ACNUR: Civiles desplazados que huyen de las regiones de Darfur y Kordofán en Sudán se enfrentan a graves violaciones y rutas mortales
- ACNUR se suma a los llamamientos generalizados para un cese inmediato de los ataques indiscriminados contra civiles.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, advierte de que la catástrofe en materia de protección a la que hacen frente las regiones sudanesas de Darfur y Kordofán se está intensificando a un ritmo alarmante, al tiempo que la creciente violencia está obligando a miles de familias a abandonar sus hogares, muchas por segunda o incluso tercera vez.
Las familias que llegan a Tawila, situado a unos 50 km de El Fasher, y a zonas cercanas relatan los horrores inimaginables acontecidos tanto antes como durante su huida. Mujeres y niñas denuncian violaciones y violencia sexual mientras escapaban de El Fasher. También hay padres y madres que buscan a niños y niñas desaparecidos, muchos traumatizados por el conflicto y por el peligroso viaje hacia alcanzar la seguridad. Incapaces de pagar rescates, las familias han perdido a jóvenes varones por arrestos o reclutamiento forzado por parte de grupos armados.
Los trayectos hacia lugares seguros son cada vez más largos y peligrosos, ya que las personas desplazadas intentan evitar puestos de control armados en las rutas más cortas. Desde la toma de El Fasher, 2.000 personas que han huido de Darfur y Kordofán han llegado a Ad Dabbah, en el Estado del Norte, algunas recorriendo más de 1.000 kilómetros, viajando hasta 15 días. Se suman a unas 35.000 que lograron llegar durante el prolongado asedio, y se cree que miles más están en camino. Los recién llegados informan de saqueos de sus pertenencias personales, incluidos teléfonos, joyas, ropa y dinero en efectivo. También se reporta que los transportistas exigen tarifas exorbitantes, convirtiendo la desesperada huida en otro calvario de abusos y explotación. Preocupan especialmente los informes recientes sobre personas que, tras huir, han sido devueltas por la fuerza a El Fasher por grupos armados en las rutas de desplazamiento.
Mientras tanto, las condiciones en El Fasher están al borde del colapso. Redes comunitarias y fuentes locales han informado a los equipos de ACNUR de que miles de personas, especialmente personas ancianas, personas con discapacidad y heridos, permanecen atrapadas, ya sea porque se les impide salir de la ciudad o porque carecen de medios o fuerzas para huir.
Casi 100.000 personas han visto desplazadas de El Fasher y de aldeas cercanas en las últimas dos semanas. Han huido en busca de seguridad en otras partes de Darfur del Norte y estados vecinos. Tres cuartas partes de los recién desplazados ya habían sido forzados a abandonar sus hogares antes, principalmente desde los campamentos de Zamzam y Abu Shouk y barrios inseguros de El Fasher. El conflicto también se ha extendido a otras zonas del oeste de Sudán, incluido Kordofán del Norte, donde la violencia ha desplazado a casi 50.000 personas en las últimas semanas, muchas de las cuales ya habían huido de enfrentamientos anteriores.
Las condiciones en las zonas de llegada, como Ad Dabbah y Tawila, son críticas. La gente duerme al aire libre, bajo árboles o en refugios improvisados. El agua potable, los alimentos y los medicamentos son casi inexistentes. Muchas familias llevan días sin comer. Los trabajadores sanitarios advierten sobre el aumento de la desnutrición, especialmente entre niños y mujeres embarazadas. Los recién llegados muestran signos visibles de trauma tras meses de asedio y desplazamientos repetidos.
ACNUR y sus socios están aumentando rápidamente la respuesta para atender a quienes más lo necesitan en Darfur, Kordofán y el Estado del Norte. En Tawila se han establecido puestos de protección para brindar apoyo especializado, como asesoramiento, búsqueda de familiares y asistencia para los más vulnerables. También se está registrando y derivando a niños no acompañados y separados para recibir ayuda especializada. Ante las graves vulneraciones de derechos, ACNUR ha entregado kits PEP a las autoridades sanitarias para garantizar el tratamiento necesario a las supervivientes de violaciones. Además, se están enviando artículos para el hogar, materiales de refugio y otros suministros desde Puerto Sudán a las zonas donde hay acceso humanitario. Un equipo de ACNUR ha llegado a Ad Dabbah para responder a la crisis.
ACNUR se suma a los llamamientos generalizados para un cese inmediato de los ataques indiscriminados contra civiles y para que se garantice un paso seguro y sin restricciones para quienes huyen desesperadamente para salvar sus vidas. Los continuos obstáculos al acceso humanitario ponen vidas en riesgo. ACNUR insta a todas las partes a cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional humanitario y de derechos humanos, y a conceder acceso pleno, incondicional y sostenido para que los trabajadores humanitarios puedan brindar asistencia vital a quienes más lo necesitan. También pide la protección de los respondedores en primera línea, demasiados han perdido la vida o están desaparecidos.
Al mismo tiempo, ACNUR llama a la comunidad internacional a incrementar su apoyo con financiación urgente, pero también a reforzar y mantener la presión para proteger a la población civil y permitir la entrega de ayuda para atender las enormes necesidades. Hasta ahora, ACNUR solo ha recibido el 35% de los recursos necesarios este año para responder a la crisis dentro de Sudán y en los países de acogida, y necesita de manera urgente 84,2 millones de dólares para mantener la respuesta vital hasta el próximo año.
Sudán sigue haciendo frente a la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con casi 12 millones de personas forzadas a abandonar sus hogares dentro del país y más allá de sus fronteras. Sin no se toma una acción rápida y decisiva, millones de civiles sudaneses, muchos ya desplazados en varias ocasiones, tendrán que padecer sufrimientos y pérdidas aún mayores.
