que se puede rellenar mediante un formulario en internet.

El 13 de noviembre acabaremos la recogida de encuestas y, posteriormente, el Grupo Promotor de la ILP convocará un encuentro abierta para evaluar los resultados y decidir entre dos opciones: abandonar el proyecto de ILP si el resultado es negativo o insuficiente o, si se considera positivo y válido, presentarlo al Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) para que lo asuma, o decida hacer sondeos en otros territorios del estado. Todo ello sin interferir en las acciones de denuncia de la energía nuclear prevista por colectivos y ONGs.

Las ventajas de que no renueven los permisos de las centrales nucleares se pueden entender fácilmente, pero que estas ventajas se conviertan en realdades depende de muchos factores; la movilización social es el más importante de todos. Por ello, si vives en Cataluña, te pedimos que hagas clic en este enlace antes del 13 de noviembre y nos ayudes, con tu opinión, a tomar una decisión importante.

Miguel Muñiz, miembro del GRUPO PROMOTOR PARA UNA ILP POR UN 2020 LIBRE DE NUCLEARES.

Correo electrónico de contacto: ilp2020@pangea.org
 


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