Guardia Costera de EE.UU. demuestra eficacia de un modelo antinarcótico legal frente a ataques de Trump
Las operaciones planificadas de la Guardia Costera contrastan con el modelo de fuerza letal y opacidad aplicado en el Caribe por orden directa de Donald Trump.

Mientras las declaraciones del presidente Donald Trump promueven una estrategia de fuerza letal contra el narcotráfico fuera de su territorio —en el cual las drogas son una emergencia nacional no declarada, pues entre 2002 y 2022, la tasa combinada de muertes por alcohol, drogas y suicidio aumentó en un 142%—, la Guardia Costera de los Estados Unidos está ejecutando en el Pacífico un modelo operativo diametralmente opuesto, cuyos resultados verificables —más de 45 toneladas de cocaína incautadas y 86 detenidos sin un solo muerto— evidencian la ilegalidad e ineficacia de los ataques ordenados por el mandatario en el Caribe.
Así lo confirman los datos analizados por la plataforma de periodismo de datos La Tabla, publicados en el boletín del 14 de octubre de la entidad nortemaericana. En este indican que bajo la Operation Pacific Viper, la Guardia Costera realizó 34 interdicciones desde agosto, que resultaron en la incautación de más de 100,000 libras (superior a 45 toneladas) de cocaína y la aprehensión de 86 presuntos narcotraficantes.
Este éxito operacional se logró sin reportar bajas humanas, demostrando la viabilidad de un enfoque basado en la inteligencia y la cooperación internacional.
Dos modelos operativos opuestos: uno destructivo e ilegal; otro eficaz y necesario
La comparación entre los dos frentes de acción es reveladora. En el Pacífico, se ha aplicado un modelo técnico y cooperativo, caracterizado por operativos planificados con apoyo internacional, el uso de fuerzas no letales, una rigurosa documentación fotográfica y la valoración precisa de cada alijo incautado. Este método ha rendido frutos medibles: decenas de toneladas de cocaína fuera de circulación, detenciones con futuro procesamiento judicial y, crucialmente, cero víctimas mortales.
Por contraste, las operaciones en el Caribe responden a un modelo de fuerza y opacidad. En esta zona se han registrado la destrucción de al menos siete embarcaciones y la muerte de más de 30 personas por orden directa de la Administración Trump. Sin embargo, estas acciones, comunicadas sin evidencia verificable y con videos no autenticados, no han resultado en la incautación de un solo kilo de droga ni en el procesamiento de detenidos en relación con esos episodios.

La disparidad de resultados no es solo numérica, sino de legitimidad. Las acciones verificables de la Guardia Costera en el Pacífico facilitan la cooperación internacional y generan reconocimiento. Por el contrario, las acciones opacas en el Caribe, desvinculadas de los protocolos tradicionales, alimentan sospechas y provocan fuertes reacciones diplomáticas en la región.
Esta comparación nítida deja en evidencia que la verdadera lucha contra el narcotráfico no se gana con la destrucción y la fuerza letal, sino con operativos planificados, apoyo internacional y métodos que priorizan la evidencia y el respeto a los procedimientos legales.
En este contexto, denuncias de numerosas organizaciones sociales y de varios senadores estadounidenses se posicionan en contra de estos ataques autoritarios que no han sido autorizados por el Congreso de los Estados Unidos, así como tampoco responden a una urgencia probada: las principales rutas de la droga que llega a EE.UU. no están en el Mar Caribe, sino en el Océano Pacífico, donde se han llevado a cabo las operaciones de la Guardia Costera analizadas por La Tabla.