Arthur González •  Opinión •  07/10/2016

Se suma The Washington Post a campañas anticubanas

Por Arthur González*/El Heraldo CubanoMartianosHermesCubainformación.- No se conoce realmente quien puede estar instando o pagándole al importante diario estadounidense The Washington Post para que se sume a las campañas anticubanas, pero lo está haciendo a toda prisa en momentos en que Cuba denuncia los programas subversivos desarrollados por agencias de inteligencia de Estados Unidos bajo destacadas organizaciones, tal y como ejecutaron durante la llamada Guerra Fría contra los antiguos países socialistas europeos.

El pasado viernes 23/09/2016 ya había publicado un editorial en el cual se proyectó contra el comercio entre Estados Unidos y Cuba, donde afirmó que “las actuales relaciones de ambos gobiernos recuerdan el arreglo de Washington con el derrocado régimen del tirano Fulgencio Batista”, algo que amerita una próxima respuesta.

En su nueva línea de trabajo a favor de las posiciones que proclama la mafia terrorista anticubana de Miami, el lunes 03/10/2016 el Post publicó un trabajo del periodista, Josh Rogin, el cual se sumó a la cruzada diseñada por los mafiosos para intentar interrumpir los vuelos directos de empresas estadounidenses a la Isla, recientemente reiniciados después de 54 años.

Es público que el senador corrupto Bob Menéndez y su aliado político Marco Rubio, acusan a Cuba de no tener seguridad en sus aeropuertos, pasando por alto que desde hace varias décadas procedentes de Estados Unidos vuelan a la Isla diariamente varios aviones alquilados por agencias de viajes radicadas en Miami y ninguno ha confrontado dificultades. Jamás esos congresistas se preocuparon por ese tema, a pesar de que las tripulaciones de dichos aviones son norteamericanas, algo que pone en evidencias la sucia maniobra política.

Según el artículo aparecido en la Sección de Opinión del The Washington Post, el principal funcionario de la TSA para el Caribe, Larry Mizel, declaró a miembros del Congreso en un encuentro a puerta cerrada en el pasado mes de marzo, que:

“Cuba le presentó a la delegación estadounidense de la TSA perros sarnosos de la calle de manera fraudulenta como animales entrenados”.

Esa falacia responde a una política estructurada para desprestigiar a la Revolución cubana.

El artículo periodístico añade que “Mizell también dijo que había pocos escáneres en los aeropuertos cubanos para el chequeo de los viajeros, y que la mayoría son versiones de factura china, de los que no existe información confiable”.

Todo forma parte de las nuevas acciones de la mafia anticubana para incrementar las medidas de guerra económica contra Cuba, y en su escrito Rogin hizo hincapié en que los legisladores dicen que “las fallas de seguridad aumentan considerablemente el riesgo de que terroristas, criminales, drogas y espías entren en Estados Unidos desde Cuba”.

Hay que tener muy mala memoria y el alma bien oscura para hablar de preocupaciones de esos congresistas sobre supuestos riesgo de acciones criminales de tal corte, cuando han sido precisamente los Estados Unidos quienes organizaron, entrenaron y financiaron a grupos anticubanos para ejecutar planes de terrorismo de Estado, con el objetivo de destruir el proceso revolucionario cubano.

Desde pastillas envenenadas para asesinar a Fidel Castro, petacas incendiarias para quemar centros comerciales, cines, teatros, fábricas y campos agrícolas, hasta explosivos para detonar en hoteles y centros turísticos cubanos, fueron enviadas por la CIA utilizando líneas aéreas procedentes de Estados Unidos y otros países centroamericanos.

Para acusar a Cuba de no tener seguridad aeroportuaria, antes tienen que recordar como autoridades en la frontera aérea de la Isla han detectado y detenido a decenas de agentes enviados por la CIA y organizaciones contrarrevolucionarias bajo las órdenes de oficiales de esa Agencia, evitando daños de consideración.

El diario The Washington Post debería tener el valor de publicar algunos de los planes terroristas de la CIA contra Cuba, aprobados por el Gobierno de Estados Unidos, como el documento preparado por la Agencia Central de Inteligencia para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, fechado el 08/06/1963, bajo el título de: “Política encubierta y programa integrado de acciones propuestas hacia Cuba”.

Si ese prestigioso diario desea informar a sus lectores verdades irrefutables, puede divulgar ese Programa donde se exponen acciones terroristas de toda índole, entre ellas algunas que corroboran quien es el verdadero terrorista de este mundo.

Entre los puntos de ese programa está el referido a:

Sabotaje general y hostigamiento. Los sabotajes en este programa son tanto un arma económica como un estímulo a la resistencia, debe existir una visible y dramática evidencia del sabotaje para que sirva como un símbolo del creciente desafío popular al régimen de Castro.

Esas operaciones serán realizadas lo mismo por agentes controlados desde afuera ahora disponibles o por los agentes internos o aquellos que se consignan. Los agentes entrenados y controlados por la CIA serán empleados como lo serán los grupos autónomos exiliados seleccionados. Inicialmente, el énfasis será en el uso de agentes controlados desde afuera, con un cambio a los internos tan pronto como sea operativamente factible”.

[…] “Cada acción tendrá sus peligros: habrá fracasos con la consecuente pérdida de vidas y acusaciones contra EE.UU. que resultarán en críticas en casa y afuera. Ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso si el programa expuesto puede esperarse tenga éxito”.

[…] “El gobierno de Estados Unidos debe estar preparado para negar públicamente cualquier participación en esos actos, no importa lo alto o incluso lo detallado que pudieran ser los informes de la complicidad de EE.UU.”.

Si la Sección de Opinión del The Washington Post, diera a conocer íntegramente ese Plan contra Cuba, ganaría en prestigio, transparencia y sin dudas aumentaría sus ventas, aunque es muy difícil que puedan contar con la suficiente libertad de hacer algo que ponga en evidencias la verdadera naturaleza de su Gobierno.

En defensa del periodismo José Martí proclamó:

“…la prensa debe ser el examen y la censura, nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a la libre emisión de las ideas.”

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.


Opinión /