Pinocho, el bribón
«La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo»
Friedrich Wilhelm Nietzsche
En el lejano siglo XIX, en Italia, se ha escrito aquella historia de la marioneta, cuya naríz crecía cada vez que mentía. Cuando cobraba vida, se dejaba llevar por malas compañías y los problemas crecían sin reparo.
Pero volvamos al siglo XXI, porque en España, pasaron cosas.
Entre el balcón y la investidura fallida
Así pues, ha pasado, sin pena ni gloria, la farsa montada por PP y Vox para asumirse hermanos y víctimas.
Por supuesto, Alberto NF, lo supo desde la noche del 23J, cuando desde un balcón opacado por una mujer de rojo, escuchó a varias decenas de personas, corear el apellido de quien le aplaudía y le da daba un saludo cordial.
(EFE / Javier Lizon)
Los resultados marcaron difícil un gobierno de Feijóo, no obstante y por pedido del Rey, por ser la lista más votada, el presidente del PP se lanzó a la tarea.
Es que desde las elecciones de mayo, las derechas hicieron ostentación de banderas reaccionarias, y eso asustó bastante a la ciudadanía.
Sin embargo, el candidato utilizó el tiempo y las instituciones, para posicionarse como líder de la opocisión.
Los ricos no piden permiso
¿Qué más da?, si en el largo historial del PP, hay muestras más que evidentes de que no piden permiso para nada: ni para amnistiar, ni para ir a la guerra, ni para coimear, ni para robar, ni para liberar presos, ni para espiar adversarios, ni para mentir; ellos, como escribí hace unas semanas, y como toda derecha ultra que se precie de tal, en cualquier país, consideran que todo les pertenece.
La democracia, la libertad, la Constitución, el gobierno, las elecciones, el poder judicial, los medios de comunicación, la mano de obra barata de los trabajadores, las leyes laborales, la cultura, todo, absolutamente todo, forma parte de su patrimonio.
Y cuando alguien (u otro gobierno) les disputa el terreno, entonces salen con los cañones apuntando; y cada vez con más fuerza, y cada vez con menos rigurosidad en los relatos.
De ahí que Feijóo haya realizado una campaña donde el peso de las mentiras y medias verdades, haya sido mayor que el peso de las verdades.
Una andanada de contradicciónes y cambios de timón que ha cofundido hasta a los votantes de su fuerza.
Lo mismo hizo en su supuesta sesión de investidura.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces
Lo curioso, y esto también lo he compartido hace un tiempo, es que suelen señalar en el adversario, las patologías que son propias de sus partidos.
Mentir, dividir, generar miedo, proveer a la democracia del alimento insalubre del odio.
Esto, pelirgosamente, se traslada a la calle cuando ciudadanos aislados insultan a un presidente, o agreden a un legislador, o a un periodista, o intentan, como en Argentina, asesinar a una vicepresidenta.
Fábricas de odio
Y ante estas cuestiones, no sirve luego «repudiar» con comunicados lo que ellos mismos y sus medios mercenarios generan cada día.
En muchos países, y en España no son la excepción, los grandes medios de comunicación afines, les marcan la agenda a varios políticos.
Ya se ha visto en más de una oportunidad, que ciertas instituciones son violentadas de diversas maneras; los legisladores ultras del PP gritándole «cobarde» al presidente en funciones en la sesión del martes, es un ejemplo de degradación.
No hubo sanciones.
Esto sí que es un grave síntoma de retroceso que hay que frenar antes de que sea tarde.
No la he oído a Cuca Gamarra reprobar los insultos al presidente en funciones, como sí cuestionar las formas de llamar a la policía por parte de una dipuada de ERC.
El mismo representante del partido paleolítico se dio el lujo de adjetivar ofensiva y duramente a Pedro Sánchez, pero aquí sí que no le importaron los españoles; en realidad, los únicos españoles que les importa a Feijóo y a Abascal son los que los han votado a ellos: esa gente de bien, esa gente normal que, sin embargo, y de momento, no es la mayoría.
Los patriotas de cotillón vienen a dinamitar las instituciones porque las democracias progresistas, o tibiamente progresistas, se han convertido en peligrosas para los intereses de las oligarquías del mundo.
Ya lo hemos visto en diversas épocas, y más recientemente, en los Estados Unidos, con el intento de ocupación del Capitolio por parte de fanáticos trumpistas o la avanzada en torno al Congreso en Brasil por parte de seguidores de Bolsonaro.
Lo cierto es que Alberto NF ha recorrido un corto camino, a pesar de que se ha dado el lujo de presumir ante los legisladores de principios, palabras, ética y valores.
Ha sido eficiente a la hora de dar cátedra como un «líder» con experiencia, pero no ha trasladado honestamente un programa serio de gobierno.
Ha jugado un papel espantoso y casi psicópata en sus réplicas a los legisladores: pensando que con sus señalamientos los ponía ante un espejo, en verdad, el espejo lo reflejaba a él con un discurso plagado de inquinas, sembrado de malas intenciones que, sin ningún rubor, trasladaba a los grupos; un relato que pasaba varias veces el bisturí sobre las heridas, advirtiendo a los diputados para que no sean usados por las fuerzas maléficas del sanchismo, creando divisiones estériles; en fin: una moral de zócalo no digna de alguien que aspira a ser presidente de un país como España.
El usufructo de las instituciones por parte de partidos de derecha reaccionaria y ultras es ya conocido en el mundo.
(EFE)
Lamentablemente en España, Italia o Argentina, no podemos tener partidos de derecha democráticos como sucede, por ejemplo, en Alemania.
O que, al menos, tengan la altura de comprender intelectualmente el tiempo que nos toca vivir.
Vienen por todo
De una cosa estoy seguro: irán por más. No se quedarán aquí.
No están dispuestos a aceptar el mandato de quien podría, eventualmente, formar gobierno, si los independentistas bajan las exigencias, pisan la calle y negocian con responsabilidad.
No lo aceptarán y ya amenazan con incendiarlo todo si salen adelante algunas medidas.
Hoy es Sánchez, ayer, Cristina Fernández, y antes Rafael Correa, y antes Lula, y antes Zapatero.
Culpan de todos los males a quienes pueden oponerse tibiamente a sus obscenas ambiciones de poder, avaricia e inequidad. Sus sueños de rapiña.
Son capaces de crear, porque lo hemos visto, causas judiciales falsas para deslegitimar a los gobiernos progresistas y para eso tienen amigos en sedes judiciales, y en los poderosos medios de comunicación.
También disponen de abultadas partidas presupuestarias para pagarle al ejército de zombies que tienen en las redes sociales.
Y cuando se hayan librado de Sánchez, habrá un próximo cuando intente, ligeramente, cerrarles el paso con medidas más o menos sociales.
Y tienen, además, la inteligencia de insertar en diversas capas sociales el discurso reaccionario.
Sus viejas recetas neoliberales son presentadas como algo novedoso, y en algunos casos, envueltas en patriotismo y nacionalismo porque, se sabe, la manipulación emocional está en sus usinas.
Los demócratas del mundo debemos hacer pedagogía, debemos explicar qué siginifcan y a qué vienen, más allá de nuestras diferencias.
Y las sociedades democráticas tenemos que aprender a blindarnos de semejantes oscurantistas porque están en juego, lamentablemente, muchas cosas que asumimos eternas, y no lo son.
Vienen por todo, aunque presuman de lo contrario.
Néstor Tenaglia Álvarez
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