Elif Kaya: La libertad de las mujeres es la base de la transformación social
Elif Kaya afirmó que el énfasis de Abdullah Öcalan en la mujer comunal revela que la libertad de las mujeres puede transformar todas las formas de explotación social y ecológica.

La miembro de la Academia de Jineología, Elif Kaya, evaluó el énfasis de Abdullah Öcalan en la mujer comunal en términos de libertad y transformación social, señalando que desde la década de 1990 – e incluso antes- Öcalan reveló un nivel significativo de liberación dentro de las mujeres kurdas al fundamentar su análisis en la crítica de la esclavitud femenina. En el mensaje que envió a las mujeres el 8 de marzo, dijo que se había creado una cultura de la mujer libre y que las mujeres se habían acercado a esta cultura, pero añadió: «aún estáis gestionándoos con solo el diez por ciento de la cultura de la libertad».
A continuación, la tercera y última parte de la entrevista de Elif Kaya con ANF.
La primera parte puede leerse aquí y la segunda aquí.
Cuando consideramos la afirmación de Abdullah Öcalan de que «se ha creado una cultura de la mujer libre» pero que solo el diez por ciento ha sido puesto en práctica, ¿qué tipo de postura, conciencia y práctica de vida definirían a una mujer que ha alcanzado el cien por cien de la cultura de la libertad?
La libertad es la idea y la acción de convertirnos en nosotras mismas, de buscar y descubrir quiénes somos. Avanzar en libertad solo es posible respondiendo quiénes somos y quiénes no somos. En otras palabras, sin desarrollar el conocimiento de quiénes somos, no podemos dar pasos hacia la libertad. Como mencioné antes, no es fácil para personas que han estado tan alejadas de ser sí mismas, que han sido alienadas de su propia existencia, que viven bajo la amenaza constante de la violación, convertirse en libres. Porque ni siquiera pueden imaginar la existencia de otro mundo, mucho menos pensar en él. Consideran que el mundo está limitado a lo que han experimentado. Por ejemplo, la frase que escuchamos de muchas mujeres: «Es tu marido; te quiere y te pega», expresa esta misma realidad. Refleja una mentalidad distante de la comprensión de que la violencia no puede coexistir con el amor, que donde existe violencia, la vida está siendo destruida. Surge una mentalidad que normaliza una relación anormal, haciéndola parecer aceptable. En cierto sentido, podemos llamar a esto una forma de esclavitud interiorizada o aceptada.
«La búsqueda de la libertad comienza con la voluntad de escribir el propio destino»
Es por esta razón que comenzar, primero en la mente, la búsqueda de quiénes somos y quiénes no somos es esencial. La búsqueda de la libertad, en cierto sentido, comienza con la voluntad de escribir el propio destino. Hace años, Abdullah Öcalan describió este proceso como la «arqueología de las mujeres». Así como las excavaciones arqueológicas descubren rastros de vidas pasadas mediante un trabajo minucioso, él propuso la arqueología de las mujeres como un método para que las mujeres se conozcan a sí mismas y respondan a la pregunta de quiénes son. Porque el conocimiento de la propia existencia y la capacidad de definir esa existencia es la condición fundamental para comenzar la lucha por la libertad. Por esta razón, la Jineología ha emprendido, desde hace tiempo, una búsqueda de conocimiento que defina la existencia de las mujeres, casi como cavar un pozo con una aguja. Está tratando de encontrar respuestas ontológicas y epistemológicas a la pregunta de quiénes somos.
En realidad, a lo largo de la historia, las mujeres siempre han tenido su propia búsqueda y su propia resistencia. Esta búsqueda nunca ha llegado a su fin. Las buscadoras de libertad de hoy continúan su lucha con esta tradición de resistencia. Especialmente en los dos últimos siglos, el ascenso global del movimiento feminista ha creado una importante cultura de rechazo y autodefinición dentro de esta tradición. Sin embargo, hay que decir que el esfuerzo del movimiento feminista por construir una vida libre no ha sido tan fuerte como sus actos de rechazo. Debido a esto, ha permanecido unilateral y débil en términos de generar un cambio y una transformación social que abarquen a toda la sociedad.
