Notitia Criminis •  12/04/2010

Bono y su familia también tienen viviendas en Estepona por un valor cercano al millón de euros

Continúa el goteo de inmuebles pomposos en poder de José Bono o de sociedades controladas por éste y su familia. Ahora —según La Gaceta— aparecen dos apartamentos contiguos, adquiridos en 2006, que suman un total de 267 m2, situados en la urbanización “Las Náyades”, en Estepona y cuyo precio de venta asciende a 854.000 €.

Los apartamentos parecen tener todo cuanto el esnobismo más exquisito puede ambicionar: mármol travertino en los baños, hilo musical en las habitaciones, una piscina cubierta que, como quintaesencia de lo kitsch, emula poco menos que a la Domus Aurea de Nerón, un lago artificial como el del Pocero, etc. etc.

Parece, en definitiva, que ya se ha vuelto un hábito en Bono ir adquiriendo bienes raíces a golpes de millón, pero más habitual aún está resultando que esas adquisiciones se negocien con magnates de la construcción con los que el presidente del Congreso, y antes de Castilla-La Mancha, mantiene una amistad muy notoria: Rafael Santamaría o Aurelio González Villarejo, de momento… porque curiosamente, todavía no ha aparecido en este embrollo Domingo Díaz de Mera…

Otra vez más, resulta que el promotor del complejo residencial de Estepona es un viejo conocido: Rafael Santamaría Trigo, presidente de Reyal Urbis, el mismo que, con menos ruido que el Pocero, pero no con menos ímpetu, se lanzó a construir una ciudad de 9.500 viviendas en Valdeluz (Guadalajara) al amparo de un trazado ad hoc de la línea del AVE, coincidiendo en el tiempo con el despegue económico de la familia Bono, es decir, con el punto álgido de la burbuja inmobiliaria.

Mal asunto este, porque si hay un lugar en el que los pies de Bono deambulen sobre el filo de amenazantes navajas barberas, ese es Estepona.

El viernes 18 de mayo de 2007 —poco después de escriturar los dos apartamentos de la urbanización “Las Náyades”— Bono participó en uno de los mítines de la campaña electoral de su íntimo amigo Antonio Barrientos, entonces alcalde de esa localidad, y ahí Bono dijo de él cosas como estas:

“El bienestar de los vecinos vale más que el PSOE. Tú (por Barrientos) No has sido cónsul del Gobierno andaluz en Estepona, sino el representante del municipio en el Gobierno andaluz. Eres rebelde con causa”.

Además, Bono siguió destacando la “honradez, honestidad y los bolsillos de cristal” de Barrientos: “Antonio (dijo) es un valor seguro que honra el carnet del PSOE”; “es un buen alcalde que defiende a quienes menos tienen”.

Momentos antes, el ex alcalde de la localidad Antonio Caba había terminado su intervención diciendo que “Estepona está como nunca, porque la senda del progreso no se trunca”.

No habían transcurrido muchos meses, cuando el 18 de junio de 2008, el alabado Antonio Barrientos salía preso del ayuntamiento de Estepona, camino de los sótanos del Juzgado. Desde entonces, la metáfora que tan feliz le parecía a Bono, la de los “bolsillos de cristal”, ha caído en desuso.

Pero, atentos todos al constructor y al promotor de la urbanización “Las Náyades”. Guardan sorpresas.

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