Puño en Alto •  Opinión •  03/03/2022

28F, día de la desazón andaluza

El PSOE gobernando casi 40 años en la comunidad autónoma fue paulatinamente descafeinando el día de Andalucía. Primero, fue quitando del acervo colectivo andaluz lo que pudo significar el 4D para otorgárselo casi en exclusividad política y culturalmente, y hurtarle al conjunto de los andaluces lo que representó aquel día de diciembre de 1977.

El 4D de 1977, más de dos millones de andaluces se echaron a la calle, no por una conciencia identitaria andaluza, sino para exigir un trato igualitario en el conjunto de la sociedad española de respeto y resarcimiento al atraso histórico inducido durante los largos años del franquismo. Algunos creyeron ver en ello el germen de un nacionalismo andaluz sin percatarse que no tenía una base social sólida, que unidos a los errores políticos cometidos, llevaron al abandono y que se cronificara la irrelevancia política de Andalucía en el conjunto del Estado, a pesar, de que durante algo más de 14 años al frente del Gobierno del país estuviera un andaluz.

La descapitalización popular llevada a cabo por el PSOE ha sido efectiva, de tal manera que actualmente, para el conjunto de los andaluces, el 28F no representa más que una fiesta más señalada en el calendario. Un día que se sustenta en unos actos institucionales alejados de la sociedad y de la realidad de la Comunidad Autónoma.

El actual gobierno andaluz PP-Cs, no solo está siendo continuista en la labor emprendida por el PSOE, sino que está llevando a casi un extremo sin retorno la supuesta conciencia identitaria andaluza, repitiendo los mismos cañones que el PSOE a quien culpaba de todos los males de Andalucía. PP y Cs han recogido el testigo del PSOE añadiendo su visión casposa y folclórica de lo que pretende que sea una conciencia andaluza narcotizada.

Por otra parte, la llamada izquierda real, sigue enfrascada en una lucha cainita sempiterna, pretende recuperar un nacionalismo identitario andaluz que nunca existió más allá de una coyuntura, tan electoral como fugaz, que sus protagonistas lapidaron vergonzosamente traicionando a cuantos creyeron en eso que ahora llaman sujeto político andaluz. Esta izquierda, abandonando aquello que dicen defender, está inmersa en la carrera loca para ver quien se pone antes y mejor que nadie el traje de faralaes con más colorines y en la potenciación de lo que les diferencia unas de otra más que en aquello que les une y asemeja.

Así, el 28F no es el día de Andalucía, entendiéndolo como un día más para reafirmar la importancia política, económica y social con todas sus carencias y menesteres de la comunidad andaluza en el conjunto del Estado, sino más bien, el día de la Desazón Andaluza al comprobar que los líderes políticos y sus cómplices en la sociedad siguen dando la espalda a la realidad de un pueblo al que solo se pretende que sirva para territorio de esparcimiento y disfrute de extraños, al que solo se le permite que sigan ofreciendo servicios como única forma de desarrollo económico, como es la industria turística masiva y desregulada, tan fútil y de escaso valor añadido como pocas.

 

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