Agencia Telesur •  Internacional •  03/11/2025

Crisis de alimentos y desperdicio: la paradoja alimentaria en EE.UU.

La crisis alimentaria que sufren millones de estadounidenses saca a relucir una cruel paradoja, marcada por el desperdicio de millones de dólares en alimentos excedentes.

Crisis de alimentos y desperdicio: la paradoja alimentaria en EE.UU.

Millones de estadounidenses están viviendo en la incertidumbre desde que el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) anunciara el fin de sus fondos asignados en medio del cierre del Gobierno, por lo cual interrumpió sus actividades, que benefician a al menos 42 millones de residentes en dicho país, entre esos, 10 millones de latinoamericanos.

La crisis que se vive hoy es resultado de la política de ajuste que viene aplicando la Administración Trump desde los primeros meses del mandato, que en el mes de marzo contrajo en un 40% los fondos del Programa de Asistencia Alimentaria de Emergencia (TEFAP).

Esta realidad se acompaña de otra cara de la luna, que revela una paradoja inquietante: se estima que en Estados Unidos, cerca de 400 mil millones de dólares en alimentos corren el riesgo de desperdiciarse cada año por la superproducción y la cultura del consumismo enfermizo.

Así se conoció gracias a ReFED, organización sin fines de lucro con sede en dicho país, que recientemente publicó un informe que muestra cómo en 2023 se produjeron 382 mil millones de dólares en excedentes de alimentos, y se trata del último año del que se poseen cifras para estudiar.

En la misma línea, desde la compañía Too Good to Go —orientada a salvar los excedentes de alimentos de ser desperdiciados y desaprovechados pese a estar en estado óptimo— aseguran que el 40% de todos los alimentos a nivel mundial terminan en los basureros, aseveró Chris MacAulay, director de la asociación: «Imagínense lo que eso significa: sería como estar frente al refrigerador y tirar la mitad de la comida. Es una cantidad increíble de desperdicio».

Too Good to Go se enfoca en ofrecer una alternativa para alimentos que normalmente se desecharían, y conecta a supermercados y restaurantes con excedentes de comida con clientes que buscan productos y comidas a precios razonables, como pueden ser las pizzas sobrantes de alguna pizzería. Con este sistema, el emprendimiento estima que salva ocho comidas por segundo.

No obstante, las declaraciones de su directivo apuntan al aumento de grupos de este tipo, pues han identificado los beneficios económicos y las posibilidades de obtener ganacias que ofrece el negocio de los residuos alimentarios y alimentar a personas, pero no coloca en el foco el necesario cambio cultural que necesita darse en una sociedad donde cada día, millones de negocios prefieren botar sus alimentos sobrantes que entregarlos a personas de bajos ingresos.

Un ciudadano recibiendo una bolsa de alimentos de la organización World Central Kitchen. Foto: EFE.

Paradoja alimentaria: los beneficiarios de SNAP tienen menos probabilidades de desperdiciar alimentos

Los más afectados por el cierre del gobierno y el cierre de los servicios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), son sus beneficiarios, quienes, irónicamente, son menos propensos a desechar alimentos en buen estado. De modo que las personas que más desechan no serían las principales afectadas en medio de la crisis alimentaria desatada por el ajuste de la Administración Trump y el cierre del Gobierno federal.

Ben Scharadin, profesor de economía en Colby College, asegura que los hogares de bajos ingresos suelen tener menores tasas de desperdicio de alimentos que los hogares de altos ingresos: «Los hogares de bajos ingresos y los que reciben asistencia del programa SNAP planifican mejor su consumo de alimentos porque no les queda otra opción».

Según Scharadin, los hogares más jóvenes y con mayor poder adquisitivo tienden a generar más residuos y no consideran los productos de compañías como Too Good to Go entre sus primeras opciones. Sin embargo, asegura que a medida que los presupuestos de los consumidores se ajusten más, incluso estas familias se verán lanzadas a estos mercados secundarios que aparentemente son de una calidad ligeramente inferior.

Si bien estos negocios plantean alternativas que redireccionan los alimentos que pueden llegar a las mesas de las familias en lugar de a los basureros, uno de los problemas de fondo se expresa en la superproducción del sistema, que genera alimentos que no serán consumidos, algo que estos negocios no intentan cambiar.


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