AFP •  Agencias •  Internacional •  09/09/2018

Tensión en Kósovo por la visita del presidente de Serbia

Albaneses de Kósovo impiden el acceso del presidente serbio, Aleksandar Vucic, al poblado de Banje, al sur del río Ibar que divide las zonas serbias y albanesas de Kosovo y Metohija. Veteranos del “Ejército de Liberación de Kosovo”, UÇK, bloquearan con camiones y tractores las rutas que llevan a esa aldea de población serbia.

Tensión en Kósovo por la visita del presidente de Serbia

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, tiene previsto iniciar hoy una visita de dos días a la minoría serbia del norte de Kósovo, un viaje que estuvo a punto de ser suspendido por la oposición de Pristina y que se produce en un momento de alta tensión de las relaciones bilaterales. Sin embargo, no parece haber comenzado bien este primer paso para tratar de reducir la tremenda tensión en la que se desarrollan las relaciones entre los dos estados de facto desde hace dos décadas.

Vucic canceló la reunión que tenía prevista ayer con su homólogo kosovar, Hashim Thaci, en Bruselas (capital belga), dentro del diálogo para normalizar las relaciones entre Serbia y su exprovincia, bajo mediación de la Unión Europea (UE). Esta mañana, los infortunios han continuado, cuando el mandatario serbio se ha visto obligado a cancelar su visita al municipio de Banje, localizado en Severno Kosovo, la zona al norte del estado independiente de facto habitada por una mayoría de población serbokosovar.

Algunos veteranos del UÇK establecieron barricadas en la carretera que conduce a Banje. Según ha relatado la cadena de televisión serbia RTS, que cubre el viaje de Vucic a Kosovo y Metohija, algunos de los veteranos iban armados. La policía de la autoproclamada República de Kosovo y efectivos de la fuerza multinacional liderada por la OTAN (KFOR) anunciaron que no pueden garantizar la seguridad del mandatario serbio y su delegación.

Para Vucic, el bloqueo «es un testimonio de que se están padeciendo las mismas enfermedades de que hemos sufrido nosotros».

Kosovo, antigua provincia serbia poblada mayoritariamente por albaneses, proclamó en 2008 una independencia que hasta diciembre de 2016 fue reconocida por más de 110 países,  entre ellos EEUU, Canadá y la mayoría de los miembros de la Unión Europea, pero no Rusia, China, Argentina, España, Irán e Israel, entre otros.

Las autoridades serbias, presionadas por Bruselas y en busca de un acercamiento con la Unión Europea, se vieron obligadas en 2011 a entablar negociaciones con mediación de la UE para la normalización de relaciones con Pristina.

En la UE creen que Serbia y Kosovo cuentan con la ilusión de concretar un acuerdo global jurídicamente vinculante hacia la primavera de 2019 que permita salir al paso del problema diplomático que generó la intervención de la OTAN permitiendo la independencia unilateral de facto de la provincia yugoslava.


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