Hispan TV •  Internacional •  09/12/2025

Avance cuántico chino desafía la disuasión nuclear de EEUU

La fuerte apuesta de China por tecnología cuántica la convierte en un rival estratégico de EE.UU. y, según analistas, podría afectar la disuasión nuclear estadounidense.

Avance cuántico chino desafía la disuasión nuclear de EEUU

La computación cuántica podría convertirse en el arma asimétrica que China utilice para finalmente desafiar décadas de dominio militar estadounidense.

Este mes, Nikkei Asia informó que el rápido avance de China en el campo de la computación cuántica está emergiendo como un potencial ecualizador militar decisivo. Los expertos advierten que esta tecnología podría incluso eclipsar los símbolos tradicionales del poder estadounidense, como los portaaviones.

Los especialistas destacan que el aumento de la inversión en China, que incluye un fondo estatal de 1 billón de renminbis (140 000 millones de dólares) destinado a acelerar el desarrollo de “tecnologías fundamentales” como los sistemas cuánticos, tiene como objetivo asegurar una ventaja antes de la llegada prevista para 2030 del “Día Q”, cuando las computadoras cuánticas podrían ser capaces de quebrar todo el cifrado clásico.

Jesse Van Griensven, de EigenQ, afirmó que las máquinas cuánticas podrían eventualmente desactivar aeropuertos, redes eléctricas y redes militares, reduciendo a Estados Unidos “a la Edad de Piedra” sin necesidad de disparar un solo tiro.

Ryan Fedasiuk, del American Enterprise Institute (AEI), advirtió que, si China desarrolla una computadora cuántica con corrección de errores antes que Estados Unidos, Japón o Taiwán logren la transición a algoritmos resistentes a la computación cuántica, China podría acceder a décadas de datos robados mediante su estrategia de “cosechar ahora, descifrar después”.

Los analistas también señalaron el despliegue a gran escala de las comunicaciones cuánticas y las redes de Distribución de Claves Cuánticas (QKD) por parte de China, lo que le otorga una ventaja en la seguridad de sus propios sistemas. Aunque las capacidades cuánticas aún son inmaduras, los expertos aseguran que la primera nación en lograr máquinas tolerantes a fallos podría acceder instantáneamente a los secretos de sus adversarios, lo que transformaría radicalmente la guerra del futuro.

Estos avances cuánticos no solo tienen implicaciones para el hackeo y el cifrado, sino que también impactan directamente las plataformas que sustentan el poder estratégico de Estados Unidos.

Las computadoras cuánticas emplean cúbits, que pueden ocupar múltiples estados simultáneamente, lo que les permite explorar innumerables posibilidades en paralelo, en lugar de hacerlo paso a paso. Por su parte, la Distribución de Claves Cuánticas (QKD) utiliza partículas cuánticas para transmitir claves de cifrado, revelando cualquier intento de interceptarlas.

Subrayando las ventajas militares que ofrece la computación cuántica, un  informe de mayo de 2025 de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA) señala que las comunicaciones, la computación y la detección cuánticas probablemente brindarán a los ejércitos capacidades más avanzadas en áreas como descifrado, posicionamiento, navegación y cronometraje, además de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR).

También se menciona que los avances basados en la tecnología cuántica mejorarán la puntería y la precisión en los disparos de largo alcance, lo que podría proporcionar a los primeros usuarios una ventaja decisiva.

El informe destaca que, aunque es poco probable que se logre un verdadero avance cuántico en la próxima década, la tecnología está cada vez más cerca de su aplicación en el mundo real, lo que presenta desafíos estratégicos para la planificación de la defensa estadounidense.

En términos de disuasión nuclear, Jahara Matisek y otros autores mencionan en un artículo de octubre de 2025 para el grupo de expertos Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) que la detección cuántica podría exponer plataformas de lanzamiento nuclear que, hasta ahora, se consideraban invulnerables.

