Redacción •  Negocios y Ocio •  04/08/2021

Ventajas de la expansión de la economía local

En esos momentos difíciles de salida de la crisis pandémica las empresas se plantean la necesidad de apoyar la economía local y a las pequeñas empresas. Es algo que forma parte de la cultura de empresa.

Sintetizando mucho el significado de consumidor responsable, podría definirse como aquel que es consciente de sus hábitos de consumo y que elige y demanda a los productores de bienes y servicios un mayor impacto positivo en la sociedad y el medioambiente. 

Ventajas de la expansión de la economía local

La ayuda a la economía local y a empresas pequeñas está en el pensamiento tanto de personas, como de empresas sobre todo durante la crisis del coronavirus, pues han sido los negocios más afectados. A pesar de la incertidumbre que hay sobre toda la población, parece que las campañas y las iniciativas llevadas a cabo tanto por los ayuntamientos y gobiernos, como por los propios comerciantes, y, sobre todo, la conciencia de la gravedad de la situación ha sensibilizado a la mayoría de los ciudadanos. 

La solidaridad se despierta en tiempos difíciles, no es difícil observar vecinos que ayudan a vecinos  y consumo de proximidad como actitudes espontáneas que en realidad funcionan como potenciador de la economía del país. 

Además de ayudar al pequeño comercio, que afronta su futuro con una gran incertidumbre, comprar en estos establecimientos tiene también grandes ventajas para los consumidores. Por ejemplo, se ahorra tiempo y dinero en desplazamientos. Este tipo de comercio se suele abastecer de productos locales y de proximidad, lo que significa que a parte de ayudar a otras empresas que producen en la zona es más fácil conocer su procedencia. Así pues, el dinero que se invierte en las tiendas locales contribuye a la prosperidad económica de nuestro entorno más próximo y, por lo tanto, también a la individual.

Se genera empleo. El 99% del tejido empresarial español está constituido por pequeñas y medianas empresas, que crean el 66% de los puestos de trabajo. Y, sin embargo, son las que más sufren la crisis, ya que no pueden competir en igualdad de condiciones con las grandes superficies. Por lo tanto, es importante pensar en qué pasaría si el pequeño y mediano comercio dejara de existir; a cuánta gente dejaría sin trabajo y, en consecuencia, cuánta gente dejaría de invertir y mover la economía del país.

Hay mucho de mitología en la idea de que los comercios de barrio son más caros. A pesar de que las grandes superficies suelen hacer promociones y tener varios productos en oferta, los compensan subiendo el precio de otros, que se acaban comprando por inercia más que por necesidad. Hay un mundo muy complejo detrás de estas estrategias de mercado, que tienen en cuenta no solo la ubicación de los productos, sino hasta la música, la temperatura y los colores de cada sección que conforman este tipo de establecimientos.

Los comercios locales están especializados en lo que venden, así que pueden aconsejar mejor a la hora de adquirir unos productos u otros. Muchos de ellos, de hecho, llevan toda su vida dedicados a ofrecer el mismo servicio. 

Consumir productos locales ayuda a la economía de la zona: un euro gastado en productos cercanos genera el doble para la economía local. Además, si los productores cercanos obtienen réditos de su trabajo continuarán generando riqueza y puestos de empleo en su comunidad.

El mercado también se ve beneficiado porque se crea hueco para competidores más pequeños, lo que deriva en una mayor oferta y una eventual bajada de precios y mayor accesibilidad para los usuarios y consumidores.

Aunque la responsabilidad de lograr un mundo más sostenible no recae únicamente en los consumidores, su papel y su posibilidad de favorecer modelos productivos justos y responsables puede suponer una gran diferencia a favor del desarrollo sostenible global.