No obstante, como expresa Öcalan, la rebelión de la mujer, la «primera y última colonia», tiene una cualidad que obliga a cuestionar todas las formas de colonización. Porque todas las formas de esclavitud se construyeron sobre la esclavitud de las mujeres. Terminar con la esclavitud de quien está en el nivel más bajo transforma todas las relaciones basadas en la esclavitud. Por esta razón, la lucha por la libertad de las mujeres no se limita a la liberación de las mujeres. Debe ser una lucha destinada a eliminar el colonialismo impuesto a toda la sociedad e incluso a la propia naturaleza.
«La cultura de la libertad fue creada por las Zîlan que transformaron cada rastro de desesperación en resistencia»
A lo largo de la lucha por la libertad de medio siglo de Abdullah Öcalan, la libertad de las mujeres siempre ha ocupado un lugar central. Su determinación de que la sociedad no puede ser liberada a menos que las mujeres lo sean es crucial en este sentido. Al someter a las mujeres a análisis históricos y sociales y al librar una lucha integral que condujo a la ideología de la liberación de las mujeres, se hicieron esfuerzos para crear las condiciones para la libertad. Las mujeres kurdas, a través de medio siglo de lucha, esfuerzo y sacrificio, crearon la cultura de la mujer libre. Desde Sakine Cansız hasta las Bêrîtan que se arrojaron por los acantilados antes que rendirse, desde las Bêrîvan que movilizaron a todo un pueblo en levantamiento (serhildan), hasta las Zîlan que rechazaron la impotencia y transformaron cada partícula de existencia en remedio, esta cultura de la libertad fue construida mediante el esfuerzo de miles de mujeres. A través de esta lucha, las mujeres destruyeron los muros de miedo y desesperación trazados a su alrededor y crearon los medios y las posibilidades de ser libres. Hoy, el Movimiento de Mujeres Libres de Kurdistán ocupa un lugar que inspira a mujeres de todo el mundo y a todos los oprimidos. Porque la lucha de las mujeres kurdas ha mostrado cómo incluso quienes son consideradas las más impotentes pueden provocar un cambio y una transformación profundos mediante la conciencia de libertad.
«La lucha del movimiento de mujeres kurdas también abarcó la transformación social»
Una de las distinciones significativas que surgió de la experiencia del Movimiento de Mujeres Libres de Kurdistán es que desarrolló una lucha que también abarcó el cambio y la transformación social. En otras palabras, avanzaron su lucha con una perspectiva que abordaba la vida en su totalidad. En este contexto, el Movimiento de Mujeres Libres de Kurdistán llevó a cabo tanto trabajo conceptual y teórico como trabajo institucional y organizativo de manera simultánea. El sistema de copresidencias, que hoy se implementa en todos los ámbitos, es, en realidad, una rebelión contra miles de años de relaciones desiguales y un intento de reconstruir la vida sobre la base de la libertad.
Pero si preguntamos hasta qué punto se entiende su importancia y cuán exitosamente se aplica, no podemos decir que se implemente de manera fuerte. La afirmación de Abdullah Öcalan, «os conformáis con solo el diez por ciento de la cultura de la libertad», expresa esta realidad. En otras palabras, se han creado posibilidades y oportunidades muy importantes para la libertad, pero aún estamos lejos de utilizarlas en su totalidad. Solo usamos una pequeña parte; no aspiramos a su totalidad.
Las mujeres kurdas han alcanzado un nivel de organización mayor que nunca en la historia, poseen la capacidad de autodefinición, se han institucionalizado en todos los campos y son capaces de transformar el sistema. Sin embargo, todavía estamos lejos de poner en práctica este potencial con valentía. Tal vez los miedos, los viejos hábitos y la falta de voluntad para asumir riesgos aparezcan como obstáculos que impiden resultados más efectivos.
La posibilidad de alcanzar la libertad plena de las mujeres es posible únicamente dentro de una socialidad comunal y libre donde no existan la explotación, la dominación ni la jerarquía. Para ello, es necesaria una mayor organización y una intensificación de la lucha.
