Arthur González •  28/06/2016

El espejismo de las relaciones con Estados Unidos

Para que los que tiene la ilusión con ver algún día relaciones “normales” entre Estados Unidos y Cuba, la noticia de que las tarjetas de crédito MasterCard fueron autorizadas para utilizarse en la Isla, despertó un entusiasmo similar al que causó la posibilidad de hacer transacciones bancarias empleando el dólar; pero la realidad es muy diferente a los sueños.

Como forma de imprimirle más publicidad a la noticia, MasterCard diseñó unas mil tarjetas decoradas con una de las pinturas del artista cubano Michel Mirabal, la que plasma el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, con vistas cautivar a los usuarios estadounidenses que viajen a Cuba bajo la autorización especial de una de las 12 licencias aprobadas por el Departamento de Estado, ya que los viajes de turismo continúan prohibidos y penalizados por la ley.

Pero la triste realidad para los cubanos que sufren las penurias de la guerra económica, es que no podrán acceder a dichas oportunidades, porque solo fue aprobada para los estadounidenses residentes en ese país y, por tanto, se convierte nuevamente en un espejismo de las supuestas flexibilizaciones del Bloqueo.

Como privilegio para esos usuarios que provienen del país que Bloquea y trata de subvertir la Revolución socialista, Cuba anunció que eliminará el recargo del 10% establecido por cambio de moneda estadounidense por el peso cubano convertible, algo que seguirá gravitando sobre los cubanos de a pie que reciben remesas de sus familiares en el exterior y que como anunció el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, solo se eliminará cuando se compruebe que los bancos cubanos puedan ejecutar transferencias empleando el dólar estadounidense.

Los trabajadores no estatales tampoco serán beneficiados con la “flexibilización”, a pesar de estar priorizados en la línea de influencia política diseñada por el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU.

Habrá que observar si los llamados “disidentes” que reciben mensualmente su pago de las entidades norteamericanas especializadas en el trabajo subversivo contra Cuba, le facilitarán tarjetas a nombre de ciudadanos estadounidenses residentes permanentes en los Estados Unidos, para que cobren los miles dólares por ejecutar provocaciones callejeras.

Sin embargo, los ciudadanos cubanos residentes en la Isla no son elegibles para el otorgamiento de estas tarjetas, aunque en teoría, un nacional cubano podría abrir una cuenta bancaria en cualquier parte del territorio estadounidense.

Según la compañía MasterCard su propósito es hacer más sencillos los trámites financieros de los viajeros norteamericanos a la Isla, que al utilizar sus servicios se ahorrarían la penalización del 10% impuesta por el Gobierno cubano a las transacciones en dólares americanos.

Es reiterado por funcionarios del Departamento de Estado, e incluso por el propio presidente Barack Obama, que el propósito que persiguen esos viajeros estadounidenses es el traslado de los valores de la sociedad norteamericana y ejercer influencia sobre el pueblo cubano para lograr el desmontaje del socialismo desde a dentro; el sector de trabajadores no estatales; la juventud, especialmente la del medio universitario; además de recolectar informaciones de la sociedad cubana.

Por tanto, todas las mejoras aprobadas se convierten en una alucinación para los que ansían que el gobierno de Estados Unidos cese su guerra económica contra Cuba, deje atrás sus deseos de rendir por hambre al pueblo cubano y respete de una vez el derecho de su vecino a tener un sistema político, económico y social diferente.

Lucido estuvo José Martí cuando afirmó:

“…en noche de agitado sueño danzan por el cerebro infames fantasmas”.

Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU.

Fuente: Cubainformación noticias