Christian Zampini •  MV •  Internacional •  09/02/2020

Bukele contra la Asamblea Nacional: Peligro de autogolpe de estado en El Salvador

La presión y amenazas de Nayib Bukele al poder legislativo despiertan el temor a un autogolpe mediante el cual el presidente esquive su situación de minoría en la Asamblea y se dote de poderes extraordinarios para aprobar su propuesta de seguridad nacional Plan Control Territorial.

Bukele contra la Asamblea Nacional: Peligro de autogolpe de estado en El Salvador

Las calles de San Salvador han amanecido con la inquietante imagen de las fuerzas armadas tomando los aledaños de la Asamblea Legislativa, una imagen que ha evocado la época de las dictaduras militares de los años ’70 y el conflicto de los ’80. Es el último episodio de un conflicto creciente entre el poder legislativo de esta pequeña república centroamericana y el poder ejecutivo detentado por el joven presidente Nayib Bukele. Un desencuentro que, se teme, conduzca a una seria crisis institucional de consecuencias impredecibles.

El conflicto comenzó cuando el ejecutivo liderado por Bukele presentó una proposición de cara a solicitar un crédito extraordinario de 109 millones de dólares destinados al Plan Control Territorial, un planteamiento de seguridad nacional y fronteriza con el que afirma, controlará los altos índices de criminalidad del país marcado por la presencia de las denominadas maras. El pasado 5 de febrero el ejecutivo trató de forzar a la Asamblea a aprobar la articulación del crédito. Para hacerlo, apeló al punto séptimo del artículo 167 de la Constitución de El Salvador, que apunta a que el gobierno puede convocar extraordinariamente a la Asamblea Legislativa “cuando los intereses de la República así lo demanden”.

Sin embargo, la Asamblea (en la cual los diputados de GANA, la formación de Bukele, están en absoluta minoría frente al conservador ARENA y el progresista Farabundo Martí de Liberación Nacional) no reconoció dicha convocatoria, al rechazar que se tratase de una cuestión con la urgencia pertinente establecida en la Constitución. De esta forma, los diputados rechazaron acudir a la sesión convocada por el Consejo de Ministros en una sesión plenaria realizada el viernes.

A partir de ese momento, el gobierno incrementó drásticamente las presiones. Bukele ha llegado a invocar el artículo 87 que reconoce el derecho a la insurrección popular, animando a la gente a acudir al exterior de la Asamblea Legislativa para forzar la votación de los créditos extraordinarios. Así mismo, el ejecutivo ha retirado la escolta policial a los diputados, en una violación directa de la Ley de Protección de Personas Sujetas a Seguridad Especial.

Lejos de detenerse ahí, la peor maniobra estaba por llegar. En la tarde de ayer el ejército comunicó públicamente su adhesión al presidente, jurándole lealtad como Comandante General de las Fuerzas Armadas. Mientras tanto, unidades militares tomaban posicione en los aledaños de la Asamblea Legislativa.

Frente a todos estos elementos, tan solo las protestas públicas de los grupos políticos del legislativo y las manifestaciones de preocupación del Fiscal General de la República Raúl Melara.

Ante esta sucesión de acontecimientos, el fantasma de un autogolpe de estados dirigido por Bukele, similar al que diese Alberto Fujimori en Perú en abril de 1992, se hace patente. Un inquietante riesgo de regresión para el país y toda la región centroamericana.


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