Resumen Latinoamericano •  Internacional •  23/11/2020

Raúl Zibechi: “El progresismo es la ofensiva más fuerte contra los pueblos. Y eso representa la 4T. Una de las ofensivas más fuertes contra el EZLN”

Este 17 de noviembre se cumplieron 37 años del nacimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Como parte de las celebraciones a distancia por la pandemia de Covid-19, el Colectivo Transdisciplinario de Investigaciones Críticas (Cotric) convocó al foro de análisis y discusión La esperanza es zapatista, sobre el panorama actual del EZLN en la guerra que están efectuando por medio de paramilitares –la ORCAO y los Chinchulines, entre otros– los tres niveles de gobierno de la Cuarta Transformación. Pero también para entender su vigencia, su actualidad y su capacidad de convocar, provocar e inspirar formas de organización e imaginación colectivas a nivel nacional e internacional.

Raúl Zibechi: “El progresismo es la ofensiva más fuerte contra los pueblos. Y eso representa la 4T. Una de las ofensivas más fuertes contra el EZLN”

La construcción de alternativas que han surgido con las formas de organización y los procesos autonómicos integrales del EZLN ha resultado modélica en muchas latitudes.Carlos González, parte de la coordinación del Congreso Nacional Indígena (CNI), habló en este foro de la influencia del EZLN en los procesos organizativos de los pueblos indígenas: “Quienes recibimos la noticia del levantamiento zapatista, la recibimos de manera bastante sorpresiva el día 31 de diciembre para amanecer el 1 de enero de 1994. Habían tomado San Cristóbal, Altamirano, Ocosingo, La Trinitaria y algunos otros puntos. Declaró la guerra al gobierno mexicano”. Libertad, democracia, justicia, salud, alimentación y vivienda conformaban algunas de sus exigencias.

Tras la traición del Estado mexicano a los Acuerdos de San Andrés –varios de esos actores políticos del gobierno que los traicionaron ahora son parte de la 4T–, muchos de estos ámbitos han crecido en autonomía y se han vuelto autosuficientes en las comunidades zapatistas que hoy abarcan muchos mayores territorios ganados al Estado.“El movimiento indígena venía generando una tendencia que iba en ascenso, pero no estaba en capacidad de confrontar al Estado por la vía armada”, recordó Carlos González. “En 1992 por primera vez se da la posibilidad de conformar un movimiento indígena más organizado y con más visión; en 1994 había perspectivas de crecimiento disímiles que se reflejaron en la negociación de los Acuerdos de San Andrés.

El levantamiento zapatista fue un antes y un después, un hito en la historia de los movimientos indígenas. Puso a la vista nacional e internacional un mundo que estaba oculto, que era subterráneo: sus formas de organización y sus luchas”.La reforma al artículo 27 constitucional que permitió la privatización de los territorios de los pueblos indígenas y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio fue el contexto adverso en el que los pueblos cada vez más organizados alzaron la voz para decir “existimos, tenemos derechos y exigimos una profunda reforma del Estado para ser reconocidos en un nuevo proyecto de nación que el liberalismo vino construyendo durante 200 años”.

El levantamiento zapatista implicó una modificación profunda, creó las posibilidades que ya estaban en una perspectiva distinta: “los pueblos empezaron a juntarse distinto a la lógica de aislamiento de la Revolución mexicana; empezaron a generar organización colectiva. Lo que se aceleró con las mesas de San Andrés”. Más tarde, en 1996, esa semilla daría origen al Congreso Nacional Indígena, “el espacio de unidad más importante, independiente, que tienen los pueblos originarios en México”.Para Carlos González, gracias a ese potente brote de rebeldía y organización, “nuestras comunidades adquirieron significativa conciencia de su existencia, de sus historia, de su importancia en el conjunto del tejido de la nación. Antes de 1994 nuestros pueblos eran menospreciados.

El zapatismo hizo estallar esa inercia. Un impacto decisivo desde los lugares en los cuales luchamos. Tuvo efectos políticos directos sobre los pueblos originarios”. Pero hubo efectos significativos también en las ciudades, en la vida cultural y artística del país. En movimientos no sólo de México y no sólo indígenas, sino del mundo. Hay una influencia importante del zapatismo en sectores significativos de las izquierdas europeas y de las izquierdas más críticas. Así lo demuestra la próxima visita de bases de apoyo zapatistas a distintos puntos de las Europas de abajo en 2021 para tejer nuevas redes y reforzar los vínculos históricos.

La antropóloga Alicia Castellanos refrendó la solidaridad con las bases de apoyo zapatistas que han sido víctimas de acciones paramilitares en las últimas fechas con la complicidad de los tres niveles de gobierno.“El EZLN viene a cambiar el lenguaje de lo político y le viene a dar un contenido inédito”, dijo Castellanos. “Un lenguaje democrático, que marcaba una postura ética: marcado por la inclusión de género, de la diversidad cultural, sexual, de modos de participación en lo político y que marcó la lucha. Rompía con los discursos de partido, de una izquierda que siempre privilegió lo electoral y a distanciarse tremendamente de las organizaciones populares. Un discurso poético que atrajo muchísimo a la sociedad civil, que impactó en el ámbito universitario. Propuestas por la ética y por la estética de dimensión nacional e internacional. En la práctica se va consolidando en los procesos organizativos y autonómicos. Además de la participación de las mujeres en la acción y organización como profunda conciencia antipatriarcal”.Gilberto López y Rivas, antropólogo, recordó el reciente refuerzo de las nuevas siete autonomías zapatistas y remarcó su autosustentabilidad: abarcan y se fortalecen en ámbitos como la justicia, el gobierno, la economía, la vida cultural, y el respeto del medio ambiente. Todo esto “pese al cerco estratégico profundizado con la 4T que le ha dado todo a los militares y las guerras insurgentes a la fecha”.

Raúl Zibechi concordó con que “el gobierno de López Obrador está lanzando una guerra de desgaste contra los territorios autónomos zapatistas impulsando a grupos paramilitares”. Y dijo que “la autonomía es como la vida práctica de los pueblos, sucede en todo momento, en todos los espacios, independientemente del lugar donde estemos. La autonomía no puede ser sino colectiva. La autonomía no son instituciones. La autonomía son prácticas. Se emparienta con el autogobierno”.Carlos González concluyó que “desgraciadamente las políticas de despojo están en auge en un contexto peculiar: con un gobierno que se dice de izquierda y que señala que concluyó el ciclo neoliberal, pero que permite el conjunto de políticas extractivistas en materia de hidrocarburos, minería, agua y la construcción de una serie de megaproyectos. Por eso toda la trayectoria y la dignidad del EZLN está actualizada y más vigente que nunca”.“El progresismo es la ofensiva más fuerte contra los pueblos”, finalizó Zibechi. “Está envuelta con los códigos de los pueblos. Y eso representa la 4T. Una de las ofensivas más fuertes contra el EZLN”.


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