«Un abrazo a nuestras abuelas rurales»
- En un contexto donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es indispensable encontrar maneras de preservar y visibilizar la vida de las mujeres rurales.
La importancia del intercambio generacional en la vida de los pueblos extremeños.

La trama del ecofeminismo rural nos recuerda que la conexión entre la mujer y la tierra no es solo una relación de trabajo; es un vínculo profundo que trasciende generaciones. Las mujeres rurales son guardianas del conocimiento ancestral, de prácticas sostenibles y de una forma de vida que, aunque ha sido marginada por la modernidad, continúa ofreciendo soluciones frente a los desafíos ambientales actuales.
Este objetivo se ha convertido en el eje central de los encuentros recientes realizados en el CRA (Centro Rural Agrupado) Alijares de Santa Cruz de la Sierra, en el CRA Montellano de Conquista de la Sierra y en el CEIP (Centro de Educación Infantil y Primaria) Las Américas de Trujillo. A través de esta iniciativa, Ecologistas en Acción Dehesas y Villuercas (Extremadura) y la Oficina de Igualdad de Trujillo buscan conectar a las y los más pequeños con las historias y experiencias de sus abuelas, garantizando que sus legados no caigan en el olvido.
Con el avance tecnológico, corremos el riesgo de perder fragmentos valiosos de nuestra historia. Las abuelas rurales, quienes a menudo no tuvieron la oportunidad de asistir a la escuela, poseen un bagaje cultural que se transmite a través de relatos, canciones y tradiciones. Estos recuerdos, sin embargo, pueden desvanecerse si no se toman medidas activas para preservarlos.
Una reciente iniciativa intergeneracional en varios pueblos de la Comarca de Trujillo ha comenzado a dar pasos hacia la preservación de estas historias. Niñas y niños están teniendo la oportunidad de reunirse con sus abuelas en espacios comunitarios donde no solo escuchan sus relatos, sino que también participan en talleres donde aprenden a cocinar recetas de dulces tradicionales y comprenden la importancia de su patrimonio. Esta experiencia es enriquecedora tanto para las y los jóvenes como para las mayores, que se encuentran en estas actividades un espacio de cariño y reconocimiento.
Preguntas y respuestas: El aprendizaje fluido entre generaciones
Durante uno de estos encuentros, una pequeña pregunta se hizo eco en el aire: «¿Cómo era tu colegio, abuela?» La respuesta fue reveladora: «No fui al colegio. Desde pequeña estuve trabajando en el campo». Estas palabras representan un viaje a tiempos pasados, donde la educación formal era un lujo que muchas familias rurales no podían permitirse. Sin embargo, la sabiduría que estas mujeres han adquirido a través de la experiencia y el trabajo diario es incalculable.
Este tipo de interacciones no solo enriquecen a los niños y niñas, sino que también permiten que las abuelas se sientan valoradas y escuchadas. En un gesto simbólico, los pequeños se acercan y abrazan a sus abuelas, una acción que habla más que mil palabras. Ese gran abrazo de cariño expresa gratitud y admiración hacia las generaciones que les precedieron, reafirmando la idea de que su legado no será olvidado.
Lecciones que perduran: El ecofeminismo en el presente
Es aquí donde el ecofeminismo, concepto que entrelaza la lucha por la igualdad de género con la defensa del medio ambiente, cobra vida. La mujer rural no solo es guardiana de tradiciones, sino también custodia de la biodiversidad y de las prácticas sostenibles que han mantenido vivas en sus comunidades. Al visibilizar sus historias, se pone en relieve la importancia de su papel en la alimentación, la conservación del saber agrícola y la resistencia ante las adversidades provocadas tanto por la globalización como por el cambio climático. Al involucrar a las y los más jóvenes en estas prácticas, se siembran semillas de conciencia ambiental que florecerán en el futuro.
La realidad es que las luchas de las mujeres rurales por sus derechos no solo se enmarcan en el acceso a la tierra o en el reconocimiento económico, sino también en su papel como educadoras y guardianas de las tradiciones y preservadoras de los recursos sostenibles del entorno. Con cada relato compartido, se construye un puente entre el pasado y el futuro, una oportunidad para que los niños y niñas no solo escuchen, sino que también se convertirán en defensores de esas historias.
Conclusión: Un futuro compartido
Es imperativo que continuemos promoviendo espacios donde el intercambio generacional pueda florecer. Los jóvenes deben ser parte activa en la preservación de la memoria colectiva de sus abuelas rurales. De esta manera, se fomenta un respeto por la vida agraria y se reitera el valor de las experiencias vividas por quienes nos precedieron.
Las mujeres rurales son más que trabajadoras del campo; son fuentes de conocimiento, resiliencia y sabiduría. A través de grandes abrazos de cariño y conversaciones sinceras, logramos fortalecer el lazo que una generación, asegurando que las enseñanzas de las abuelas perduren en el tiempo y que, a pesar de los cambios tecnológicos, sus historias nunca sean olvidadas.
Por lo tanto, invitamos a todas las comunidades a participar activamente en iniciativas de este tipo ya valorar el papel fundamental que tienen nuestras abuelas en la construcción de un futuro más sostenible, justo y lleno de amor por la tierra que habitamos. Juntos, podemos garantizar que las voces de las mujeres rurales resuenen en el corazón de cada niño y niña, creando un legado que perdure en el tiempo.
Además, es fundamental promover políticas públicas que apoyen a la mujer rural y faciliten el acceso a la educación y tecnología para ellas y sus familias. La capacitación en nuevas herramientas y técnicas puede empoderar a estas mujeres, permitiéndoles participar activamente en la economía local y fomentando un desarrollo sostenible que respete el medio ambiente y sus saberes ancestrales.
Con el propósito de no dejar que las voces de las mujeres rurales se pierdan en el ruido del desarrollo, estas iniciativas son una llamada al compromiso colectivo. Es nuestra responsabilidad recordar y visibilizar las historias de aquellas que han sido, y continuar siendo, pilares fundamentales de nuestras comunidades.
Al finalizar el encuentro, quedó claro que las y los niños presentes no solo habían ganado conocimiento, sino también un profundo respeto por sus abuelas y la vida en el campo. La conexión intergeneracional sembrada en este día promete florecer en el corazón de cada pequeña y pequeño, asegurando que las memorias de las mujeres rurales perduren en el tiempo, enriqueciendo la memoria colectiva de nuestra sociedad.
Ecologistas en Acción Dehesas y Villuercas (Extremadura) y la Oficina de Igualdad de Trujillo quieren dejar claro que la lucha por visibilizar a la mujer rural es una tarea de todos y todas. Recordemos que al honrar sus historias, no solo estamos preservando un legado, sino también construyendo un futuro donde el ecofeminismo rural se consolide como un pilar fundamental para la equidad y la justicia social.