Redacción •  Memoria Histórica •  22/07/2019

La sanidad con las Brigadas Internacionales en la zona norte de Córdoba

Hemos puesto a vuestra disposición este artículo sobre el Hospital de Belalcázar, integrado en la Sanidad de las Brigadas Internacionales en el Frente de Córdoba. Está tomado de las jornadas sobre los combates en la zona de Jaén celebradas en abril de 2016.

La sanidad con las Brigadas Internacionales en la zona norte de Córdoba

En los días 8 y 9 de abril de 2016 se celebró, entre las localidades de La Granjuela, Belalcázar y Valsequillo (Córdoba) y Andújar y Lopera (Jaén), un acto conjunto de homenaje a los miembros de la Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil Española en el frente norte de Córdoba, en contacto directo con el sur de Extremadura y las proximidades de Jaén. En la mañana del día 8 de abril, viernes, con la asistencia de los alcaldes de Belalcázar, La Granjuela y Valsequillo, así como dos autobuses en el que viajaban 60 irlandeses, 15 británicos, 4 franceses, una americana y 20 españoles, se rindió homenaje a los brigadistas en el recinto del Instituto de Educación Secundaria Juan de Soto Alvarado (antiguo Grupo Escolar Primo de Rivera, después Rodolfo Llopis) de Belalcázar, donde estuvo instalado el denominado Hospital Americano. El autor de estas líneas estuvo entre ellos aquella soleada mañana, compartiendo la emoción y las vivencias de los presentes, entre multitud de banderas republicanas y de las Brigadas Internacionales que portaban sus descendientes, guardadas y conservadas con mimo y esmero, según nos contaron. Allí, entre fotos, lágrimas y palabras frente a placas conmemorativas, junto a las autoridades presentes y miembros de la AABI (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales), se estaba rememorando una página importante de la historia, de la intrahistoria de la Guerra Civil en esta zona del frente.

LA SANIDAD Y LAS BRIGADAS

INTERNACIONALES EN LA ZONA NORTE DE CÓRDOBA

El Hospital Americano de Belalcázar (mayo-octubre de 1937)

Feliciano Casillas Sánchez

LA SANIDAD CON LAS BRIGADAS INTERNACIONALES EN LA ZONA NORTE DE CÓRDOBA DURANTE LA GUERRA CIVIL: el Hospital Americano de Belalcázar (mayo- octubre de 1937).

  1. Introducción.

  2. Las Brigadas Internacionales en la G. Civil entre 1936-1937. El Servicio de Sanidad en la retaguardia de la guerra.

  3. El Hospital Americano de Belalcázar (Córdoba) y su actividad (mayo-octubre de 1937) a través de las fuentes. El testimonio completo del Dr. Josep María Massons.

  4. Conclusiones.

Resumen: El artículo que damos a conocer aborda el papel de la sanidad en España durante la Guerra Civil con la llegada de las Brigadas Internacionales y su irrupción de lleno en la contienda para atender a los heridos del frente. A través de varios testimonios de los voluntarios sanitarios, en su mayoría extranjeros, que trabajaron en el Hospital de campaña que se instaló en el recién construido Grupo Escolar de Belalcázar, Los Pedroches (Córdoba), entre mediados de mayo y hasta octubre de 1937, conoceremos de primera mano cual fue su trabajo, su contacto con la realidad local y sus sensaciones a medida que avanzaba la guerra.

  1. Introducción.

En los días 8 y 9 de abril de 2016 se celebró, entre las localidades de La Granjuela, Belalcázar y Valsequillo (Córdoba) y Andújar y Lopera (Jaén), un acto conjunto de homenaje a los miembros de la Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil Española en el frente norte de Córdoba, en contacto directo con el sur de Extremadura y las proximidades de Jaén. En la mañana del día 8 de abril, viernes, con la asistencia de los alcaldes de Belalcázar, La Granjuela y Valsequillo, así como dos autobuses en el que viajaban 60 irlandeses, 15 británicos, 4 franceses, una americana y 20 españoles, se rindió homenaje a los brigadistas en el recinto del Instituto de Educación Secundaria Juan de Soto Alvarado (antiguo Grupo Escolar Primo de Rivera, después Rodolfo Llopis) de Belalcázar, donde estuvo instalado el denominado Hospital Americano. El autor de estas líneas estuvo entre ellos aquella soleada mañana, compartiendo la emoción y las vivencias de los presentes, entre multitud de banderas republicanas y de las Brigadas Internacionales que portaban sus descendientes, guardadas y conservadas con mimo y esmero, según nos contaron. Allí, entre fotos, lágrimas y palabras frente a placas conmemorativas, junto a las autoridades presentes y miembros de la AABI (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales), se estaba rememorando una página importante de la historia, de la intrahistoria de la Guerra Civil en esta zona del frente. El presente artículo quiere acercarse todo lo posible a conocer mejor este episodio que despertó nuestra curiosidad aquella soleada mañana de abril de 20161.

