Entrevista con Pascale Dietrich, autora de “Las mafiosas”: “La mafia es ultraliberalismo llevado al extremo”

Pregunta: – ¿Por qué “Las mafiosas”? ¿Me podría contar cómo surge la idea de esta novela?

Respuesta: – La idea original era hablar de la mafia desde un ángulo inusual, dando voz a personajes que suelen dejarse en un segundo plano, como las mujeres. Estas últimas juegan un papel crucial en la mafia: son las que apoyan a los hombres, les reemplazan cuando están en la cárcel, transmiten los valores del sistema a los niños, administran el dinero, etc … Yo quería revelar este papel invisible. En muchas áreas, las mujeres juegan un papel en las sombras, pero en realidad tienen mucho poder.

P: – Su novela tiene humor ácido, ¿piensa que la realidad necesita ser sacudida con el sarcasmo?

R: – El humor es una excelente manera de dar un paso atrás de la realidad y tener una visión crítica de las cosas. Por otro lado, funciona muy bien con el negro: es en las situaciones más crueles donde el humor es más efectivo, pero también más necesario. Parece que los funerarios tienen mucho humor en su profesión, que los enfrenta constantemente con la muerte. Es un mecanismo de defensa para ellos.

P: – La mafia se concibe como un mundo de hombres; en su historia la mujer cambia este rol de un modo burlesco ante lo que es la representación masculina. ¿La suya es una novela feminista?

R: – Si poner a las mujeres en el centro de atención y revelar su papel en gran parte invisible es un enfoque feminista, entonces Las Mafiosas es decididamente una novela feminista. Quería utilizar el tema de la mafia como un espejo de aumento para hablar de la situación de las mujeres en la sociedad de una manera más amplia. En el libro, Alessia, la hija del padrino, se enfrenta a penurias muy habituales para las mujeres en el mundo profesional (falta de reconocimiento por parte de los hombres, necesidad de compaginar tareas profesionales y domésticas, carga mental, etc.). Desde todos estos puntos de vista, mi novela tiene un tono feminista.

P: – ¿Cómo se lleva con las definiciones, por ejemplo “novela policial”?

R: – Tiendo a referirme a mis libros como «novelas negras» en lugar de «historias de detectives» porque la policía no está muy presente en mis historias. Rara vez hay una investigación con investigadores y pistas. Al mismo tiempo, siempre hay algún misterio o intriga que produce tensión. Me gusta el término «comedia negra», que transmite la mezcla que me gusta entre un ambiente oscuro, temas serios y el humor siempre presente en mis textos.

P: – Socióloga y escritora. ¿Cómo asume en cada rol su visión crítica de la realidad?

R: – La sociología es un aliado precioso para escribir thrillers. Mi trabajo favorece una retrospectiva crítica del mundo. Además, gracias a mis encuestas, conozco ciertos círculos, muchas veces al margen de la sociedad (mi investigación se centra en las personas más precarias, como las personas sin hogar). Pero siempre es la historia y la ficción las que tienen prioridad: en mis novelas, la crítica social sólo entra en juego más tarde. La sociología está al servicio de la ficción, ¡no al revés!

P: – Usted, como socióloga, trabaja en la defensa de los derechos de los más desfavorecidos. ¿El mundo actual es un poco más cínico o más humano?

R: – El mundo siempre ha sido desigual y más o menos violento. Pero hoy el ultraliberalismo lo hace extremadamente injusto y repugnante. Además, podemos decir que la mafia es ultraliberalismo llevado al extremo: la lógica del lucro gobierna las relaciones humanas sin mayor consideración. Lo desesperado es que esta lógica del lucro asole a toda la sociedad, penetrando incluso en sectores que antes estaban salvaguardados. Este es en parte el caso de lo humanitario, como lo demuestra Dina, uno de los personajes principales de las mafiosas.

P: – Cuando la realidad se vuelve un mal absoluto, ¿qué papel juega la ficción?

R: – La ficción nos permite distanciarnos del mundo y proporciona un espacio donde podemos pensar de manera diferente. Con la literatura podemos llevar al lector a plantearse preguntas sobre la sociedad, sus defectos, sus dilemas morales, etc. ¡Es un arma muy eficaz!