Cuando Abdullah Öcalan dice: «para ganar la historia es necesario revelar a la mujer comunal», y dice: «no puede haber socialismo, no se puede ser socialista sin la libertad de las mujeres», muestra que la libertad de las mujeres es la base de todas las libertades. Entonces, ¿cómo pueden explicarse la conciencia, el estilo de vida y el sistema de relaciones sociales que definen a la mujer comunal?
Abdullah Öcalan dice: «lo social es histórico». Por esta razón, enfatiza la importancia de conocer la historia para comprender el presente. Por supuesto, conocer el estado inicial y original no es suficiente por sí solo. Pero para comprender los problemas actuales, producir soluciones y garantizar que las relaciones se construyan sobre la base de la libertad, es importante conocer la historia de su desarrollo. Esto también expresa un esfuerzo revolucionario.
He tratado de explicar a través de qué relaciones se desarrolló la explotación históricamente. Abdullah Öcalan dice: «para ganar la historia, uno debe revelar a la mujer comunal», porque el lugar donde se perdió la historia es la disolución de la comunalidad que se desarrolló alrededor de la mujer. Por esta razón, él subraya la importancia de comenzar por la mujer.
«La socialidad formada alrededor de las mujeres fue destruida por la intervención del asesino patriarcal»
La liberación de las mujeres significa la eliminación de la dominación y la explotación sobre ellas. Esto, a su vez, significa la liberación de todas las relaciones sociales junto con ello.
El socialismo, como concepto, puede haber sido definido en los últimos siglos, pero su esencia y espíritu yacen en la primera forma de socialidad que se desarrolló alrededor de las mujeres. Este equilibrio fue destruido por la intervención del asesino patriarcal. La cultura del asesino patriarcal, la estructura masculina del poder, se extendió en la civilización y el capitalismo, mientras que la socialidad comunal formada alrededor de las mujeres se debilitó y sobrevivió solo como fragmentos hasta el presente. Para volver a una sociedad comunal, la primera condición absoluta es la libertad de las mujeres y la reconstrucción de su socialidad. Al mismo tiempo, esto solo es posible si los hombres se limpian del poder excesivo y desarrollan una relación respetuosa, igualitaria y libre con las mujeres.
¿Cómo se convierte una en mujer comunal? En realidad, una mujer puede revelar su socialidad en la medida en que responde correctamente a la pregunta de quién es. La mujer es la creadora de la comunalidad y la que forma sus valores. Si las mujeres pueden superar la cultura de dominación sexual, coerción, violencia y confinamiento que se les impone, entonces puede surgir la posibilidad de revelar a la mujer comunal.
Hoy existe, dentro de la lucha por la libertad kurda de medio siglo, una importante experiencia comunal que se ha desarrollado. Durante años, se formaron comunas en las montañas, en las prisiones, en los pueblos y en las ciudades, y la lucha se libró a través de ellas. Sin el espíritu de comuna, ¿podrían personas que vienen de diferentes ciudades y regiones estar hombro con hombro y luchar juntas? ¿Podrían arriesgar sus propias vidas para no dejar atrás el cuerpo de una camarada? ¿Podrían convertirse en Zîlan, Zinarîn o Asya? No podrían. En otras palabras, lo que existe aquí es un espíritu de comunalidad muy puro e intenso, una tradición. Y es a través de esta tradición que las mujeres continúan su lucha hoy.
La comunalidad significa convertirse en una sola y entera abrazando las diferencias. Las organizaciones únicas y autónomas que las mujeres construyen en cada campo son expresiones de las comunas que han surgido. Pensando juntas, actuando juntas y organizándose juntas, las mujeres están construyendo la comuna y, sobre esta base, lideran la transformación social. Bajo condiciones intensas de guerra, establecen sus propios pueblos, parques, cooperativas y academias. En cierto sentido, crean a la mujer comunal actuando colectivamente. Pero debemos trabajar más, desarrollar más y ampliar la lucha. Porque el sistema al que nos enfrentamos lucha con miles de años de tradición, institucionalización, mentalidad, valores y poder detrás de él. Por esta razón, debemos continuar la lucha con mayor solidaridad, una organización más profunda y una comprensión más profunda de nuestro propio conocimiento.
