César Pérez Navarro •  Internacional •  04/11/2025

Muere Dick Cheney, ex vicepresidente de EE.UU. en la administración Bush, arquitecto de la guerra de Irak y uno de los responsables del asesinato de cientos de miles de iraquíes

  • El exvicepresidente de Estados Unidos Richard B. Cheney, más conocido como Dick Cheney, ha muerto a los 84 años de edad, debido a «complicaciones» derivadas de una neumonía y de una enfermedad cardiovascular, según un comunicado difundido este martes por su familia.
  • Cheney ocupó la cartera de Defensa en Estados Unidos y se convirtió durante una época en uno de los pilares del Partido Republicano, aunque en las elecciones de 2024 confesó que no votaría por el magnate Donald Trump sino por la demócrata Kamala Harris.
  • La Universidad Johns Hopkins publicó en 2006 en la prestigiosa revista The Lancet que se estimaba que los muertos -la mayoría civiles- como consecuencia de la invasión estadounidense se cifran en torno a 655.000, tanto como producto de la violencia de la invasión como de las malas condiciones sanitarias provocadas por ésta. El gobierno de George W. Bush y el de Irak rechazaron esa cifra, pero una solicitud de libertad de la información hecha por la BBC concluyó que altos funcionarios del ministerio de Defensa británico creían que el estudio de The Lancet era, en efecto, sólido y realizado en base a buenas prácticas.
Muere Dick Cheney, ex vicepresidente de EE.UU. en la administración Bush, arquitecto de la guerra de Irak y uno de los responsables del asesinato de cientos de miles de iraquíes

Cheney, el ‘número dos’ durante la Administración de George W. Bush, falleció el lunes por la noche. Su familia ha querido recordarlo como «un hombre grande y bueno, que enseñó a sus hijos y nietos a querer a su país ya vivir vidas de valentía, honor, amor, amabilidad y pesca«.

«Estamos agradecidos por todo lo que Dick Cheny hizo por nuestro país», reza el comunicado recogido por los medios estadounidenses, que dedica unos mensajes de reconocimiento a quien fue su esposa durante más de seis décadas, Lynne, y también a sus dos hijas.

Richard Bruce Cheney, conocido como Dick Cheney, fue uno de los políticos más influyentes y controvertidos de la política estadounidense en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Como vicepresidente de Estados Unidos bajo la presidencia de George W. Bush (2001-2009), Cheney jugó un papel central en la formulación de la política exterior de su país, particularmente en lo que respecta a la invasión de Irak en 2003. Su enfoque agresivo hacia la política internacional y sus opiniones sobre el uso de la fuerza en el extranjero marcaron una era de intervenciones militares estadounidenses que siguen siendo tema de debate y reflexión.

Sin embargo, estas hermosas palabras que emanan directamente de quienes lo amaron fruto de lazos familiares y otras relaciones afectivas pasan por alto el siniestro legado de un personaje que pasará a la historia como promotor de una intervención militar basada en pruebas falsas -las inventadas armas de «destrucción masiva» de Saddam Hussein- y sustentada sobre la depredación de los recursos naturales de Irak por parte de Estados Unidos.

El ascenso al poder de Cheney

Antes de convertirse en vicepresidente, Cheney tenía una carrera política destacada. Fue secretario de Defensa bajo la presidencia de George H. W. Bush, desde 1989 hasta 1993, periodo en el que participó en la planificación de la Guerra del Golfo (1990-1991), un conflicto que tuvo como objetivo la «liberación de Kuwait» tras la invasión iraquí. La intervención militar en ese conflicto, aunque exitosa, dejó una serie de tensiones no resueltas en el Medio Oriente, lo que proporcionó un contexto importante para los eventos posteriores. Tras dejar el gobierno, Cheney se convirtió en CEO de Halliburton, una de las mayores empresas de servicios petroleros y construcción del mundo, lo que lo colocó en una posición en la que tuvo que lidiar con las complejas relaciones entre el gobierno de Estados Unidos y las grandes corporaciones multinacionales. Esta experiencia lo convirtió en un defensor del uso de la fuerza para garantizar los intereses geopolíticos y económicos de Estados Unidos, especialmente en una región tan crucial como el Medio Oriente.

El papel clave en la Guerra de Irak

La guerra de Irak de 2003 es, sin duda, el legado más controversial de Cheney. Aunque fue presentada por la administración Bush como una respuesta a la amenaza de armas de destrucción masiva (ADM) de Irak, y como un intento de erradicar al régimen de Saddam Hussein, la invasión fue fuertemente impulsada por Cheney, quien se convirtió en uno de los principales defensores de la intervención militar.

