Divorcios amistosos, la chispa que prende la llama
Un titular pomposo y poético sirve para poner de manifiesto una realidad cada vez más frecuente, y es que los divorcios express amistosos se contagian. La revista estadounidense Social Forces asegura que la escalada de divorcios que se vive en muchos países occidentales guarda mucha relación con el atrevimiento, con repetir la jugada que ya han hecho familiares, amigos o compañeros de trabajo.

Cuando se produce el divorcio de una pareja, siempre según los datos de este estudio, sus familiares y amigos más próximos tienen un 75% más de probabilidad de divorciarse también. Este radio de influencia afecta también a los amigos de los amigos cercanos, aunque ya con menor incidencia.
A su vez, hay que señalar que el estudio contabiliza situaciones en las que no importaba el grado de cercanía geográfica. Incluso si los familiares o amigos más próximos viven muy alejados, esa chispa puede ser suficiente para interesarse por el divorcio.
No obstante, es importante señalar que el contagio solo afecta a dos grados de separación: familiares directos y amigos próximos o amigos cercanos de estos.
Un estudio poco representativo pero sí muy certero
Rose McDermott, profesora en la Universidad de Brown, es la directora del estudio. Junto a ella han colaborado otros profesores en Yale y la Universidad de California. Desde el primer momento dejaron claro que no era un trabajo representativo y trasladable a toda la sociedad, pero sí es interesante tomar como válidos los datos de los que partían.
Los investigadores tomaron como referencia unos proyectos iniciados en 1941 y que se prolongan hasta el año 2001. El estudio Framingham, muy conocido en Estados Unidos, fue el que sirvió como base para este trabajo y también se ha utilizado en otras investigaciones.
McDermott y sus colegas llegaron a varias conclusiones, siendo una de las más reseñables que los recién divorciados pierden parte de popularidad entre sus conocidos tras la ruptura matrimonial. Esto colocaría al divorcio como una solución poco deseable.
En otros casos, este alejamiento está más vinculado a que las personas que estrenan soltería tras el divorcio son considerados una especie de amenaza a la estabilidad matrimonial.
¿Es el divorcio una amenaza o una oportunidad?
Las conclusiones del estudio siguen posicionando a las rupturas matrimoniales como una acción a evitar, como algo negativo, poco deseable. Sin embargo, en muchos casos los divorciados transmiten a los familiares, amigos y personas allegadas un nuevo proyecto de vida que puede resultar muy atractivo.
Esa caza furtiva marital a la que se refieren McDermott y el resto de investigadores es en ocasiones la chispa que necesitaba otra pareja para reconsiderar su vínculo. Todo el mundo cuando se casa desea que sea para toda la vida, pero cuando la relación no avanza, incluso puede ser perjudicial para alguna de las partes, lo más recomendable es llegar a un acuerdo para poner fin al matrimonio.
En las últimas décadas se ha avanzado mucho en esta idea, hasta el punto de que el divorcio ya no es únicamente una cuestión que afecta a jóvenes o personas de mediana edad heterosexuales con un poder adquisitivo suficiente. Hoy en día las rupturas matrimoniales están al alcance de cualquier pareja, sin poner etiquetas de ningún tipo. La herramienta para alcanzarlo es el divorcio express.
¿Qué son los divorcios express?
Esta figura jurídica está regulada en el ordenamiento jurídico español desde el año 2005. Con ella se habilita la opción de que dos personas que quieran divorciarse puedan hacerlo sin la intermediación judicial. Solo basta con llegar a un acuerdo previo entre las partes.
Los divorcios express deben ir acompañados de un convenio regulador, lo que invita a acudir a abogados para agilizar todo el proceso. Las dos partes pueden estar asistidas por el mismo abogado, lo que economiza aún más el trámite.
De este modo, los requisitos para que el vínculo matrimonial finalice de este modo es alcanzar un acuerdo mutuo entre las partes, llevar al menos tres meses casados, residir en España y no tener hijos menores de edad.
El convenio regulador es el documento donde se determinan los efectos del divorcio y las obligaciones de ambos cónyuges. Si existen hijos mayores de edad o emancipados pero no independientes, han de incluirse las medidas relativas a custodia, visitas y comunicaciones.
De igual manera debe quedar claro cómo va a ser el reparto de los bienes comunes: atribución del domicilio familiar, el ajuar y el sostenimiento de las cargas. Por último, deben incluirse también pensiones compensatorias o alimenticias en caso de que las haya.
Los divorcios de este tipo se firman ante un notario, que es la figura que comprueba que hay cumplimiento de los requisitos exigidos y acuerdo entre las partes. Se trata de la fórmula más cómoda de poner fin al matrimonio, y la más deseable, tanto por cuestiones económicas y de tiempo como por el establecimiento de una relación posterior amistosa entre las partes.
