Darío Botero Pérez •  09/06/2017

Consumismo mortal: ¿Crimen o locura?

El antieconómico y estafador Neoliberalismo, entre menos recursos naturales quedan en sus nichos ecológicos sagrados -que los insensibles sicópatas desprecian, ahogados por su psicosis, su codicia y su inhumanidad-, más capacidad de saqueo y desolación despliega, disponiendo de máquinas herramientas cuya productividad supera cualquier limitación, multiplicando por miles la “productividad” de sus antecesoras.

Pese a su poder destructivo, las usan en todas partes para aumentar sus ganancias a costa de la Vida misma, pues sus daños no los cuantifican ni los pagan las trasnacionales depredadoras y apátridas.

Son la Naturaleza y las comunidades vivas que se nutren de la biosfera, quienes sufren las consecuencias de los aterradores ecocidios, ante la indiferencia de las autoridades, conformadas por mediocres vende patrias, incapaces de valorar lo que autorizan destruir, ávidos de sus sobornos en paraísos fiscales. 

Todos proceden así, pues, como saben en qué se meten, admiten que esas son las reglas no escritas de la actividad politiquera demagógica, perversa y mendicante de los miserables gobernantes,que anhelan prosperar aprovechando su elusivo cuarto de hora en el ejercicio del poder, alcanzado con maniobras sucias, de todas las categorías necesarias para superar a los iguales que desean gobernar, pues también quieren lucrarse personalmente por su nada altruista sacrificio por la patria.

Cayendo en terrenos concretos, es válido afirmar que son auténticos crímenes de lesa humanidad, con graves consecuencias sobre la biosfera y la Vida, las proyecciones sobre el uso de petróleo como combustible insignia, cuando sus reservas están casi extintas pero se pueden multiplicar ordeñando las piedras y las arenas que conservan huellas del oro negro, causando, desde luego, daños enormes, peores e irreversibles, a la biosfera, incluido el envenenamiento de las fuentes de agua potable que aún se conservan, tanto superficiales como profundas.

Para ocultar el crimen deliberado, disfrazado de actividad productiva seria y responsable, aunque de ello nada tiene, se niega que existen alternativas energéticas limpias y probadas, muy superiores a las traumáticas formas de producir electricidad o fuerza motora para vehículos y afines, quemando combustibles fósiles y agro combustibles.

Respecto a los últimos, no les importa que su siembra destruye bosques, envenena suelos y aguas, y sustrae tierras agrícolas a la producción de alimentos.

Sin embargo, no dejan de culpar a la sobrepoblación del hambre en que se debaten tantos seres humanos.

Mientras los recursos se derrochan por la codicia de los criminales de cuello blanco, las culpas se las echan a las víctimas, inermes e impotentes, quienes, quiéranlo o no, sufren las aterradoras consecuencias ante la indiferencia de los gobernantes, que aprovechan su candidez para seguir engañándolas y despojándolas legalmente.

Con tales argucias, que incluyen alienantes campañas de desinformación y falsas verdades, los enemigos comunes proceden a acelerar el enorme daño que le están causando a la Tierra -desde hace más de cien años, en lo que se refiere al petróleo y el gas, y más de doscientos, en cuanto al carbón mineral que el detestable Donald J. Trump pretende volver a explotar intensamente.

En cuanto al petróleo, seguimos siendo víctimas indefensas de las poderosas siete hermanas, que han impuesto y comandado la llamada industria de los hidrocarburos, tan letalmente útil y seductora.

Desde siempre, su labor delictiva la han disfrazado de fuente de riqueza personal para los Beverly ricos, ambiciosos e ignorantes, que viven felices derrochando lo que nos pertenece a todos y nadie tiene derecho a agotar.  Escasamente lo podemos disfrutar sin deteriorarlo, para que siga siendo patrimonio de la Vida en general, de modo que las generaciones venideras también lo puedan gozar.

Pero los bandidos se apropian los que llamamos recursos naturales, como si fuese su derecho innato, del cual los demás careceríamos.

Las mayorías no nos los adueñamos con exclusividad porque no somos infrahumanos o humanoides, como los plutócratas poco evolucionados e insensibles, que siguen considerándose el ombligo del Universo, como el lamentable bad rubio.

