Misión Verdad •  Opinión •  05/05/2021

Esmad: modelo de contrainsurgencia de EE.UU. aplicado a la población civil

Esmad: modelo de contrainsurgencia de EE.UU. aplicado a la población civil

Los últimos días han sido un infierno para la población colombiana en diferentes ciudades y regiones, donde el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) ha sido el gran protagonista de las múltiples denuncias por acciones que violentan los derechos humanos de la ciudadanía en el contexto de las protestas por la reforma tributaria impulsada por el gobierno de Iván Duque y contra el sistema tutelado por Estados Unidos imperante en Colombia.

Diferentes tácticas de contrainsurgencia se han manifestado en la represión policial y militar sobre la población, y con ellas una serie de denuncias que han sido representativas del prontuario del Esmad a lo largo de su historia.

Este aparato de represión social fue creado en el marco de la exportación del modelo de Doctrina de Seguridad Nacional estadounidense a través del Plan Colombia, en tiempos de la presidencia de Andrés Pastrana. Las actividades del Esmad solo se pueden comprender bajo la historia reciente del conflicto social y armado que experimenta el vecino país durante décadas.

UN MODELO DE CONTRAINSURGENCIA IMPORTADO

Con el propósito de ganar poder y control geopolítico, la exportación del modelo policial estadounidense comenzó durante la Guerra Fría, cuando el establishment securitario viajó a más de 50 países ofreciendo asistencia para detener la «propagación del comunismo» a las fuerzas policiales locales, creando con éxito una red de fuerzas policiales represivas a nivel transnacional bajo su égida.

Dicha práctica la sigue sosteniendo. Hoy en día, Estados Unidos entrena a la policía en 91 países diferentes, principalmente en el Sur Global. Según un artículo recientemente publicado en The Washington Post, «la financiación estadounidense para la formación de policías extranjeros se expandió de 4,3 millones de dólares en 2001 a 146 millones de dólares en 2018». Con el incesante incremento financiero se entiende que el entrenamiento de la policía en el extranjero es esencial a los intereses de Washington en el mundo.

Colombia fue convertido en uno de los primeros países en importar el modelo policial estadounidense. En 1999, el gobierno colombiano, respaldado por el presidente Bill Clinton, creó el Esmad como parte del programa de asistencia militar Plan Colombia, uno de los orgullos del actual presidente Joe Biden.

El Plan Colombia constituyó la respuesta de Estados Unidos a la escalada insurgente de las guerrillas en la década de 1990, usando como excusa la lucha antinarcóticos y profundizando la inserción de organismos como la DEA, la CIA y sus programas de adoctrinamiento sistemático de las fuerzas públicas colombianas.

Con el Plan Colombia y los inicios del Esmad en el año 2000 comenzaron a surgir denuncias de violencia contra líderes sociales y activistas mientras silenciaba las protestas pacíficas en diferentes regiones del país. En zonas rurales, el Esmad se ha utilizado contra protestas lideradas por comunidades campesinas, incluidos ataques contra las Mingas indígenas y las comunidades que protestan por diferentes motivos locales y nacionales. La fuerza agresiva que imparten sobre estas comunidades se hace eco de la historia de negligencia estatal y violencia estructural del país, bajo la égida doctrinaria estadounidense.

Pero no solo se trata del Plan Colombia: en décadas anteriores, Estados Unidos estuvo cimentando su Doctrina de Seguridad Nacional a la estructura represiva y militar de Colombia durante diferentes presidencias, tendiendo un hilo estratégico de sus intereses a las razones del Estado colombiano. Así lo documenta el académico Francisco Javier Toloza (pp. 249-278):

A los pocos años la nefasta Misión Yarborough (1962) introdujo en el país la ideología del «enemigo interno», el «método de quitarle el agua al pez», las técnicas de seguimiento, represión y tortura a opositores, operaciones de guerra psicológica y el acompañamiento de la contrainsurgencia estatal con el mercenarismo paramilitar. Una misión secreta norteamericana (1960) asesora la creación del organismo civil de inteligencia (antiguo DAS) con la consecuente injerencia en la definición de métodos objetivos y planes, así como del obvio acceso a información de seguridad nacional (Vega, 2015). La aparición de la llamada Policía Antinarcóticos en la década de 1980 muestra también la participación expresa de EE. UU., así como la del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD (2000), y la Escuela de Soldados Profesionales (2000) subvencionados con recursos del Plan Colombia.

