PL •  Internacional •  05/03/2019

La crisis que amenaza al mito Trudeau en Canadá

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, recibió elogios desde que asumió el poder en 2015 por su avanzada visión política, una gestión hoy amenazada por una compleja crisis a ocho meses de las elecciones.

La crisis que amenaza al mito Trudeau en Canadá

Según analistas, en poco más de tres años sorprendió al mundo al mostrarse como enérgico defensor de las mujeres, de la multiculturalidad, un azote del racismo y de los que no ven el cambio climático.

Además, ha sabido pedir perdón a los indígenas de su país y muestra un apego genuino a las masas, sostienen los observadores.

Por ello el detonante del terremoto que ahora vive la política canadiense fue algo para muchos inesperado: el supuesto de que el gobierno de Trudeau presionó a la justicia para cerrar las investigaciones en torno a una empresa amiga con negocios poco claros.

El primer ministro lo niega. Hay dos investigaciones abiertas, una judicial y otra política, que deben aclarar si dice la verdad.

La exministra de Justicia y exfiscal general de Canadá, Jody Wilson-Raybould, acusó al premier y a su entorno de haberla presionado de manera ‘consistente y sostenida’ para evitar el procesamiento de la empresa SNC-Lavalin, líder en ingeniería y construcción.

Fue en febrero cuando el diario The Globe and Mail publicó que la ya excompañera de gabinete de Trudeu había denunciado presiones ‘inapropiadas’ durante meses para que no procesara a esta firma, acusada, entre otros hechos, de soborno.

La entidad tuvo notificación del proceso abierto en su contra en septiembre de 2018 y más o menos de inmediato empezaron estas supuestas presiones, por las que se pedía que se llegase a un acuerdo extrajudicial que impidiera un proceso en toda regla.

Como Wilson-Raybould se negó, el caso está pendiente de fallo, tras un recurso presentado por SNC-Lavalin.

‘Experimenté un esfuerzo consistente y sostenido por parte de muchas personas del Gobierno para conseguir que interfiriese políticamente en el ejercicio de la fiscalía en mi papel como fiscal general de Canadá en un esfuerzo inapropiado para asegurar un acuerdo de enjuiciamiento diferido para SNC-Lavalin’, dijo la exministra.

Trudeu niega la acusación tal y como está formulada pero, a la vez, matiza.

‘Los miembros de mi personal y yo hemos actuado siempre de forma apropiada y profesional. Estoy totalmente en desacuerdo con la caracterización que la exministra de Justicia ofreció en su testimonio’, afirmó.

El argumento principal contra la acusación es que si trató de evitar el juicio contra SNC-Lavalin -cosa que no acaba de negar-, es porque tiene casi 50 mil trabajadores en todo el mundo, de los que tres mil 400 trabajan en Quebec, y hay que proteger los empleos nacionales.

‘Siempre hemos defendido y protegido empleos en Canadá. Pero siempre lo haremos respetando las normas’, indicó el gobernante.

Una condena a SNC-Lavalin supondría que durante una década no podría optar a contratos federales públicos.

En cambio, con un pacto previo, la compañía podría pagar una multa y evitaría el proceso penal por corrupción y los vetos de contratación posteriores.

Es lo que apuntó Wilson-Raybould: que quienes acudieron a ella buscando frenar el proceso le dieron argumentos ‘económicos y electorales’, porque los comicios son ya, en octubre.

Y Quebec, donde está el corazón local de la empresa, es clave para inclinar la balanza final.

Trudeau llevaba meses perdiendo fuelle, pero aún se le veía vencedor en las próximas elecciones de otoño.

No obstante, los sondeos más recientes dicen que la formación del primer ministro, el Partido Liberal, está empatado con el conservador que lidera Andrew Scheer, e incluso ligeramente por detrás.

Si ganó las elecciones del 2015 con el 39,5 por ciento de votos y controla 180 de los 338 diputados de la Cámara de los Comunes, ahora las encuestas le dan un 34 por ciento de apoyos, un cuatro por ciento menos que en diciembre pasado.

Los conservadores, la mayor fuerza opositora, lideran en la carrera electoral con el 35,8 por ciento de los votos.

Cualquier división en el Partido Liberal será fatal de cara a los comicios que vienen, sostiene Nik Nanos, encuestador canadiense de Nanos Research Group.

‘No recuerdo que algún líder de partido ganara una elección con su caucus dividido. Si el caucus ni siquiera puede ponerse de acuerdo, ¿cómo podrán gobernar?’, afirmó el analista.

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