Vijay Prashad • Internacional • 05/09/2025
Los Estados Unidos utiliza una acusación falsa relacionada con drogas para un posible ataque contra Venezuela

De repente, de la nada, las agencias gubernamentales de los Estados Unidos comenzaron a repetir el nombre “Tren de Aragua” como si fuera la nueva Al Qaeda. En enero de 2025, la Casa Blanca designó al Tren de Aragua como “organización terrorista extranjera” y, en marzo, la administración del presidente estadounidense Donald Trump recurrió a la Ley de Enemigos Extranjeros (1789) para advertir contra la “invasión de los Estados Unidos por parte del Tren de Aragua”. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, en febrero de 2025, había declarado que el Tren de Aragua era un cártel internacional de la droga a la altura de cárteles ya reconocidos como el mexicano Las Zetas (ahora Cártel del Noreste), Sinaloa y Jalisco, así como la Mara Salvatrucha (MS-13), que se formó en Los Ángeles (EE.UU.) y ahora se ha arraigado en El Salvador gracias a una política de deportación estadounidense que lleva una década en vigor. A diferencia del Tren de Aragua, estos otros cárteles son muy conocidos y su actividad ha sido documentada con frecuencia por la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA).
El último informe de la DEA para 2025 confirma varios datos sobre los cárteles que trafican con grandes cantidades de drogas (desde cocaína hasta fentanilo) hacia los Estados Unidos. Sin duda, contiene largos apartados sobre las bandas mexicanas y salvadoreñas, que tienen profundas raíces en el tráfico de drogas. Desde 2019, la DEA y otras agencias han rastreado el movimiento de drogas letales desde su transporte a través del Caribe y la ruta terrestre de Centroamérica hasta la ruta del Océano Pacífico. Las drogas salen de los puertos de Guayaquil o Esmeraldas (Ecuador) y Buenaventura (Colombia) hacia puertos como Puerto Escondido (México) antes de ser transportadas al mercado estadounidense. Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2025 de las Naciones Unidas, más del 80% de las drogas letales siguen esta ruta por la costa del Pacífico, mientras que sólo algo más del 10% cruza el mar Caribe. Desde hace mucho tiempo, la DEA ha llegado a la conclusión de que la mayoría de las drogas que entran en los Estados Unidos proceden de los Andes, de Centroamérica y de México.
Entonces, ¿qué tiene que ver el Tren de Aragua con todo esto, una banda carcelaria creada dentro de la prisión de Tocorón, en el centro de Venezuela (a unos 150 kilómetros de Caracas)? La banda fue creada en 2012 por Héctor Rushtenford «Niño» Guerrero Flores (un delincuente convicto que se fugó de la prisión en 2023 y no ha sido visto desde entonces). La banda de Niño Guerrero, el Tren de Aragua, está acusada de aprovechar la migración fuera de Venezuela para construir su red en los Estados Unidos y en otros lugares de América Latina y ampliar sus oportunidades de tráfico a través de esta red migratoria. Sin embargo, es más que probable que la red real no exista, sino que los antiguos miembros del Tren de Aragua se hayan consolidado como nodos de actividad delictiva en diferentes lugares. Guerrero es buscado en Venezuela y tiene una alerta migratoria en Chile, donde se cree que se ha refugiado entre el medio millón de venezolanos que viven en este país del cono sur. El Gobierno de los Estados Unidos ha puesto en su punto de mira al Tren de Aragua y a Guerrero, ofreciendo una recompensa de 12 millones de dólares por su captura. Pero Guerrero no aparece por ninguna parte.
Un cártel inventado
¿Cómo pasa el Gobierno de los Estados Unidos de una preocupación legítima por la entrada de drogas en el país a enviar siete buques de guerra estadounidenses y un submarino de propulsión nuclear para rodear a Venezuela en una “operación antinarcóticos mejorada”? ¿Cómo van a hacer estos buques de guerra, que se encuentran justo fuera de la frontera marítima venezolana, para capturar a Guerrero, detener al Tren de Aragua o impedir que los cárteles transporten drogas a los Estados Unidos? Es muy probable que Guerrero no se encuentre en Venezuela, ya que su banda opera en toda América Latina y en los Estados Unidos, y la mayor parte de las drogas se transportan a través del océano Pacífico y no del mar Caribe. Entonces, ¿qué hacen estos buques de guerra frente a las costas de Venezuela, aunque los Estados Unidos diga que están en una “misión contra los cárteles”?
En abril de 2025, los Estados Unidos aumentó su recompensa por la detención del presidente venezolano Nicolás Maduro Moros de 25 a 50 millones de dólares. La razón que se da para este aumento de la recompensa es que los Estados Unidos acusa a Maduro de ser el líder del Cártel de los Soles. El término Cártel de los Soles se utilizó por primera vez en 1993 para describir la actividad de algunos altos mandos militares y funcionarios antinarcóticos en el tráfico de drogas. Esto fue mucho antes de la llegada de Hugo Chávez al palacio presidencial en 1999. El término se utilizó debido al símbolo solar que figuraba en los uniformes de los altos mandos del ejército venezolano.
En realidad, no existía ningún cártel. Tras la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez en 2013, varios periodistas venezolanos exiliados escribieron libros en los que retomaban la observación de Marcano sobre los “soles”, pero ahora argumentaban que existía un cártel organizado y no solo algunos oficiales corruptos. Entre estos libros destacan Chavismo, Narcotráfico y Militares (2014), de Héctor Landaeta, y Bumerán Chávez: Los fraudes que llevaron al colapso de Venezuela (2015), de Emili J. Blasco. Sin embargo, Landaeta declaró al Miami Herald en 2015 que “el Cártel de los Soles es más un fenómeno que un grupo organizado”. No obstante, en julio de 2025, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó a este grupo como “terrorista global especialmente designado”. Entre la admisión de Landaeta en 2015 y la actualidad, ha habido casi silencio en los documentos públicos estadounidenses sobre el ficticio Cártel de los Soles (aunque Trump utilizó una falsa acusación de narcotráfico contra Maduro en 2020). No hay ningún indicio de conexión entre este “cártel” y el Tren de Aragua, que es en sí mismo un término impreciso que no se parece en nada a los grandes cárteles colombianos y mexicanos, que tienen líneas de organización verticales.
El enorme despliegue militar a lo largo de la costa de Venezuela, el aumento de la recompensa por la detención de Maduro y la acusación de que el Gobierno venezolano está vinculado al Tren de Aragua sientan las bases para una intervención militar clásica contra Venezuela en nombre de la guerra contra las drogas. La idea del Cártel de los Soles funciona como las armas de destrucción masiva en Irak en 2002-2003, con el Gobierno estadounidense desesperado por encontrar el casus belli (motivo para la guerra) que, de otro modo, simplemente no existe.
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