Matisek y otros afirman que los submarinos de misiles balísticos nucleares (SSBN), la columna vertebral de la capacidad de ataque de cualquier nación, podrían ser rastreados mediante magnetómetros cuánticos que detectan pequeñas anomalías magnéticas, mientras que los gravímetros podrían revelar silos o túneles ocultos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM).

Además, señalan que los bombarderos furtivos, diseñados para evadir el radar, podrían ser detectados mediante sensores ópticos cuánticos que aprovechan la precisión a escala atómica.

En otro apartado de su análisis, advierten que, al acortar los plazos de decisión y reducir la capacidad de supervivencia, estas tecnologías podrían desestabilizar los equilibrios estratégicos, al otorgar a los adversarios la capacidad de neutralizar las fuerzas de segundo ataque.

Por último, alertan que, sin una rápida adaptación, los avances cuánticos podrían reducir el margen de maniobra y socavar la credibilidad de la disuasión nuclear.

Los recientes mensajes militares de China refuerzan estos temores. Pekín no ha dudado en destacar sus avances en tecnología cuántica, promocionando un dispositivo cuántico montado en drones, un gravímetro cuántico para la detección y navegación de submarinos, y un detector de radar cuántico para su uso contra aviones furtivos.

Estas afirmaciones pueden mostrar que China está cada vez más centrada en los pilares aéreos y marítimos del arsenal nuclear estadounidense, y que el uso por parte de Estados Unidos de misiles balísticos intercontinentales terrestres podría verse limitado por el problema del sobresuelo sobre territorio ruso para atacar a China desde los silos de misiles estadounidenses existentes.

Estas afirmaciones podrían indicar que China está cada vez más centrada en los pilares aéreos y marítimos del arsenal nuclear estadounidense, y que el uso de misiles balísticos intercontinentales terrestres por parte de EE.UU. podría verse limitado debido al problema del sobresuelo sobre territorio ruso, lo que dificultaría los ataques a China desde los silos de misiles estadounidenses existentes.

Para ilustrar la amenaza potencial que los SSBN y los bombarderos estratégicos estadounidenses representan para China, un informe de marzo de 2025 de la Iniciativa de Investigación de la Situación Estratégica del Mar de China Meridional (SCSPI), un grupo de expertos chino, señala que en 2024 al menos 11 submarinos de ataque nuclear (SSN), dos submarinos de misiles guiados nucleares (SSGN) y un SSBN operaron en la región, respaldados por una intensificación de los lanzamientos, lo que sugiere una presencia submarina reforzada y sostenida.

El informe también indica que los bombarderos estratégicos estadounidenses realizaron 56 salidas, casi el doble que en 2023, principalmente de B-52H, con apariciones adicionales de B-1B y ocasionales de B-2.

Destaca que estos despliegues de bombarderos enfatizaron el uso dinámico de la fuerza, incluyendo rutas de doble eje norte-sur a través de Luzón y el mar de Sulu, y ejercicios cada vez más integrados con aliados como Australia y Japón, lo que subraya la expansión de la disuasión aérea.

En conjunto, estos eventos sugieren una estrategia china coherente. Propaganda o no, estas afirmaciones parecen indicar que China podría estar adoptando un enfoque de salto tecnológico para contrarrestar las ventajas consolidadas de Estados Unidos.

En este contexto, China podría no estar buscando igualar a Estados Unidos en términos de ojivas nucleares, SSBN, ICBM y bombarderos furtivos, sino que podría estar planeando emplear la tecnología cuántica como un medio asimétrico para contrarrestar las ventajas nucleares estadounidenses consolidadas, como la tríada nuclear madura.

Ignorar por completo estas señales provenientes de China sería arriesgado; las sorpresas estratégicas rara vez se anuncian con antelación.

Por lo tanto, sería prudente planificar para una contingencia en la que la capacidad estadounidense de un segundo ataque se vea comprometida.

En consecuencia, la tecnología cuántica podría fortalecer la defensa antimisiles estadounidense, permitiendo mantenerse al tanto de los posibles avances del adversario y, de esta manera, preservar las ventajas o la estabilidad estratégica de EE.UU.

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