Geraldina Colotti •  Opinión •  05/05/2020

Maduro en la cumbre del MNOAL denuncia la violencia de los Estados Unidos

Fue una cumbre de denuncia y de propuesta la de Mnoal, que tuvo lugar a través de la web debido al Covid-19. Un debate que la organización ha hecho con la ONU y la OMS. 55 años después de su fundación, el Movimiento de países No Alineados, la organización más grande después de la ONU, formada por 120 países, asume un peso particular en tiempo de coronavirus.

La presidencia pro tempore es ejercida actualmente por Azerbaiyán y en 2022 pasará a Uganda. Anteriormente, Venezuela había presidido el organismo internacional, recibiendo el testigo de Irán, en septiembre de 2016. La cumbre había tenido lugar en la Isla Margarita, mientras que el socialismo bolivariano estaba literalmente asediado, internamente y a nivel internacional.

Ya se estaba desarrollando el ataque multifacético de la guerra íbrida y, como pudimos ver en persona durante la cumbre, se proporcionó una censura total por parte de los medios internacionales. Nicolás Maduro demostró su estatura internacional, adquirida a lo largo de los años que vivió junto a Hugo Chávez como su canciller, y que luego demostraría incluso en las peores circunstancias.

Esa fue la primera gran ocasión internacional para que el chavismo saliera de la esquina y relanzara hipótesis y propuestas, situándose en el centro de un gran movimiento alternativo a nivel mundial. Por supuesto, entonces, el gobierno bolivariano podía contar con el apoyo de los países de Alba, porque la Alianza creada por Fidel Castro y el Comandante aún no había sido golpeada por la traición de Lenin Moreno en Ecuador, ni por el golpe de estado en Bolivia contra Evo Morales, y los intentos de expulsar al país bolivariano de las organizaciones continentales aún no se habían materializado.

En Margarita, por lo tanto, se hicieron propuestas importantes, como la lucha contra los paraísos fiscales, la ciudadanía universal, la lucha contra la discriminación de género y la libre circulación de las personas. También hubo pronunciamientos fuertes y claros a favor de la autodeterminación de los pueblos, que Venezuela ha llevado a cabo en todas las instancias internacionales.

Gracias a la red de relaciones construida a lo largo de los años por Hugo Chávez, Venezuela hoy tiene un lugar bien establecido y definido en el marco geopolítico de aquellos países que actúan para la construcción de un mundo multicéntrico y multipolar, a partir de China y Rusia.

Partiendo de una política de relaciones sur-sur basada en la igualdad de dignidad, el gobierno bolivariano ha tomado la bandera de una nueva independencia contra el imperialismo, desde África hasta el Caribe. Una visión que también apareció clara en esta cumbre web durante la cual los países sujetos a las medidas coercitivas unilaterales de los Estados Unidos hablaron con una sola voz: Cuba, Venezuela, Nicaragua, pero también Irán, denunciaron la inaceptable ferocidad de las «sanciones» que violan el estatuto de la ONU y limitan las posibilidades de los países para abordar adecuadamente el coronavirus. «Si hubiéramos globalizado la solidaridad como se ha globalizado el mercado, el mundo sería diferente», dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel.

Por su parte, Nicolás Maduro ha llevado una propuesta presentada por Chávez: la de establecer un Fondo humanitario internacional para ayudar a los países del sur a hacer frente a la crisis causada por el coronavirus, impulsada por una lógica opuesta a la del Fondo Monetario Internacional.

El presidente venezolano también apoyó la solicitud de quienes desean proponer la Organización Mundial de la Salud al Premio Nobel de la Paz. La OMS ha sido fuertemente atacada por el presidente norteamericano Donald Trump que decidió cortarle el financiamento.

Maduro denunció el nuevo ataque llevado a cabo desde el mar por algunos grupos de mercenarios liderados por Estados Unidos, frustrado gracias a la unión cívico-militar, pero también gracias al control popular de los pescadores del pueblo de Chuao, que bloquearon un segundo escuadrón de golpistas que tenían la intención de llevar a cabo ataques terroristas y matar al presidente.

Actos que son aún más odiosos en medio de una plandemia, mientras que la ONU ha pedido que se suspendan todos los conflictos y el presidente bolivariano ha propuesto por enésima vez un diálogo con todas las fuerzas políticas.

Para llevar a cabo esta nueva operación, llamada Trompetas de Gedeón por el nombre del personaje bíblico que fue elegido por Dios para salvar al pueblo judío y eliminar la idolatría a la que se había abandonado, eran caras conocidas de la extrema derecha venezolana como el ex capitán de la Guardia Nacional venezolana Antonio Sequea Torres o el hijo del general Baduel, Adolfo.

Para entrenarlos en Colombia, sin embargo, era una agencia de contratistas norteamericanos que, sin haber sido pagados por el autoproclamado presidente interino Juan Guaidó y sus compinches, decidieron denunciar públicamente el hecho.

Para esto, recurrieron a la periodista Patricia Poleo, una venezolana buscada por el gobierno bolivariano y resguardada en Miami. En su programa Factores de poder en youtube, Poleo entrevistó al mercenario estadounidense Jordan Goureau, ex escolta de Trump, activo en Irak y en varias operaciones de guerra, y mostró copias de los contratos firmados por Guaidó.

Nuevamente, se deduce el papel del gobierno colombiano de Iván Duque y el de los halcones del Pentágono, que incluso antes de que salieran los documentos y los mercenarios fueran arrestados, reivindicaron la operación. El contratista también amenazó a la periodista de RT Erika Sanoja, que lo había llamado mercenario: «para matarte, escribió, no pediría dinero, también lo haría gratis».


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