Lois Pérez Leira •  Opinión •  29/08/2017

Conversaciones con Antonio Álvarez-Solís

Conversaciones con Antonio Álvarez-Solís

Seguramente Antonio Álvarez-Solís sea uno de los últimos grandes periodistas entre los dos siglos. Su larga trayectoria profesional lo hizo protagonista de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea de España. Nació en Madrid en el fatídico día18 de julio de 1929, durante el gobierno de Primo de Rivera. Inició su carrera profesional en la Vanguardia de Barcelona. Fue director y fundador de Interviú y  de Por favor. Participó en el Consejo editorial del Grupo Zeta. Colaboró en la salida de  El Periódico.  Ha sido colaborador en tertulias de varias televisiones y emisoras de radio de ámbito estatal y autonómico, como TVE, RNE, COPE, Onda Cero, Ser etc.  Ha trabajado con María Teresa Campos, Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo y Carlos Herrera entre otros. Participó activamente en la política encabezando la lista del Partit dels Comunistes de Catalunya al senado. En las elecciones del 2011 cerró la lista de Bildu por Bilbao.

Hace unos días ha presentado su último libro de poesías titulado “El”, donde  Álvarez-Solís, realiza una profunda reflexión interior con su esencia espiritual. Con un estilo poético semejante a los grandes poetas de fines del siglo XIX y principios del XX como Rubén Darío o Antonio Machado. Álvarez-Solís nos va introduciendo y reflexionando sobre el Yo existencial, reafirmándose en su fe cristiana.

 

¿Valieron la pena tantos años de lucha?

Nunca he pensado mi vida así. La lucha es la expresión vital de un gran proyecto humano. Uno ha nacido para ser mundo. Eso parece evidente. Siempre he tenido el alma en búsqueda: de la igualdad, de la justicia, de la fraternidad. Simplemente, he vivido con el “otro” para lograr mi propio ser. Es mi forma de egoísmo.
–¿Como ser humano cuándo se forjó en tí una identidad solidaria?
Me los fue dictando la conversación constante con mi alma.
En la Universidad inicié mi reflexión. Me di cuenta de que yo era “el curso” y que debía servir a “mi” colectividad. Mi mejor compañero era de familia muy modesta y yo pasaba días enteros en su casa discutiendo problemas humanos. Eramos como los idealistas alemanes del siglo XVIII, ese siglo que desconocen los españoles para su desgracia permanente.

¿Desde siempre se ha sentido comunista y cristiano?

Nunca dejé de sentirme cristiano y nunca me sentí fuera del comunismo. Marx me enseñó a hacer los números y Cristo me empujó a aplicarlos expulsando a la banca de mi templo vital.

¿Como ha vivido el hecho de haber trabajado en los medios de comunicación más importantes de nuestro país?

Los viví sirviendo mis ideales; unas veces en una relativa clandestinidad y, otras, dando la cara. Me han solicitado repetidamente un relato biográfico sobre mi tiempo, pero he preferido gotear muchos materiales de forma que no se pudiera dar con las fuentes. Mi padre me enseñó que el ejercicio periodístico era equivalente a un secreto de confesión, penitencia incluida. Los que pudieran certificar mis noticias están muertos en su mayoría y además el mundo es demasiado importante para que yo quiera subirme al polo norte. Sólo le garantizo que mi vida paseó por sendas privilegiadas para la información. Utilicé esa información para elaborar conclusiones honestas sobre la triste realidad de los últimos sesenta años. Amo la verdad, pero la administro a fin de que no la degraden más aún la mayoría de los políticos y periodistas actuales. Piense que de Madrid a Paris, de París a Londres, de Londres a Roma, de Roma a Berlín y de Berlín a Moscú –sin olvidar mi modestísima participación en la inolvidable Revoluçao dos Cravos– traté con dirigentes políticos e ideológicos que me hablaron de traiciones, de crímenes, de egoísmos venales, pero también de sacrificios, de lealtades a los pueblos, de sinceridad ideológica…

–¿A su juicio la Transición fue un hecho positivo o una claudicación con el neo franquismo?

Yo dirigía entonces “Interviú” y en mi crónica política semanal afirmé desde el primer momento que aquello era una traición a la democracia y un golpe contra la legalidad republicana, en la que yo seguía creyendo porque la impuesta monarquía era producto del golpismo militar. Muchos españoles no saben vivir sin dictadores que les ahorren el trabajo del pensamiento.

 

¿Cómo ve a la izquierda actual?

¿Existe eso, aparte del espíritu cívico de “Podemos” y de otros partidos menores o de ciertas expresiones nacionalistas que se baten contra la opresión del poder económico y político de un centralismo colonialista al que solo le queda la dominación sobre una periferia concreta que nunca fue España: me refiero a Catalunya, Euskadi y la Galicia del galleguismo. En cuanto al socialismo está en descomposición desde hace casi cien años. Si yo le hablase de la traición del PSOE a la clase trabajadora, que culminó en la traición de Suresnes.

¿Cree posible y necesaria una izquierda republicana y rupturista?

Sólo el sistema republicano, que se crió en el izquierdismo interior de una minoría maltratada, puede incorporar a España a la modernidad intelectual y progresista, como demostró el entusiasmo popular de 1931, ahogado en sangre tan rápidamente por una derecha que retornó a España al secarral y al arado de las estepas a la que se negó a venir un intelectual como Erasmo, autor de aquella frase radical “Hispania non placet”. Para entender el fracaso humanístico español hay que hacer una lectura política del Quijote, cuyo éxito se forjó en ese mensaje; un tema ciertamente muy interesante.

¿Ve contradictorio conciliar el pensamiento cristiano con el pensamiento marxista?

Dado mi ecumenismo, prefiero que se me denomine cristiano, aunque me bautizaron y pertenezco a la comunidad católica. 
Soy marxista en la vertiente del materialismo histórico, reforzado con el espíritu cristiano que me obliga a una trascendencia profundamente humana. 
La filosofía idealista tuvo grandes pensadores ateos y materialistas y la metafísica no es una fantasía reaccionaria forzosamente. La metafísica trata sobre todo de los valores, que son también realidades rotundas, como la fe, el pensamiento, la verdad, la justicia. Al joven Marx de “La Gaceta Renana” le preocupaban mucho estas cosas.

Acaba de presentar un libro de 100 poesías que como bien dice son 100 oraciones. ¿Por qué en este momento ha tenido necesidad de presentar este alegato poético?

Se trata de la culminación de un largo y complicado proceso sobre la existencia de dos mundos que confluyen: el de la realidad visible, sea dicho así, por acortar el lenguaje, y el del espíritu que respalda enérgicamente esa realidad, dando lugar a un ser humano profunda y exigentemente ético. Todo eso lo explico en un largo prólogo del libro.

Como comunista y cristiano ¿cree que es necesaria la suma de fuerzas marxistas y cristianas para construir un mundo más justo y más solidario?

Observa el panorama que nos rodea y tienes la respuesta.

En su libro hace una dedicatoria al Papa Francisco ¿Cuál es su opinión sobre el nuevo Papa argentino?

Soy del Papa Juan, del Papa Francisco y del Papa Juan Pablo I –¡ojo al ordinal!– cuya muerte súbita siempre me hace orar por la Iglesia del Cristo caminante.


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