Entrevista con Eduardo Bravo: “A mayor desarrollo tecnológico mayor dominio de los grupos oligárquicos”

Pregunta: -A escala general, ¿las cosas pasan porque se organizan?

Respuesta: – Las cosas pasan independientemente de la voluntad y deseos de los humanos que, salvo en aquellas cosas muy cotidianas o domésticas, tienen o tenemos poco margen de influir ellas. No obstante, cuando se organizan suelen salir mejor o, al menos, es posible prever esas otras cosas inesperadas, ponderar sus efectos, minimizarlos e incluso hacer que jueguen más o menos a nuestro favor. En el caso de Villa Wanda, en Europa se estaban sucediendo una serie de acontecimientos que a determinados poderes políticos, religiosos y económicos no les acababan de gustar. Por eso, con organización, método y pocos escrúpulos, se encargaron de neutralizarlos y eliminarlos. Hablamos, por ejemplo, de movimientos de izquierdas y progresistas que, entre otras cosas, buscaban justicia social, redistribución de la riqueza y mayor libertad para los ciudadanos. También es cierto que, aunque en un primer momento los implicados pensaron que lo habían organizado tan bien que quedarían impunes, al final todo se acabó sabiendo. Una prueba más de que, por mucho que organices las cosas, luego estas pueden tomar cualquier derrotero inesperado.

P: -Hay quienes piensan que los acontecimientos mundiales ocurren porque sí, que son parte de la naturaleza humana. Otros creen que nada es casual, que hay un guion ya definido. ¿En qué grupo te encuentras?

R: – No creo que haya un plan maestro creado por una élite que marque inexorablemente la existencia y el devenir de los grupos humanos a priori. Lo que es indudable es que los poderes económicos juegan un papel importante a la hora de neutralizar o eliminar determinadas tendencias políticas o formas de vida que puedan afectar a la consecución de sus intereses. Para ello, despliegan un amplio abanico de posibilidades que abarca desde el desprestigio de ciertos colectivos a través de medios de comunicación, pasando por la promoción de determinados líderes políticos afines a través de esos mismos medios, sin olvidar la injerencia en la redacción de las leyes de un país, el uso a su favor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el control —o al menos la simpatía— de la judicatura, la complicidad del clero y, llegado el momento, el uso de la violencia al margen de lo permitido por la ley, a través de de coacciones, amenazas, intervención de matones que trabajan para esa oligarquía o por qué no, un golpe de estado.

P: – ¿De qué trata “Villa Wanda”?

R: – Villa Wanda es un libro sobre la situación política en Europa, principalmente en Italia, durante los años 60 y 70. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, que había hecho una importante inversión para combatir el nazismo junto a los aliados, deseaba cobrarse esa ayuda con creces, pero temía que la influencia de la Unión Soviética en el continente pudiera perjudicar sus intereses económicos y políticos. Para ello, no dudó en financiar partidos políticos y medios de comunicación afines a sus objetivos, así como organizaciones criminales cuyo objetivo era generar el terror y la inseguridad entre la población, para que el sistema capitalista apareciera como el único garante de la paz y la seguridad de los ciudadanos. Entre esas acciones de desestabilización, se cuentan atentados cometidos por grupos de ultraderecha que fueron atribuidos por la policía y los medios de comunicación a grupos de izquierdas para criminalizarlos. También se creó una serie de ejércitos clandestinos cuyo objetivo fue detener una eventual invasión soviética que nunca se produjo, pero que llegaron a cometer asesinatos de civiles. A todo ello se suma la existencia de una red corrupta estructurada como una logia masónica desviada, la logia Propaganda Due que, liderada por Licio Gelli, controló todos los estamentos de la sociedad italiana durante esos años para, de ese modo, acumular poder, enriquecerse económicamente y evitar en la medida de lo posible que en Italia hubiera gobiernos progresistas o con participación del Partido Comunista que, por entonces, tenía gran calado entre la sociedad.

P: -A nivel de género, ¿en cuál ubicas a este libro, si es que lo incluyes en alguno?

R: – Villa Wanda es un ensayo heterodoxo, en la medida en que no tiene una narración lineal e incluye diferentes materiales que van desde la reseña biográfica a la entrevista, pasando por el artículo periodístico. Por otra parte, y dado su contenido, Villa Wanda también puede leerse como una novela negra y, por qué no, como un libro de historia política.

P: – ¿Hay siglos más organizados que otros, por ejemplo el XX?

R: – A mayor desarrollo tecnológico, social e informativo, los recursos al alcance de aquellos grupos oligárquicos que pretenden controlar la sociedad para su beneficio tienen un mayor alcance y eficacia. De este modo, aunque las conspiraciones palaciegas siempre han existido, la mejora de los medios de comunicación, de transporte y el desarrollo de la economía han provocado que esas intrigas dejen de ser locales, para convertirse primero en regionales, luego nacionales y, finalmente, globales. Desde el momento en que los beneficios de una empresa de Silicon Valley pueden depender del control de una mina del coltán en África, dicha empresa no solo deberá llevarse bien con las autoridades californianas, estadounidenses o europeas, sino que tal vez tengan que extender esa buena relación a África. Si es necesario, tampoco sería extraño que optasen por poner un gobierno títere que les permita explotar esos recursos de forma ilimitada a cambio de una contraprestación nimia. Si para ello hubiera que provocar una guerra dicho territorio, tampoco sería la primera vez que optasen por esa solución.

P: – ¿Es el siglo XXI un foco de conspiraciones, o eso ya es materia de otros tiempos?

R: – La conspiración suele asociarse a planes urdidos en las sombras, con mucho efectismo y boato. Sin embargo, lo que se cuenta en Villa Wanda son cosas que, a pesar de su trascendencia, resultaban cotidianas, muy prosaicas, realizadas a plena luz del día y en muchas ocasiones, cutres y hasta torpes. El presidente italiano Giulio Andreotti, por ejemplo, reconoció en el Parlamento italiano con total desfachatez que la existencia de la red Gladio de ejércitos clandestinos en toda Europa era verdad. Sin embargo, no solo nadie le pidió responsabilidades, sino que los demás presidentes europeos tampoco fueron juzgados por un hecho que atentaba contra la esencia misma de la soberanía nacional de esos países y contra la seguridad de sus ciudadanos. Por tanto, claro que sigue habiendo conspiraciones en el siglo XXI, pero no con esa teatralidad que se suele asociar a ellas en los círculos conspiranoicos. Sus responsables no quedan en una cripta con antorchas y túnicas para realizar sacrificios humanos. Tampoco diseñan planes maestros sin fisuras en los que todo está planeado. Ellos prefieren reunirse en sitios como Davos y acordar hacer una reforma laboral que abarate el despido porque así van a obtener más beneficios en aquellos países en los que quieren invertir.

P: – ¿Preparas algún nuevo trabajo?

R: – Después de Villa Wanda, Autsaider División Sesuda publicó Ummo. Lo increíble es la verdad, un libro sobre uno de los casos ufológicos más interesantes de la historia, cuyo origen estuvo en España. Posteriormente, Clave Intelectual publicó Historias raras del siglo XX, una recopilación de mis artículos aparecidos en diferentes medios y, en la actualidad, estoy trabajando en un nuevo libro, también para la División Sesuda de Autsaider, cuyo contenido político y esotérico lo coloca a medio camino de Villa Wanda y Ummo. Me gustaría poder contar más al respecto, pero por ahora está poco cocinado.