Venezuela: La derecha en la calle termina en violencia
Nuevamente están encendidas las hogueras del odio de la extrema derecha venezolana: la derecha ha hecho un nuevo llamado a la protesta, bajo el nombre de "Toma de Caracas"
Una guerra no convencional en el campo económico y pretensiones de carácter golpista son las principales armas de guerra que se han generado desde la derecha nacional e internacional contra el pueblo venezolano, esto se ha demostrado cada vez que salen a las calles en las supuestas manifestaciones «pacíficas» que tienen como protagonistas a los mismos de siempre: la oposición.
Generar violencia en el país con hechos ampliamente conocidos como los de abril de 2002, que produjeron un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, la operación La Salida que causó 43 muertos y más de 800 heridos son escenarios que pudieran repetirse con la «Toma de Caracas», con la cual pretenden marchar el próximo 1° de septiembre.
Buscar muertos es una premisa que ha quedado en la historia de la derecha toda vez que llaman a movilizaciones, esto previamente ha sido confesado por quienes promueven las marchas, pero que curiosamente desaparecen de la escena cuando esta se torna violenta.
Nuevamente están encendidas las hogueras del odio en la cúpula de la extrema derecha venezolana. Los violentos se preparan para un nuevo ataque que perturbe la paz nacional y que desemboque en un hipotético derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Los venezolanos aún recuerdan con crudeza la violencia generada con la «Descarga de Arrechera» llamada por el actual gobernador del estado Miranda Henrique Capriles, en 2013, y la salida violenta convocada por el ultraderechista Leopoldo López en 2014.
Decenas de muertos, cientos de heridos, destrucción y caos dejaron a su paso estos agentes con sus manifestaciones «pacíficas».
En este 2016, la derecha ha hecho un nuevo llamado a la protesta, bajo el nombre de «Toma de Caracas».
Presentada esta como si fuera una ofensiva paramilitar, amenazan con «trancar» la capital y las principales ciudades del país.
La convocatoria, por no ser clara, no cuenta con el permiso desde la Alcaldía de Caracas que se otorga a las organizaciones con fines políticos para expresarse.
Golpe de Estado mediático 2002
Aupado por los medios de comunicación de la derecha, todavía están tibios los mensajes amenazantes previos al 11 de abril de 2002.
El llamado de «todos a Pdvsa-Chuao», cambió horas más tarde alimentado por el odio de los dirigentes golpistas a «todos a Miraflores», todo bajo el mensaje de «una marcha pacífica»
Ese 11 de abril de 2002, la carne de cañón fue el pueblo llano. El resultado: un golpe de Estado por 47 horas contra el Comandante Chávez.
Ese día marcharon unos 300 mil opositores y los líderes golpistas, a sabiendas de la gran concentración de los chavistas cerca del Palacio Presidencial, instigaron y arrastraron a las masas, gritando consignas de odio, y cubiertos interesadamente por los medios.
Todo estaba fría y milimétricamente planificado: francotiradores apostados por los golpistas en edificios cercanos (Hotel Ausonia y Edén), dispararon contra los dos bandos, mientras los medios registraban los asesinatos y culpaban al Gobierno.
La Guardia Presidencial detuvo a tres francotiradores, dos de ellos de la Policía de Chacao y otro de la Policía Metropolitana (PM).
Paralelamente las imágenes sesgadas se transmitían en los medios de comunicación televisivos venezolanos, mientras que los extranjeros sacaban partido para difundirlos como si se tratara de una agresión del gobierno al pueblo. El formato fue cartelizado como en los mejores laboratorios de guerra.
A conveniencia de los medios comerciales se mostraban imágenes de la militancia chavista que desde el puente Llaguno repelía el ataque armado de la Policía Metropolitana, también al servicio del golpe.
Mientras tanto las pantallas se dividían en dos, toda vez que en transmisión de cadena nacional el presidente Chávez llamaba a la paz y la calma para evitar derramamientos de sangre.
