Ramaris Vásquez •  Opinión •  28/01/2021

Esequibo…o la alevosía contra Venezuela

La invocación a la soberanía venezolana sobre  los 159.500 Km2 del Esequibo, enfrenta el poderío transnacional y el interés angloamericano, afianzados en el Comando Sur de Estados Unidos (EE.UU), que el pasado 13 de enero firmara un convenio con Guyana (1) al tiempo que ‘enseñara los dientes’ a Caracas con la realización de ejercicios militares conjuntos con Georgetown. (2)
Se trata de otro capítulo alevoso contra Venezuela, en medio de la amarga  “guerra económica” que vive el pueblo venezolano, constatada por la ONU mediante informe del experto independiente Alfred de Zayas, sobre su misión a Venezuela con base en  la resolución 36/4 del Consejo de DD.HH., mientras Guyana explota írritamente recursos del territorio en reclamación (3).
La consultora financiera Torino Economics, citada por bancaynegocios.com,  aseguró que “el incremento de 39,2% de la economía guyanesa en 2020” se sustentaría “en buena medida en lo aportado por el Esequibo y por el descubrimiento de petróleo en el Bloque Straboek, segunda mayor área del mundo sin explorar  y con un estimado de producción petrolera de 750 mbd en 2025”. (4).
Asimismo, según offshoreTechnology.com, que citó a Reuters el 18 de enero pasado, “Exxon Mobil supuestamente no pudo encontrar recursos de hidrocarburos luego de la perforación en el pozo de exploración Hassa-1 en el bloque Strabroek en la costa de Guyana. Hasta el momento, se realizaron 18 descubrimientos en el bloque, por un total de 8 mil millones de barriles de petróleo y gas recuperables”. (5).
En comunicación emitida por el Presidente venezolano Nicolás Maduro, el  9 de julio de 2015 a Ban Ki-moon, entonces  Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Venezuela dejó asentada firmemente la necesidad de recordar que la base del reclamo sobre el territorio Esequibo, tal como acordaron y firmaron las partes en 1966, es “el Acuerdo de Ginebra”. (6)
Asimismo, el mandatario venezolano señaló en la comunicación: “Debo reiterar que, cuando la República Cooperativa de Guyana obtuvo su independencia, Venezuela, al reconocer al nuevo Estado el 26 de mayo de 1966, expresó una reserva puntualizando que dicho reconocimiento”: “…no implica por parte de nuestro país renuncia o disminución de los derechos territoriales reclamados, ni de ninguna manera afecta los derechos de soberanía que se desprenden de la reclamación surgida de la contención venezolana de que el llamado Laudo Arbitral de París de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica, es nulo e írrito…”.(6).
Sin embargo, violentando el derecho internacional, tal como refiere Hernández, S. (2019) en su  Análisis prospectivo del conflicto territorial entre Guyana y Venezuela, publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos,  “desde la década de los ochenta, Guyana ha entregado múltiples concesiones a empresas extranjeras para explotar los recursos naturales presentes en el espacio geográfico en disputa. A pesar de que el Acuerdo de Ginebra establece que, hasta que no se encuentre solución, ningún Gobierno puede realizar o autorizar actividades económicas en dicho territorio”. (Hernández, S., año 2019, pág. 1). (7)
Actualmente, como recogió offshoreTechnology.com, el 18 de enero pasado, “con una superficie de 6,6 millones acres, el bloque Stabroek es propiedad y está operado por Esso Exploration and Production Guyana, afiliada de ExxonMobil, con una participación de 45%, mientras que Hess Guyana Exploration y CNOOC Petroleum Guyana tienen participaciones del 30% y 25%, respectivamente”. (8)
Así es como el poder transnacional y sus aliados quedan inmunes a lo que reza el Informe del Consejo de Derechos Humanos presentado en la Asamblea General de la ONU en el Septuagésimo quinto período de sesiones, en el documento 44/15, sobre empresas y derechos humanos, cuando:
“Alienta a todas las empresas a que cumplan su responsabilidad de respetar todos los derechos humanos, de conformidad con lo indicado en los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos y en otras normas aplicables, entre otras formas contribuyendo activamente a las iniciativas destinadas a fomentar una cultura de respeto del estado de derecho y de protección de los derechos humanos, participando de buena fe en los procesos judiciales y extrajudiciales nacionales y estableciendo mecanismos eficaces a nivel operacional para facilitar la pronta resolución de las reclamaciones (…) (Pág. 213).(9)
Tal vez por ello Hernández, S. (2019) sostiene en su análisis que en el reclamo por el Esequibo  “la influencia de Exxon Mobil ha sido muy significativa y desde el involucramiento directo de la compañía petrolera y de quien fue su director entre los años 2006 y 2016, Rex Tillerson” (ex secretario de Estado de EE.UU), y a su juicio, para Venezuela básicamente “prima un interés geoestratégico de garantizar su única salida al océano Atlántico”.
Sin duda, en el andamiaje de despojos que Venezuela sufre, -en medio de la bifurcación del poder político- el más alevoso es el arrebato del Esequibo a l@s venezolan@s porque, como afirma Briceño, C. (2010) en su artículo científico “Las Malvinas y El Esequibo: Una reivindicación territorial no lograda por Argentina y Venezuela en América Latina: “irrefutables son los títulos que tiene Venezuela sobre el Esequibo, títulos históricos heredados de España y títulos republicanos”. (Briceño, C., 2010, s/n).
*Ramaris Vásquez, periodista venezolana. Con estudios de Especialización en Derechos Humanos de la Universidad Nacional Abierta (UNA). Venezuela.

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