Brasil bajo amenaza electoral por presión tecnológica
Brasil entrará en 2026 enfrentando un año electoral bajo presión tecnológica social e institucional, con amenazas internas y externas que podrían desestabilizar desde hoy la confianza ciudadana y la integridad de las elecciones presidenciales.

El informe Desafíos de Inteligencia–Edición 2026, de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), al que tuvo acceso el periódico O Tempo, describe un país atrapado entre la velocidad de la tecnología y la lentitud de la política tradicional.
Tal documento subraya que las amenazas a la democracia son múltiples y simultáneas. Van desde manipulaciones digitales hasta presiones geopolíticas, fracturas institucionales y vulnerabilidades de la población.
La agencia advierte que 2026 será el proceso electivo más endeble desde la redemocratización (1985 a 1989).
Entre los riesgos más destacados, la ABIN señala el uso creciente de inteligencia artificial generativa y deepfakes (contenidos falsos generados por algoritmos cognitivos), capaces de producir contenidos inexistentes que pueden difamar figuras públicas, alterar percepciones sociales y desplazar votos en cuestión de minutos.
Según el informe, emergió un riesgo híbrido que combina manipulación epistémica, operaciones digitales, interferencias externas y crimen organizado.
Para la agencia, estas amenazas podrían comenzar meses antes del inicio formal de la campaña electoral.
Los episodios antidemocráticos del 8 de enero de 2023, con la invasión y depredación de sedes de los Tres Poderes en Brasilia, dejaron heridas profundas en la política y la sociedad brasileña.
El informe vincula estas cicatrices a la vulnerabilidad actual, mostrando cómo los actores externos explotan las fisuras internas.
Precisa que la deslegitimación sistémica de las instituciones democráticas es ahora un problema central.
Campañas de desconfianza, rumores digitales y narrativas manipuladas consolidaron un ambiente en el que la confianza ciudadana está en riesgo.
También el contenido advierte sobre la reorganización global y la intervención de actores internacionales que buscan influir en los procesos internos del país.
En este contexto, 2026 será un año de prueba para Brasil, donde la capacidad de sostener elecciones íntegras dependerá de su habilidad para equilibrar innovación tecnológica con controles institucionales robustos y recuperar la confianza social.
De acuerdo con la ABIN, la combinación de amenazas internas, tecnología avanzada y actores externos convierte al año electoral en un verdadero laboratorio de democracia.
El país enfrenta un desafío sin precedentes: proteger las urnas, la ciudadanía y el sistema político frente a un entorno híbrido y complejo.
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