Redacción •  Ciencia •  08/08/2016

El verdadero precio de la Red Natura

5.500 euros, esa es la tarifa impuesta por la Xunta de Galicia como garantía ambiental a la Fundación Eduardo Pondal para autorizar el festival "V de Valarés" -Playa de Balarés (Ponteceso)-, en la zona de máxima protección de la Red Natura 2000. La Consellería de Medio Ambiente basa su decisión en un conjunto de recomendaciones incluídas en un dictamen sin validez científica real elaborado por un profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de Santiago de Compostela. Mientras tanto, vecinos y ecologistas advierten del riesgo de convertir uno de los tramos más sensibles de la costa gallega en una zona de recreo sin control para las miles de personas que asistirán al evento.

El verdadero precio de la Red Natura

El pasado cuatro de julio, fue la Sociedade Galega de Historia Natural quien puso la voz de alarma haciendo alusión al Decreto 37/2014, de ordenación de la Red Natura 2000 en Galicia alertando de que pese a haber transcurrido dos años de su aprobación, «surgen contínuamente actividades recreativas para las que se contemplan asistencias multitudinarias en territorios declarados Zona 1 y 2, es decir, en el mismo corazón de los espacios naturales más valiosos, sensibles, y emblemáticos de Galicia».

La veterana entidad conservacionista, que desde sus inicios trabaja con criterios científicos, pedía entonces la prohibición «con carácter general» de este tipo de eventos, y que incluso era necesario el estudio y autorización individual en otros casos situados fuera de ese ámbito porque podría tratarse de zonas previstas de ampliación de la Red Natura.

Ahora, la Xunta hace caso omiso de la solicitud de la SGHN en la playa de Balarés, considerando que «en previsión de los posibles daños que se pudiesen causar al medio ambiente y como garantía para asegurar el cumplimiento de las condiciones impuestas y los costes de restitución», se le impone al solicitante la obligación de establecer un aval por importe de 5.500 euros.

UN DICTAMEN SIN VALIDEZ CIENTÍFICA REAL

La Administración gallega basa su decisión favorable en un informe de Jesús Domínguez Conde,del Departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Santiago, en el que aproxima una serie de recomendaciones y una valoración personal sin validez científica, si bien termina sugiriendo la necesidad de realizar un monitoreo especializado con algunas especies para llegar a conocer el tipo de impacto que esta actividad de ocio puede generar sobre la biodiversidad de la zona.

Sin embargo, ya en 2015 con el Decreto 37/2014 vigente, los medios locales anunciaron que la Consellería de Medio Ambiente rehusaba conceder los permisos para la celebración del festival, decisión que dio un vuelco tras la entrada en acción de la que por aquel entonces era su responsable, la actual Conselleira de Infraestructuras e Vivenda Ethel Vázquez, oriunda de Ponteceso.

LA XUNTA DE GALICIA RECONOCE EL TRAMO COSTERO DE LA PLAYA DE BALARÉS COMO DE «ALTO VALOR AMBIENTAL»

Con estos precedentes, resulta llamativo la autorización de la Xunta para la realización del festival de los días 12 al 14 de agosto y más sorprendente si cabe la autorización para la instalación de tasta 310 tiendas de campaña en el pinar anexo a la playa, cuando es la propia Administración la que reconoce que la localización prevista «se encuentra dentro de un espacio litoral de alto valor ambiental» incluído en la Zona de Especial Protección de los Valores Naturales (ZEPVN) Costa da Morte, también protegida por las figuras de Zona Especial de Conservación (ZEC) Costa da Morte y Zona de Especial Protección para las AVES (ZEPA) Costa da Morte (norte).

En su informe, la Consellería de Medio Ambiente reconoce, además, que «en la zona de influencia del evento aparecen recogidas representaciones de un mosaico de hábitats de interés comunitario» y que el lugar «alberga también poblaciones de especies de interés para la conservación entre las que destacan sobre todo la de las aves, así como anfibios, plantas y murciélagos, todas ellas muy sensibles a las perturbaciones de sus hábitats«.

Además -reiteran desde la Xunta- «consultado el SITEB -Sistema de Información Territorial de la Biodiversidad-, las localizaciones elegidas se sitúan en el área de distribución de numerosas especies incluídas en el Decreto 88/2007, del 19 de abril, por el que se regula el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas (CGEA), en la Directiva 92/43/CEE del Consejo, del 21 de mayo, y/o en la Directiva 2009/147/CE del 30 de noviembre«, existiendo además «una zona de especies silvestres en régimen de protección especial» dentro del Catálogo Español de Especies Amenazadas.

EN CONSERVACIÓN, EL HÁBITO NO HACE AL MONJE

Actuando con responsabilidad, la Consellería de Medio Ambiente no debería permitir la realización del festival en la zona protegida de la Red Natura, y debería promover el traslado del festival lejos de las zonas más sensibles. Porque pese a que este 2016 celebra su décima edición, desde el 2014 está sujeto a los dictados del Decreto 37/2014, del 27 de marzo, por el que se declaran zonas especiales de conservación los lugares de importancia comunitaria en Galicia y se aprueba del Plan Director de la Red Natura 2000.

Porque en temas de conservación de hábitats, el hábito no hace al monje, y abrir los últimos paraísos de la naturaleza gallega al beneficio privado quizás no sea la mejor opción para conservarla. Tanto en el caso de este festival como en el de todo tipo de actividades de ocio a gran escala autorizadas sin reparos en plena Red Natura por una Administración autonómica cuya mayor aspiración debería ser la de protegerla para el futuro, para que no llegue el día en que tengamos que hablar de la Galicia que fue.


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