Alina Prades •  Cultura •  06/11/2025

Por qué una novela sobre violencia machista

La escritora rumana española Alina Prades ha creado una trilogía a partir de su propia experiencia como víctima de la violencia machista. Entre su realidad y la realidad social que le rodea, la autora ha logrado desarrollar la idea de que ser víctima no debe ser el resultado final, sino una etapa a superar. Su nueva novela titulada “¿Y ahora qué?” es una pregunta clave para entender lo que viene después del problema. En este artículo Prades, quien también es mediadora familiar, cuenta los detalles de su obra.

Por qué una novela sobre violencia machista

La violencia machista deja huella en la mente y en el comportamiento de toda mujer que la haya sufrido. Da igual que haya durado una semana, un año o treinta años de matrimonio y es una huella que solo puedes decidir cómo interpretar tú misma, porque sin duda, va a tener el poder de sacar lo peor o lo mejor de ti, como persona y como mujer.

Sin darte cuenta, te vuelves una persona solitaria aunque estés rodeada de personas que te quieren, desconfías de cualquier hombre que te sonría, y estás siempre en alerta aunque nadie te esté atacando. Te sientes cansada, agotada, como si llevaras contigo un cargamento de guerra encima. Te sientes invisible o por el contrario, demasiado visible, como si tuvieras pegada una pancarta en la frente con un título en rojo, te apuntaran por la calle y todo el mundo supiera por lo que has pasado aunque no hayas abierto la boca para contarlo y sin darte cuenta, de nuevo, o para no sufrir más, decides vivir apagada, fuera de cobertura, viviendo en piloto automático, deseando que los días pasen rápido, tomando ansiolíticos, antidepresivos y permitiéndote enfadarte de vez en cuando con las personas que menos se merecen esta reacción de ti, cerrándole las puertas al amor de por vida o cayendo en una relación del mismo perfil por no sentirte merecedora de nada mejor.

Yo, sin embargo, decidí vivir encendida. Ese día en el cuartelillo de la guardia civil, mientras el agente me estaba tomando declaración, comprendí el tiempo que había estado viviendo apagada y fuera de cobertura. Me di cuenta de que le había cedido el poder total y absoluto a un hombre, casi sin darme cuenta, por algo que yo pensaba que se llamaba amor. Mientras contestaba las preguntas del duro interrogatorio que pasé durante tres largas horas, hice consciente que no quería vivir culpabilizándole de mi sufrimiento ni del trauma con el que me tocaría lidiar durante tres años. Quería vivir dándole las gracias por haberme enseñado lo poco que yo me quería a mí misma y por haber sido mi gran maestro. Él solo había aparecido en mi vida para que yo aprendiera esta lección, y decidiendo ser víctima no iba a conseguir nutrirme de este aprendizaje y aunque para algunas personas esto sea una idea demasiado romántica, para mí fue el salvavidas que me llevó a escribir esta trilogía. Tras el juicio que tuvo lugar el día después, me juré a mí misma que nunca más me abandonaría, por nada ni por nadie. Que sacaría lo mejor de mí, a nivel personal y a nivel profesional, y aunque no tenía ni idea de cómo lo haría, sé que lo haría, porque ya había tocado el fondo del fondo y ahora por consecuencia, lo único que podía hacer era subir a la superficie y brillar.

Empecé a trabajarme a nivel terapéutico, fui a clases particulares de kickboxing, medité, practiqué mindfulness, saqué a luz a Cállate y bésame y a Cállate y abrázame y cuando por fin pensé que todo estaba bien, la vida me zarandeó por última vez para que terminara de curar lo poco que me quedaba ya, las memorias de violencia de género, así que tuve claro que necesitaba escribir una tercera parte que se nombrara ¿Y ahora qué?

Y es que tras atender a tu trauma por la violencia machista, entenderlo desde la raíz familiar, sanarlo y curarlo, tu sistema se relaja, ya no vives en guardia, ya has curado la desconfianza en los hombres y en las relaciones y de repente, aparece un hombre a tu vida, de ojos azules, bueno, sano, que te escucha y confía en ti, que con el paso del tiempo te abre su corazón y te lo dice. Te explica que lo que siente por ti es innegociable y entonces tú, que has pasado por todo lo que has pasado, te entran todos los nuevos miedos e inseguridades del tipo: “pero, ¿cómo va a quererme a mí?”, ¿y si me vuelve a pasar lo mismo?, ¿y si vuelvo a fracasar?, ¿y si me vuelvo a enamorar del hombre equivocado? Y es entonces cuando debes continuar yendo a terapia, esta vez siendo consciente de que ya eres una nueva versión de ti misma, estando en un nivel superior de progreso en el cual, debes afrontar la nueva situación.

¿Y ahora qué? os diría que es una novela terapéutica muy real y muy auténtica porque muestra la nueva versión que puedes llegar a ser aunque hayas pasado ese calvario mental, cada uno de los sabotajes que una mujer que ha pasado por un trauma así debe de afrontar en su nueva realidad. Amarna, la protagonista, huye sin darse cuenta de Orión, un hombre consciente de su propia historia, de su proceso de sanación, con ganas de avanzar con ella paso a paso y a un ritmo que ambos puedan sostener. En el momento que él se sincera, ella pone de manifiesto una serie de actitudes y sintomatologías para sabotear lo que están construyendo sin darse cuenta. Cuando por fin Amarna es capaz de comprender lo que le pasa y por qué, entiende cuál es la manera de ayudar a las mujeres que han pasado por un proceso así e incluye una guía práctica y útil para que cualquier persona, hombre o mujer, que aunque no sepa nada sobre terapia, pueda ayudar a su amiga, hija, madre o vecina a superar este trance. Lo más mágico de esta historia es que el final lo decide el lector. En ambos finales Amarna se escoge a ella misma, de eso no hay duda, pero cada uno muestra una decisión consciente para que la persona que esté leyéndolo pueda conectar con unas emociones y sensaciones determinadas y escoja junto a Amarna, el final desde su grado de amor propio.

Las motivaciones de esta novela sin duda son mostrar al lector los resultados óptimos que hay después de ir a terapia, lo que la vida te puede cambiar cuando decides no ser víctima y ser superviviente. Lo que puedes avanzar cuando ves el conflicto como una oportunidad de cambio y mejora. Que tú y solamente tú tienes el poder para decidir la vida que quieres tener pero que esa decisión, va a tener que ser sostenida por actos conscientes y coherentes. Que las parejas que tenemos a lo largo de toda nuestra vida son meros “maestros espejo” de aquello que debemos sanar y cuando antes entendamos este reflejo, antes podremos disfrutar y vivir nuestro momento presente.

¿Y ahora qué? muestra como decidir ser superviviente de violencia de género no es fácil. Hay una lista muy larga de miedos y creencias limitantes que hay que afrontar. La sociedad entiende a una mujer que ha sufrido violencia como víctima y lo que yo trato de hacer ver y comprender en mis obras es que para restaurar a esta mujer y que tenga y disfrute de la vida lo más sanamente posible a partir de su “ahora”, se la debe impulsar desde el concepto “superviviente” porque ya es una heroína por haber pasado todo este infierno, ¿por qué la necesidad de fragilizarla y hacerla sentir más débil?

Si queremos cambios reales en esta cruda realidad, debemos descentrar la atención de lo que hacen mal ellos, y poner toda la atención en ella, pero no desde la victimización. Si queremos erradicar la violencia de género, empecemos llamándolas supervivientes, es más coherente, ¿no? Al final, ser una mujer empoderada no es echarle la culpa a él, es responsabilizarte de ti.


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