Cheney argumentaba que Irak, bajo el gobierno de Saddam Hussein, representaba una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos y a la estabilidad global, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Cheney y otros miembros de la administración Bush, como el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el asesor de seguridad nacional Condoleezza Rice, utilizaron la «guerra contra el terror» como justificación para atacar Irak, a pesar de que no existía evidencia clara que demostrara que Irak poseía armas nucleares, biológicas o químicas.

Uno de los aspectos más polémicos de la guerra de Irak fue el uso de la inteligencia como justificación para la invasión. Cheney fue uno de los principales responsables de difundir la narrativa de que Irak tenía vínculos con al-Qaeda y que representaba una amenaza inminente. Sin embargo, tras la invasión, las investigaciones posteriores demostraron que tales vínculos eran mucho más débiles de lo que se había alegado. Las armas de destrucción masiva tampoco fueron encontradas en Irak, lo que llevó a un profundo cuestionamiento sobre la veracidad de los motivos esgrimidos para la invasión.

El conflicto resultó en una devastadora ocupación de Irak que perduró por años, provocando la muerte de miles de estadounidenses, decenas de miles de iraquíes, y creando un vacío de poder que permitió la expansión de grupos extremistas como el Estado Islámico (ISIS). La guerra de Irak también desestabilizó toda la región, exacerbando las tensiones sectarias y contribuyendo a una crisis humanitaria sin precedentes.

Cheney y la doctrina de la intervención preventiva

Además de la guerra de Irak, Cheney fue un firme defensor de lo que se conoció como la «doctrina de la intervención preventiva», un enfoque que justificaba el uso de la fuerza militar para prevenir posibles amenazas antes de que se materializaran. Esta doctrina fue adoptada oficialmente por la administración Bush en la estrategia de seguridad nacional de 2002, y fue un pilar de la política exterior de Cheney. Bajo esta doctrina, Estados Unidos se reservaba el derecho de intervenir en cualquier parte del mundo si consideraba que un régimen representaba una amenaza para su seguridad, sin necesidad de esperar a una agresión directa.

Este enfoque resultó en una serie de intervenciones militares y políticas de apoyo a regímenes aliados que favorecieran los intereses estadounidenses en lugares como Afganistán, Pakistán, y América Latina. En el caso de Afganistán, Cheney apoyó la invasión de 2001 como respuesta a los ataques del 11 de septiembre y como parte de la lucha contra el terrorismo, lo que también resultó en una prolongada ocupación que, al igual que Irak, desestabilizó la región y dejó cicatrices duraderas.

Además de la guerra en Irak y Afganistán, Cheney apoyó numerosas operaciones encubiertas y el fortalecimiento de la infraestructura militar y de inteligencia de Estados Unidos, lo que incluyó la creación de centros de detención como Guantánamo y el uso de la tortura como parte de la «guerra contra el terrorismo». Estas políticas fueron ampliamente criticadas por organismos internacionales, grupos de derechos humanos, y un sector importante de la sociedad estadounidense.

La controversia sobre su legado

El legado de Dick Cheney ha sido objeto de una intensa controversia. Para muchos, especialmente los razonablemente críticos de la guerra de Irak y las intervenciones militares de Estados Unidos, Cheney es considerado uno de los principales responsables de las tragedias humanitarias y los costos económicos asociados a estas guerras. La invasión de Irak, en particular, es vista como un error monumental que no solo causó la muerte de miles de personas, sino que también debilitó la posición internacional de Estados Unidos y sembró las semillas de una inestabilidad que persiste hasta el día de hoy.

Por otro lado, los defensores de Cheney argumentan que su enfoque agresivo y su postura de «no tolerar amenazas» fueron fundamentales para la seguridad nacional de Estados Unidos, especialmente en un momento en que el país se sentía vulnerable tras los atentados del 11 de septiembre. En este sentido, Cheney ha sido visto por algunos como un líder pragmático que tomó decisiones difíciles para proteger a su nación frente a un mundo cada vez más complejo y peligroso.

Dick Cheney es una figura divisiva cuya influencia y decisiones siguen marcando el curso de la política exterior de Estados Unidos. Su papel en la guerra de Irak, su defensa de la intervención preventiva y su postura en temas como el uso de la tortura lo han colocado en el grupo de personajes influyentes de la peor manera, provocando el sufrimiento y la muerte de cientos de miles de personas, por no decir millones.


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