Estos energúmenos -que consideran que triunfar como ser humano consiste en acumular dinero y poder- son incapaces de entender estas realidades. Se trata de involucionados reptilianos que cambian las fuentes de la Vida por oro, así sea del negro y bituminoso, cuyo consumo nos mata.

Pero creen que están haciendo un gran negocio, gracias a sus talentos superiores de triunfadores, como el miserable rubio malo, Donald J. Trump, instrumento de las bestias que nos toca vencer ya.

Son genéticamente incapaces de entender que lo más precioso es la Vida, y que su complejidad y sublimidad no se suplen con dinero ni con ingenios humanos.

La auténtica y objetiva riqueza la conforma su diversidad maravillosa, pero los plutócratas la atacan para convertirla en plata.

Y sostienen que es su sagrado derecho, realmente exclusivo, que los autorizaría a segar las vidas de quienes se opongan, o cuya muerte les convenga, así se trate de pueblos enteros, como los kurdos que pretenden exterminar, despojándolos de sus tierras ancestrales, hoy divididas entre cuatro países del Oriente Medio, Irán, Irak, Siria y Turquía.

Simultáneamente sostienen al criminal congénito, Bashar al Assad, tan piadoso. Y se fortalece el igualmente beato, Yessip Erdogan, el mandamás de Turquía en la actualidad. Ambos proceden alcahueteados por USA y la OTAN, tanto como apoyados por el padrecito Vladimir Putin y los poderes petroleros de los árabes, aliados bajo cuerda del sionismo.

Los enemigos comunes de la Humanidad y la Vida actúan, en esta parte del Mundo, incluida el África, escudándose en la lucha contra ISIS, que viene siendo su propio engendro.

Sus orígenes se rastrean desde la creación de Al Qaeda, tras la invasión soviética a Afganistán, tanto como en las posteriores y abusivas invasiones de Afganistán e Irak propiciadas por el fronterizo mitómano, George W. Bush, contando con la complicidad de los gobernantes en varios países europeos poderosos, cuyos crímenes no dejarán de cobrarles sus víctimas despreciadas aunque, por ahora, continúen impunes.

¡Qué locura!

De cualquier manera -y pese a los recursos viles a los que han acudido los vencedores durante la pavorosa y agónica Historia-, más que la violencia y la depredación aportan los ingenios en la evolución y el progreso de la especie humana, tan mal gobernada; hasta el punto de que la han convertido en el azote de la Vida.

Nos involucran en sus crímenes como si todos fuésemos sicópatas, cuando apenas lo es el 1% que acumula riquezas y poder al costo que sea, desde que lo paguen otros. 

O sea, si lo pagamos nosotros y las demás formas de Vida, indefensas ante las bestialidades capitalistas y neoliberales de consumismo extremo e irresponsable, promovido y satisfecho con absoluta insensibilidad.

Tales atropellos, irracionales y mortales, caracterizan a todos los gobernantes en esta etapa de decadencia acelerada del sistema piramidal oprobioso, cuya gran apuesta es la extinción y cuyo signo absoluto es la corrupción. 

Su mejor fruto es la convicción multitudinaria de que sólo ejerciendo la Democracia Directa podremos salir del atolladero y evitar la acelerada extinción. Ya no es válido esperar redentores, cuando su mediocridad e imbecilidad son tan patéticas como su ruindad e incapacidad para hallar e implementar soluciones reales.

En estas circunstancias antropológicas, los ingenios, la investigación, la crítica a todos los discursos, el conocimiento probado y cuestionado, aportan más que los fetiches artificiales a los que los ignorantes les atribuyen poderes misteriosos.

Tal ocurre con el útil dinero, que vale porque lo aceptamos, no porque, como piensan los plutócratas y sus admiradores, sea imprescindible, como sí lo es el aire puro.  Pero éste lo envenenan las petroleras, contando con la complicidad pasiva de los consumidores, para obtener dinero.

¿Acaso no es locura?

Fuente: https://gritosescritos.jimdo.com/2017/05/31/consumismo-mortal-crimen-o-locura/