Visto así, es concluyente que la superposición entre las fuerzas policiales de Estados Unidos y Colombia no es una coincidencia. Los fundamentos de la relación entre Estados Unidos y Colombia se basan en esfuerzos para salvaguardar los intereses geopolíticos y geoeconómicos estadounidenses en Colombia a través de la cooperación militar y policial.

GRAN BRETAÑA TAMBIÉN ENTRENA AL ESMAD

Una investigación del periodista británico John McEvoy revela que «el Colegio de Policía del Reino Unido ha estado capacitando a la policía colombiana. Esto ha estado sucediendo durante los últimos tres años consecutivos: 2018, 2019 y 2020. Toda la capacitación se llevó a cabo en Colombia».

Aunque no hay información de dónde ha ocurrido exactamente la capacitación, la naturaleza de la capacitación y el costo, McEvoy afirma que «el tema es de preocupación pública a la luz de la posible complicidad del gobierno del Reino Unido en abusos contra los derechos humanos en el extranjero».

El reporte afirma que dicho Colegio «ha sido criticado por recibir millones de libras para entrenar regímenes policiales represivos. Estos incluyen Arabia Saudita, donde la pena de muerte sigue siendo legal». También cita el sitio web de la institución, reafirmando su compromiso:

«El servicio de policía del Reino Unido trabaja en estrecha colaboración con los departamentos gubernamentales… para garantizar que la asistencia brindada sea coherente con los objetivos nacionales del Reino Unido».

Teniendo en cuenta la participación del Colegio de Policía del Reino Unido en la formación policial en Colombia, puede afirmarse que también, como Estados Unidos, se hace responsable de los crímenes cometidos por el Esmad en los últimos años por denominación de origen, brindando además los entrenamientos contrainsurgentes, lecciones que ponen en práctica sobre la población civil aun estando desarmada y en plena manifestación pacífica.

20 AÑOS DE DENUNCIAS

Cuando en septiembre del año pasado se desató una ola de protestas en Bogotá y otras ciudades colombianas, la respuesta del Estado fue sacar el Esmad a las calles, resultando más de una docena de personas muertas por las acciones de represión.

En años anteriores se vienen denunciando la múltiples actividades del Esmad contra la población civil sin que haya una reforma al organismo ni se atienda debidamente o se repare a las víctimas y sus familiares.

  • Entre 1999 y 2018, el Esmad produjo la muerte de 18 personas solo en Bogotá, según la organización Paz y Reconciliación.
  • Los reportes oficiales muestran que la mayoría de las intervenciones del Esmad han sido en el departamento del Cauca, zona de presencia guerrillera e indígena.
  • Durante los últimos años, el organismo realizó operaciones de desalojo de propiedades: 1 mil 154 entre 2013 y 2015, según cifras oficiales.

A pesar de los asesinatos documentados y la severa brutalidad cometida por el Esmad, la institución policial ha continuado recibiendo fondos del gobierno para crecer y fortalecerse, pasando de 200 agentes en sus inicios en 1999 a poco más de 3 mil 300 en la actualidad.

La influencia estadounidense en los aparatos represivos de Colombia se pone de manifiesto una vez con los últimos acontecimientos, lamentables para la ciudadanía colombiana. El terrorismo de Estado que se está aplicando en ciudades y zonas rurales en todo el país vecino no puede ser maquillado por los lamentos de «uso excesivo de la fuerza» que el atlantismo derrocha en redes sociales y vocerías diplomáticas.

El modelo de contrainsurgencia estadounidense tiñe de sangre a toda Colombia, una vez más.


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