Daniel Iglesia •  Negocios y Ocio •  22/09/2016

La pandemia del siglo XXI: la obesidad

Vivimos en la era de la comunicación. Desde el siglo XIX con la revolución industrial, el ser humano progresivamente ha dejado de realizar trabajos físicos para desarrollar un trabajo más enfocado hacia el conocimiento, hemos abandonado los pueblos, las granjas, el trabajar el campo y el ganado para trasladarnos a las ciudades y emplear nuestro cerebro en pos de una evolución que tuvo su máximo apogeo en los últimos años del siglo XX, haciendo que huyamos de los campos y las líneas de producción, para que empleemos gran parte de nuestra vida sentados en un escritorio frente a una pantalla de ordenador.

La pandemia del siglo XXI: la obesidad

Esto no es ninguna crítica, forma parte de la evolución lógica de nuestra sociedad, dejamos que las máquinas hagan el trabajo “sucio” para dedicarnos a otros menesteres más abstractos.

El problema viene cuando nos olvidamos de nuestra parte física, tan importante como la cognitiva, y la abandonamos a su suerte.

Desde aquel siglo XIX, han ido apareciendo en la sociedad enfermedades relacionadas con ese nuevo modelo de vida: el estrés, la vida sedentaria y los cambios en la dieta son las principales causas que tiene como resultado de la suma de todas ellas, la obesidad.

Según la Organización Mundial de la Salud desde 1980 la tasa de obesidad en el mundo se ha doblado y en 2014 el 39% de la población sufría sobrepeso, de los cuales el 13% son considerados obesos.

¿Cuál es el resultado de esta pandemia? Los últimos estudios han encontrado una relación directa entre la obesidad y algunos típos de Cancer, lo que se une a los ya sabidos como son las lesiones o patologías del sistema musculo-esquelético (hernias, artrosis, lesiones de rodilla, etc.) y de tipo cardiovascular (problemas circulatorios, hipertensión, infarto de miocardio,…) por citar las más importantes.

Es evidente que unos cámbios en los hábitos de vida son el primer paso necesario para ponerle freno y la herramienta a emplear sería un cambio en el modelo educativo,. Pero si seguimos escarvando llegamos a la conclusión de que eso no deja de ser un parche.

Desde la cuna nos educan en el sueño americano. La época de bonanza después de la Guerra Fría nos trajo la aparción del Estado de bienestar, esa realidad utópica que nos dice que para ser felices necesitamos tener una casa con jardín, un coche de alta gama o un televisor de X pulgadas en el salón. Todo eso lo tenemos al alcance de nuestras manos, sólo tenemos que trabajar y ganar dinero para conseguirlo, pero ahí está el truco del capitalismo, todo eso vale mucho dinero y para ello debemos invertir muchas horas en nuestros trabajos porque si no conseguimos todas esas cosas somos unos fracasados. Somos esclavos de la peor forma que podemos ser, creyendonos libres. Nos endeudamos, pedimos prestamos a los bancos, hipotecas y todo para poder conseguir la felicidad. Esclavos del dinero.

La solución más allá de un cambio en el modelo educativo para generar unos hábitos saludables y activos, pasa por dar un giro de ciento ochenta grados en la sociedad. Hacernos comprender desde niños que una vida activa, una dieta sana y equilibrada son la base para una buena vida es insuficiente mientras sigamos pensando al crecer, que seremos más felices con un coche más potente. Seguiremos abandonando nuestra parte más humana para conseguirlo. La transformación social supone acabar con un sistema que nos hace creer que necesitamos poseer y así seguir alimentando las bocas de aquellos que lo sostienen. Somos como los habitantes de las ciudades de Un mundo feliz de Aldous Huxley a los que nos han ocultado que hay otra realidad más humana.

El auténtico Estado de bienestar es aquel en el que trabajamos para poder mantener una sanidad para todxs, una educación pública y unos servicios al alcance de cualquiera de tal forma que sólo debemos preocuparnos por gastar nuestro tiempo en crecer como personas tanto física como intelectúalmente, Mens sana in Corpore sano.

Para acabar con la obesidad no basta con un cambio en la eduación, hay que cambiar la sociedad.


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