Descargar «la arrechera»
Las movilizaciones de la derecha se han caracterizado, en los últimos años, por la violencia y el daño al patrimonio público, entre ellas el llamado violento realizado en abril de 2013 por Henrique Capriles, quien resultó derrotado en la contienda presidencial de entonces y que produjo un saldo de 11 muertos y varios heridos.
Capriles no reconoció su derrota, por lo que convocó a sus seguidores opositores a descargar su «arrechera» en las calles del país con protestas violentas.
La Salida
La derecha desarrolló en 2014 el plan golpista La Salida impulsado por Leopoldo López y María Corina Machado. Este hecho originó 43 muertos y más de 800 personas lesionadas, entre ellos Elvis Durán, motorizado que perdió la vida degollado por una guaya colocada por simpatizantes del partido de extrema derecha Voluntad Popular.
El llamado consistía en que, a partir del 23 de enero de ese año, el sector opositor radical se lanzara a las calles de toda Venezuela para rechazar el mandato y las políticas del presidente Maduro.
Desde ese momento, y hasta el mes de junio de 2014, se desencadenó en el país una gran cantidad de «manifestaciones» que no eran más que acciones vandálicas.
Entre ellas se contaron el cierre arbitrario de calles, quema de diferentes objetos (basura, carros, edificios, etc.), agresiones con artículos contundentes a los transeúntes y funcionarios policiales, alambrados dispuestos a la altura del cuello de los motorizados, disparos, ataques a sedes gubernamentales, destrucción de comercios y establecimientos privados, lanzamientos de gases tóxicos, entre otros actos calificados como terroristas.
Los falsos atentados a la MUD
La estrategia opositora de «calentar las calles» no es nueva, estas acciones las han demostrado durante los últimos años donde crean supuestos escenarios en los que son víctimas de atentados o agresiones, de las cuales no hay ninguna prueba real.
La acumulación de estas acusaciones contra el PSUV, la representación de «colectivos violentos» y la búsqueda de aprobación internacional, pretenden responsabilizar al Gobierno y a su militancia.
Durante las elecciones primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), María Corina Machado organizó un autoatentado en la parroquia 23 de Enero de Caracas.
La verdad se descubrió por una llamada filtrada en la que advertía a su madre que iba a salir la noticia de que su comando de campaña fue atacado, pero que estuviera tranquila porque no había pasado nada y era parte del guión. «¿Pero cómo pueden inventar eso? –le preguntó en ese momento la madre a Machado.
También, en el 2015, la MUD creó un escenario de violencia política necesario para forzar el calentamiento de las calles antes de las elecciones parlamentarias que se realizaron el 6 de diciembre.
Por ejemplo, el 8 de noviembre Capriles dijo que tras un recorrido en Yare iba a ser víctima de un tiroteo presuntamente por «chavistas», pero no hubo evidencias ni heridos.
Más tarde, el día 18, Lilian Tintori, esposa del opositor Leopoldo López, denunció que «colectivos violentos» impidieron su entrada al estado Cojedes, señalando que fue atacada por individuos con franelas rojas que decían «vota por Cilia Flores». Tampoco hay evidencias.
El 22 de noviembre, Miguel Pizarro denunció «amendrentamiento» en Petare por personas del PSUV vestidas con ropa y simbología del partido, de nuevo esto sin prueba. de estos hechos.
El día 23 de noviembre, Henry Ramos Allup, secretario general del partido Acción Democrática, denunció que el candidato Richard Blanco también fue atacado en la parroquia Caricuao y la candidata Marialbert Barrios denunció el «secuestro» de tres de sus activistas en Catia (Caracas). No hay evidencias ni heridos.
Evidentemente, la acumulación de estas acusaciones son pretensiones desestabilizadoras de la derecha que busca responsabilizar al Gobierno y crear un clima de violencia en la población venezolana.Para ellos la «Toma de Caracas»,es una nueva oportunidad de una intervención de fuerzas extranjeras en el país que derroquen al gobierno del presidente Maduro.
Fuente: Ciudad CCS
Texto completo en: http://www.lahaine.org/venezuela-la-derecha-en-la