Mikel Olalde Arce / Sare Antifaxista •  Memoria Histórica •  09/05/2018

Por que tenemos memoria… 9 de mayo

El 9 de mayo se celebra la derrota del fascismo a manos de las tropas del Ejército rojo de la Unión Soviética, la cual se basó mayoritariamente a pesar de los historiadores occidentales y sus historias, en el poderío del Ejercito Rojo, el sacrificio de los pueblos del Este de Europa y el apoyo de miles de combatientes de todos los aquellos paÍses ocupados, simbolizada dicha derrota en la caída de Berlín y la destrucción del reino de terror del gobierno nazi que duraba desde 1932.

Por que tenemos memoria… 9 de mayo

Con ese recuerdo y festejo de la destrucción del nazismo, es obligatorio recordar y rendir tributo a todas aquellas personas que salieron huyendo desde nuestra pequeña Euskal Herria, con el fin de evitar ser asesinadas por las tropas franquistas, y se implicaron en la lucha contra el nazi-fascismo. No se quedaron en el lamento de una guerra perdida, como fue la que libraron desde 1936 hasta 1937, en su desigual lucha contra otra nueva invasión española de la parte Sur de Euskal Herria, sino que por el contrario se implicaron en los diferentes ejércitos aliados que lucharon contra la Alemania nazi.
De esos vascos, unos doscientos lucharon bajo bandera estadounidense, más de doscientos vascos del Sur de Euskal Herria en el Ejército francés y un número elevado de gudaris se integraron en lo que fue conocido como «Regimiento Inmortal», encuadrado en el Ejército Rojo.

Desde las cenizas de Markina, Durango o Gernika, provocadas todas ellas por las bombas alemanas e italianas, y dirigidas por la España franquista, todas aquellas personas se negaron a ser derrotadas por el fascismo y continuaron luchando, muchAs de ellas en la creencia de que dicha lucha llevaría a la derrota de Franco y la eliminación de su criminal régimen. Se equivocaron, demostrándose vana su esperanza al constatar que tras años de lucha, se veían traicionadas por todas esas democracias occidentales, que consideraron que la libertad de los pueblos valía menos que la lucha contra el comunismo. Franco era un asesino, pero era el asesino de las democracias occidentales y, por lo tanto, le dejaron morir plácidamente en su cama, a pesar de sus crímenes.

Entre esos nombres encontramos los de Luis Artizu, de Donostia; o el de Julián de la Fuente o Pedro López, naturales ambos de Bilbo. Todos ellos, hasta el número de 39, eran jóvenes que, expulsados de su tierra por el fascismo español, se dirigieron a la Unión Soviética para continuar la lucha, perdiendo sus vidas en los combates contra las tropas del Eje, la mayoría de ellos en la defensa de la ciudad mártir soviética y cuna de la Revolución de 1917, Lenigrando, entre los años 1941 y 1942 y que fueron nombrados Héroes de la Unión Soviética a título póstumo. Todos ellos olvidados de forma voluntaria por una sociedad a la que no le interesa recordar, perdiéndose cientos de nombres de gudaris antifascistas en las tinieblas del pasado de la historia de nuestro pueblo, dando la impresió n a veces de que se sienta vergüenza de haberse puesto en pie contra la España franquista.
Hombres y mujeres que tuvieron que abandonar sus hogares como consecuencia de una guerra creada por los poderes fácticos españoles: perseguidos hasta el asesinato por un ejército fascistizado en muchas de sus capas, demonizados por una clase política que se subió al carro del bando ganador, y satanizados y avergonzados por una Iglesia católica que concedió al golpe de Estado el título de cruzada y que bendijo las sacas y los asesinatos realizados contra rojos y separatistas. Esa es la mejor prueba de la moral que tenían todos ellos en aquellos días y que vemos que no ha cambiado demasiado en todos estos años transcurridos, gritándonos las víctimas desde las cunetas de toda la geografía del Estado español sus ansias de justicia.

Hoy día los nombre de todas aquellas personas que apostaron todo lo que tenían por derrotar  al poder y en defensa de sus naciones se pierden en la historia. A España y a la mayor parte de los españoles está claro que no les interesa. Pero da la impresión que, a nivel de Euskal Herria, cada vez interesa a menos personas el recordar todos aquellos oscuros días. En unos días en que se confunde convivencia con sumisión, el recuerdo y la reivindicación de su lucha es una obligación y nos debe seguir dando fuerzas para poder continuar en nuestra lucha contra todas las clases de fascismo, contra el antisemitismo y la hislamofia, contra todas las muestras de racismo e intolerancia, en la defensa de todas las personas porque todos somos iguales y no hay nadie ni superior ni inferior a otra persona por el color de piel, la condición sexual o su creencia religiosa. Esa fue la lucha de nuestros abuelos y abuelas y por lo tanto debe ser la nuestra.

Izan ginelako gara, eta garelako izango gara.

Fuente: http://sareantifaxista.blogspot.com.es/2018/05/por-que-tenemos-memoria-9-de-mayo.html


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