Una nueva investigación propone las tecnologías feministas como herramientas indispensables para la construcción de paz

Barcelona, 3 de junio de 2025. “Muchas tecnologías actuales son esencialmente violentas (el armamento es el ejemplo paradigmático) o se acaban usando para ejercer la violencia contra otras personas o contra el planeta”. Es uno de los puntos de partida de la nueva publicación del Centro Delàs de Estudios por la Paz, que bajo el título Tecnologías feministas: herramientas para construir la Paz, analiza los procesos tecnológicos y su relación con el patriarcado y la militarización, desde una crítica de las tecnologías de la dominación.
La investigación apunta que la mayor parte de las tecnologías actuales han sido creadas por y para un sistema de la violencia y la dominación, y el mercado de la tecnología militar, de seguridad y defensa se presenta como el máximo exponente de estos valores. Son tecnologías que no se aplican igual cuando el contexto es el de una ciudad, una frontera o un conflicto armado abierto. Aunque, tal y como apunta la publicación, a menudo se trata de las mismas tecnologías (drones, cámaras de reconocimiento facial, IA,…), pero con una aplicación e intensidad diferenciada según los espacios y las personas. En este sentido, todas las áreas identificadas se encuentran atravesadas por otros ejes de control y violencia, en especial, el racismo, el patriarcado y el especismo.
El 2023, el gasto militar mundial aumentó un 6,8% en términos reales (un 3,7% el año anterior) hasta lograr un nuevo máximo histórico de 2,44 billones de dólares, engrosando el mercado de la defensa. Y por lo que se refiere específicamente al mercado mundial de la seguridad, que incluye seguridad electrónica y física, ciberseguridad, seguridad interior del Estado o vigilancia humana, entre otros, el 2022 tuvo un crecimiento del 4,5%, después de un 5,7% el 2021 y logrando unas ventas de 669.000 millones de euros, y para el 2023 se esperaba un crecimiento del 4%. Dentro de este, el biométrico en concreto ya superaba los 20.000 millones de dólares en 2020 y se espera una tasa de crecimiento anual compuesto superior al 13% entre 2021 y 2027. Uno de los campos en auge donde se están incorporando los productos y servicios tecnológicos de este mercado es el de las Smart & Safe cities, donde las tecnologías de la vigilancia son uno de los elementos que más controversia han generado, ya que inducen a nuevas formas de regulación social, erosionan la privacidad y el sentimiento de comunidad, permiten la elaboración de perfiles predictivos, fomentan la categorización social e influyen en el comportamiento de la ciudadanía. “Las tecnologías de las Safe & Smart cities refuerzan la división, la desigualdad social y el racismo. La ideología que se encuentra en la base de estas ciudades prioriza las necesidades y visión de los sectores enriquecidos por sobre el bien común de la mayor parte de la población”, alerta la investigadora del Centre Delàs y coautora de la publicación, Anna Montull García.
“Hemos analizado las tecnologías que se enmarcan en la lógica capitalista, patriarcal, de dominio y de crecimiento continuo, aquellas que se ponen al servicio de las empresas de armamento y las de control de la población. Desde una mirada feminista, criticamos un concepto de seguridad humana que entiende lo humano como aquello masculino, dando una falsa universalidad del género masculino a la fenomenología de la persona e invisibilizando todas las otras experiencias”, explica Dúnia Camps-Febrer, investigadora del Centre Delàs y coautora de la publicación. Porque en todo aquello que tiene que ver con la seguridad y control de las personas la tecnología juega un papel esencial, además de su papel tradicional con todo aquello relacionado con el armamento. “Por eso, entendemos que hay que introducir una perspectiva feminista en el estudio de la tecnología, la inseguridad y la guerra. Desde este marco, definimos como tecnología feminista el conjunto de todas aquellas herramientas tecnológicas que creemos que nos acercan a los objetivos ecofeministas y que consideramos necesarias para la desmilitarización y para la construcción de alternativas de paz”.
Finalmente, el documento propone un conjunto de preguntas para la caracterización de las tecnologías feministas en sus diferentes fases, desde los materiales que requiere, su proceso de producción, su uso, la fase final (residuos, reaprovechamiento) y las infraestructuras que requiere, considerando las dimensiones de no violencia y cuidados, la ecológica, la de localidad y proximidad, la de respeto planetario, la de gestión comunitaria y la de empoderamiento, cultura y democracia. Basándose en los trabajos de la investigadora Andrea Vetter entre otros de otras expertas, el documento propone esta metodología y presenta algunos ejemplos concretos de tecnologías en base a esta caracterización. El documento concluye que las tecnologías feministas no solo pueden ser un agente importante para el desarme, sino que hacen falta y son necesarias para desmilitarizar.
“La emergencia actual requiere un esfuerzo común coordinado y solidario a nivel planetario, con un nuevo orden mundial que sea respetuoso con la gente y el planeta, que cuide la biosfera y que deje atrás la actual plutocracia para ir hacia soluciones realmente democráticas. Los retos actuales son imposibles de lograr sin cambiar y superar el actual sistema militarizado de poder y seguridad y sin cambiar sus herramientas. Un sistema que no se puede desmantelar desde una visión patriarcal con tecnologías que derivan del machismo y se basan en objetivos de negocio y beneficios a corto plazo para unos pocos”, alerta Pere Brunet, también investigador del Centre Delàs y coautor del paper. “Por eso, si queremos la paz, hay que actuar urgente y simultáneamente como mínimo en cinco frentes: descarbonizando, descolonizando, desmilitarizando, desmasculinizando y decreciendo”.
