Al-Hakam Morilla Rodríguez •  Opinión •  09/08/2016

11A: hacia el II Renacimiento Andalusí (y II)

(…) Otro de esos aspectos que le conviene ocultar a cierto retrógrado carnaval ‘andalucista’ es el del profundo ‘antinacionalismo’ de Ahmed -‘Blas’- Infante. Llega él a resaltar incluso, paradójicamente, al andaluz por representar el nacionalismo más antinacionalista. La razón no ofrece duda: reconoce en Al-Andalus nuestra genuina Nación, cercenada, oprimida y colonizada, pero por la conciencia de Pueblo que él encarnara como nadie, jamás doblegada. Por ello el mismo Infante sería detenido en Faro por ir a dar una conferencia, sin arredrarse por desconocer la lengua portuguesa, anhelando despertar la conciencia de la Andalusidad de los algarvíes, a pesar de las dificultades o los impuestos muros. La triste ‘andalucía’ que padecemos en el presente es un bonsai borbónico jibarizado por el despedazamiento de su realidad nacional, Al-Andalusía (con Badajoz, Murcia y otras áreas unidas a la escisión actual, ese tercermundista y corrupto tingladillo autonómico-centralista), así llamada hasta 1833 cuando un secretario de Fomento de Cea Bermúdez nos endilgó la división provincial vigente en nuestros días, grotesca imitación del sistema de departamentos francés, la cual amputa comarcas enteras. 
 
Algunos pueblos de Cádiz, Sevilla, Málaga o Córdoba llevan el ‘de la frontera’ enquistado en el topónimo Jerez, Morón, Cortes o Aguilar, pero nadie sería tan imbécil como para plantear diferencias culturales entre ellos y sus vecinos por ser antiguos mojones entre el imperialismo castellano y el reino nazarí. ¿Y sí se considerara a las onubenses Palos y Rosal, ambas ‘de la frontera’, extrañas a la milenaria cultura andalusí del Algarve, acaso es menos estúpido? ¿Puede tenerse la miserable desvergüenza de hacer del Guadiana, de Despeñaperros o de la Sierra murciano-almeriense de Enmedio fronteras? Badajoz, fundada por pedrocheños del norte de Córdoba, Almadén, el Valle de Alcudia o Murcia, ¿podrían dejar de ser enclaves andalusíes de singular protagonismo? 
 
 
¿Y eso por qué, a causa de afirmarlo cuatro carcamales clerical-andalucistas tan ignaros como acomplejados? ¿Los catalanes sí pueden salvaguardar sus ‘països’ y los vascos su enosis en Euskal Herria, y aquí hemos de despreciar sin poder reivindicarlos a los Países de Al-Andalus en eclosión de su plural libertad, es decir, nuestro Legado cristiano mozárabe, sefardí, mudéjar, morisco o gitano desde Huesca hasta Fez, fundada por cordobeses, o Rabat-Salé, erigida por andalusíes pacenses de Hornachos? ¿Debemos rechazar o solapar nuestra impronta civilizatoria en Aragón, Valencia, Mallorca, el Duero, Túnez o Andalusamérica – cuando su lengua común desde el Cabo de Hornos a California se la enseñaron un 75% de madres andaluzas y extremeñas emigradas o exiliadas allí -, porque nos pretendan avasallar unos desgraciados usurpadores tardofranquistas, en traje de camuflaje blanquiverde o con cinismo rojigualdo,  que tratan de descuartizar nuestra milenaria Historia, su innegable proyección cosmopolita, y a los cuales les pasó hace tiempo la fecha de caducidad obedientes al esquizoide ‘divide et impera’ de sus amos romano-monárquicos?
 
 
Por tan espurios motivos a la mayoría de los farisaicos devotos de ‘san’ Blas Infante, una vez purgado o envilecido todo reconocimiento a la Civilización de Las mil y una noches, no les interesa por ejemplo otra conmemoración en este año: el mil trescientos aniversario del alba glorioso de la capitalidad andalusí de Córdoba, con el gobierno de Al-Hurr (El Libre), la cual llevaría a nuestra pentamilenaria Nación a cotas de esplendor inigualables, aún hoy admiración de todo el orbe. Se cumple también otro aniversario, el bicentenario de la muerte del primer libertador de la América colonial, el Precursor caraqueño Francisco de Miranda, el cual pasó sus últimos tres años de vida preso en San Fernando (Cádiz), considerado un héroe de la independencia norteamericana y en defensa de la Revolución francesa. Su vida y obra la han estudiado fascinados centenares de millones de hispanohablantes y es de obligado conocimiento en todos los colegios de América… ¿y algún mínimo recuerdo en el Cádiz que no sabe ni dónde están sus restos mortales? 
 
 
No, hasta aquí hemos llegado baratas garduñas de sacristía, mendrugos oscurantistas cipayos, de ninguna forma van a colar vuestros planes desculturizadores y alienantes de tapadillo o descarados. ¡Vuestro tiempo ha acabado, mezquinos patanes! Contemplad anonadados lo que siempre nos habéis tratado de ocultar en vano, la huella universal de nuestra Civilización, resentidos y amargados en la derrota por vuestra propia mediocridad tripera. A la Mezquita de Kurtuba y a la Sinagoga de Sta. María la Blanca inundarse de luz. A la Giralda y al monasterio de san Miguel de la Escalada estremecernos con sus cantos. A la Alhambra y a la Aljafería latir llenas de vida al amor de la luna. Al irreductible Gibralfaro y a la Alcazaba de Almería saludar a la Diáspora andalusí de oriente y de occidente, del norte y del sur, hermanada otra vez. Salvochea y el Ciego de Kabra, el poeta Ben Muqaddem, sonreirán en perfumados jardines. A los andalusíes Casiodoro Reina, Cipriano de Valera, Ibn Jaldún, y a tantos gauchos, charros y llaneros indómitos retornando a su Hogar, junto con incontables proscritos de todos los mundos… al fin se abrazan el Lebrijano  y el negro Ziriab, el Mirlo, imperecederos por su Arte. Ya la inmortal Wallada, ardiente fénix, celebra que Ahmed Infante resurge con la Aurora.
 
 
¡Adelante, andalusíes de conciencia y por dignidad, sobre todo los de tantos exilios, no dejad que destruyan el Universo que se expande en vuestros corazones a cada instante, no claudicad ante mercenarias inquisiciones hipócritas o montajes parafascistas! ¡Luchemos por un Proceso Constituyente andalusí, reflexionemos acerca de dotarnos de Leyes propias, pues ni las foráneas las respetan los colonos opresores, y fuimos según Plinio el Viejo la primera Nación en concebirlas, milenios antes que Roma! ¡Viva al-Andalusía Hurra!

 
 
 
Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador nacional de Liberación Andaluza

 

 
 

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