Brasil: Temer prepara el clima antirepresivo y de injerencia militar para fortalecer el aterrizaje de Bolsonaro
La profundización de la intervención militar estaba en el horizonte desde el inicio del gobierno Temer. Mostramos en la ocasión que en la amplia imposibilidad de cualquier tipo de legitimación, Temer apelaría a una llamada cada vez mayor al poder militar. La propia indicación del general Sérgio Etchegoyen para la Oficina de Seguridad Institucional (GSI) era una indicación.
Posteriormente, el entonces Ministro de Justicia, Alexandre Moraes, intentó crear un hecho con la historia de los terroristas de Internet – una banda de alucinados, sin ninguna vinculación con organizaciones internacionales, envueltas en las libaciones de Internet.
No lo cogió.
Luego, vino la intervención militar en Río de Janeiro, en la que Temer dribleó la Constitución a través de un artificio: era una intervención no militar pero con la jefatura de la intervención conferida a un militar. Todo ello confiando en la dudidad de la Procuraduría General de la República y del propio Supremo Tribunal Federal en enfrentar el albedrío que se instalaba.
Por detrás de esos movimientos, la figura dudosa del Ministro de Justicia Torquato Jardim. Se le correspondió la excepcional clase particular al nuevo presidente del STF, Dias Toffoli, explicando que el golpe de 1964 fue fruto de la incapacidad de la sociedad civil. Olvidó 1968, el AI5, Costa e Silva, la Junta Militar, los años de plomo de la represión.
Ayer repitió la historia de que el terrorismo internacional está implantado en el país, a partir de un episodio aislado. Era sólo la contraseña para el Decreto nº 9.527, de 15 de octubre de 2018, publicado hoy en el Diario Oficial.
El decreto crea “la Fuerza de Tarea de Inteligencia para el enfrentamiento al crimen organizado en Brasil”.
Su papel será “analizar y compartir datos y de producir informes de inteligencia con vistas a subsidiar la elaboración de políticas públicas y la acción gubernamental en el enfrentamiento a organizaciones criminales que afrontan el Estado brasileño y sus instituciones”.
Todo esto a menos de diez días de las elecciones. En el caso de la seguridad nacional, la Fuerza constituirá el GSI, la ABIN (Agencia Brasileña de Inteligencia), los servicios de inteligencia de la Marina, del Ejército, de la Aeronáutica, con el apoyo de la COAF (Consejo de Control de Actividades Financieras del Gobierno, Ministerio de Hacienda), Receta, Policía Federal, Policía Rodoviária Federal, Departamento Penitenciario Nacional del Ministerio de Seguridad Pública; Secretaría Nacional de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad Pública.
Los representantes se indicarán en el plazo de diez días, obviamente para reprimir cualquier manifestación contra el resultado de las elecciones.
Habrá una Norma General de Acción para regular las acciones “en consonancia con la Política Nacional de Inteligencia – PNI, con la Estrategia Nacional de Inteligencia.
Ayer, un general electo diputado por el estado de Río Grande del Norte propuso el cierre del STF y la detención de todos los ministros que liberaron a acusados de corrupción.
¡Bienvenidos de vuelta al infierno!