Catalá
Una nova recerca proposa les tecnologies feministes com a eines indispensables per a la construcció de pau
Barcelona, 3 de juny de 2025. “Moltes tecnologies actuals són essencialment violentes (l’armament n’és l’exemple paradigmàtic) o bé s’acaben usant per a exercir la violència contra altres persones o contra el planeta”. És un dels punts de partida de la nova publicació del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, que sota el títol Tecnologies feministes: eines per a construir la Pau, analitza els processos tecnològics i la seva relació amb el patriarcat i la militarització, des d’una crítica de les tecnologies de la dominació.
La recerca apunta que la major part de les tecnologies actuals han estat creades per i per a un sistema de la violència i la dominació, i el mercat de la tecnologia militar, de seguretat i defensa es presenta com el màxim exponent d’aquests valors. Són tecnologies que no s’apliquen igual quan el context és el d’una ciutat, una frontera o un conflicte armat obert. Tot i que, tal com apunta la publicació, sovint es tracta de les mateixes tecnologies (drons, càmeres de reconeixement facial, IA,…), però amb una aplicació i una intensitat diferenciada segons els espais i les persones. En aquest sentit, totes les àrees identificades es troben travessades per altres eixos de control i de violència, en especial, el racisme, el patriarcat i l’especisme.
El 2023, la despesa militar mundial va augmentar un 6,8% en termes reals (un 3,7% l’any anterior) fins a assolir un nou màxim històric de 2,44 bilions de dòlars, engrossant el mercat de la defensa. I pel que fa específicament al mercat mundial de la seguretat, que inclou seguretat electrònica i física, ciberseguretat, seguretat interior de l’Estat o vigilància humana, entre d’altres, el 2022 va tenir un creixement del 4,5%, després d’un 5,7% el 2021 i assolint unes vendes de 669.000 milions d’euros, i pel 2023 s’esperava un creixement del 4%. Dins d’aquest, el biomètric en concret ja superava els 20.000 milions de dòlars el 2020 i s’espera una taxa de creixement anual compost superior al 13% entre 2021 i 2027. Un dels camps en auge on s’estan incorporant els productes i serveis tecnològics d’aquest mercat és el de les Smart & Safe cities, on les tecnologies de la vigilància són un dels elements que més controvèrsia han generat, ja que indueixen a noves formes de regulació social, erosionen la privadesa i el sentiment de comunitat, permeten l’elaboració de perfils predictius, fomenten la categorització social i influeixen en el comportament de la ciutadania. “Les tecnologies de les Safe & Smart cities reforcen la divisió, la desigualtat social i el racisme. La ideologia que es troba a la base d’aquestes ciutats prioritza les necessitats i visió dels sectors enriquits per sobre el bé comú de la major part de la població”, alerta la investigadora del Centre Delàs i coautora de la publicació, Anna Montull García.
“Hem analitzat les tecnologies que s’emmarquen en la lògica capitalista, patriarcal, de domini i de creixement continu, aquelles que es posen al servei de les empreses d’armament i les de control de la població. Des d’una mirada feminista, critiquem un concepte de seguretat humana que entén l’humà com allò masculí, donant una falsa universalitat del gènere masculí a la fenomenologia de la persona i invisibilitzant totes les altres experiències”, explica Dúnia Camps-Febrer, investigadora del Centre Delàs i coautora de la publicació. Perquè en tot allò que té a veure amb la seguretat i control de les persones la tecnologia juga un paper essencial, a més del seu paper tradicional amb tot allò relacionat amb l’armament. “Per això, entenem que cal introduir una perspectiva feminista en l’estudi de la tecnologia, la inseguretat i la guerra. Des d’aquest marc, definim com a tecnologia feminista el conjunt de totes aquelles eines tecnològiques que creiem que ens apropen als objectius ecofeministes i que considerem necessàries per a la desmilitarització i per a la construcció d’alternatives de pau”.
Finalment, el document proposa un conjunt de preguntes per a la caracterització de les tecnologies feministes en les seves diferents fases, des dels materials que requereix, el seu procés de producció, el seu ús, la fase final (residus, reaprofitament) i les infraestructures que requereix, considerant les dimensions de no violència i cures, l’ecològica, la de localitat i proximitat, la de respecte planetari, la de gestió comunitària i la d’empoderament, cultura i democràcia. Basant-se en els treballs de la investigadora Andrea Vetter entre d’altres expertes, el document proposa aquesta metodologia i presenta alguns exemples concrets de tecnologies en base a aquesta caracterització. El document conclou que les tecnologies feministes no només poden ser un agent important per al desarmament, sinó que calen i són necessàries per a desmilitaritzar.
“L’emergència actual requereix un esforç comú coordinat i solidari a nivell planetari, amb un nou ordre mundial que sigui respectuós amb la gent i el planeta, que cuidi la biosfera i que deixi enrere l’actual plutocràcia per anar cap a solucions realment democràtiques. Els reptes actuals són impossibles d’assolir sense canviar i superar l’actual sistema militaritzat de poder i seguretat i sense canviar les seves eines. Un sistema que no es pot desmantellar des d’una visió patriarcal amb tecnologies que deriven del masclisme i es basen en objectius de negoci i beneficis a curt termini per a uns pocs”, alerta Pere Brunet, també investigador del Centre Delàs i coautor del paper. “Per això, si volem la pau, cal actuar urgentment i simultàniament com a mínim en cinc fronts: descarbonitzant, descolonitzant, desmilitaritzant, desmasculinitzant i decreixent”.