En los primeros meses del año 1937, en el contexto de la Batalla de Pozoblanco (mal conocida hasta que los historiadores la han rescatado de la oscuridad) y el empuje de las tropas franquistas desde el sector extremeño hacia esta zona del norte de Córdoba, aparecen junto a las tropas republicanas brigadistas extranjeros que habían venido a luchar por la causa republicana, presentes en España desde octubre de 1936. Los servicios sanitarios que les acompañaban, compuestos en su mayoría por voluntarios de diversos países del mundo, hicieron una encomiable labor que ha quedado oscurecida por las acciones bélicas, y solo en estos últimos años comienza a ver la luz, a rescatarse testimonios a través de las páginas de memorias de protagonistas directos de aquellos hechos, como el Archivo del comandante italiano Aldo Morandi, uno de los artífices de la resistencia republicana en Pozoblanco frente a las tropas nacionales, o las memorias del belalcazareño Críspulo Márquez Espada. La localidad de Belalcázar, próxima a Pozoblanco pero más cercana a Cabeza del Buey (sur de Badajoz) acogió un hospital de campaña de la XIII Brigada Internacional, que fue traslado desde Cabeza del Buey, a mediados de mayo, al recinto del por entonces Grupo Escolar Primo de Rivera (soberbio edificio de piedra que había comenzado a construirse precisamente 10 años antes, en 1927) y finalmente se trasladaría desde Belalcázar al Sanatorio Villegas en Hoyo de Manzanares, Madrid, a finales de junio de 1937. Luego, desde Valsequillo, vendría el grupo de norteamericanos (que dan nombre al hospital), hasta el mes de octubre de 1937. Tomando como ejemplo el episodio del Hospital Americano de Belalcázar, y a través del testimonio de sus protagonistas, daremos a conocer cómo fue el trabajo de aquellos hombres y mujeres extranjeros, voluntarios en la sanidad de las Brigadas Internacionales, su contacto con la población local y sus impresiones ante todo lo que estaban viviendo.

  1. Las Brigadas Internacionales en la G. Civil entre 1936-1937. El Servicio de Sanidad en la retaguardia de la guerra.

Las Brigadas Internacionales fueron unidades militares de combatientes extranjeros que llegaron a España para combatir (o contener) el avance del fascismo en Europa, recrudecido tras el ascenso de Hitler al poder como todopoderoso canciller de Alemania en enero de 1933. Surgen como consecuencia de la rápida internacionalización del conflicto español en el verano de 1936. Hasta su despedida en octubre de 1938, unos

35.000 hombres y mujeres de 53 países distintos vinieron a España para luchar por la Republica española y la causa republicana frente al golpe de estado militar del 17-18 de julio de 1936 (recordemos que por el lado de los militares sublevados, Franco pidió ayuda a Italia y Alemania ya en julio de 1936, aunque los contactos con estos países en los

Los primeros voluntarios que formarían las Brigadas Internacionales llegaron a Albacete, (convertida en su base de operaciones desde sus inicios) el 14 de octubre de 1936. Se formaron los primeros grupos como el Rakosi (que integraba a húngaros), el Dombrowki (polacos), o centurias como la Tom Mann (británica), la Gastone Sozzi (voluntarios italianos) o la Thaelmann (alemanes). Una de las más famosas fue la Brigada Internacional Abraham Lincoln, compuesta por voluntarios norteamericanos.

Tras algunas vacilaciones iniciales, el Gobierno de la República, que presidía Francisco Largo Caballero desde inicios del mes de septiembre, decidió la aprobación de estas unidades militares para entrar en acción en el frente el 22 de octubre de 1936, cuando el avance de los sublevados sobre Madrid reveló la crítica situación militar de la República. Madrid fue el bautismo de fuego de los brigadistas, por así decirlo, desde inicios de noviembre de 1936, cuando el gobierno republicano, ante el asedio a la capital y el peligro que sea rápidamente conquistada por las tropas franquistas, decide su traslado a Valencia (Madrid finalmente resistió).

En 1937, la XV Brigada, compuesta principalmente por unidades de rusos, norteamericanos y británicos se enfrentó a las tropas sublevadas que pretendían conquistar Madrid desde el 6 de febrero en la Batalla del Jarama, donde los brigadistas británicos y estadounidenses tendrían un rol destacado. También participó en la contención de la ofensiva rebelde y capturó prisioneros, manteniendo enfrentamientos hasta el día 27 inclusive. Durante la batalla de Guadalajara, iniciada por tropas italianas del Corpo Truppe Volontarie el 9 de marzo de 1937, para tratar de penetrar desde el norte en Madrid, las tropas republicanas hicieron frente a un ejército de 30 000 hombres, 80 carros de combate y 200 piezas de artillería. En el escenario se encontraron combatiendo la XI y XII Brigadas Internacionales, que sufrieron gran cantidad de bajas.

En la batalla de Belchite tomaron parte las brigadas XI y XV, desde el 26 de agosto hasta el 10 de septiembre de 1937. Los escasos resultados obtenidos por el bando republicano y la desconfianza del ministro socialista Indalecio Prieto hacia las Brigadas ocasionó que, poco después de acabada la lucha en Belchite, el gobierno republicano emitiera diversos decretos destinados a integrar a las Brigadas dentro del esquema organizativo del Ejército Popular Republicano, restando poder de decisión a la Comintern y al PCE, y tratando de colocar a los brigadistas bajo mando directo de militares profesionales españoles. Tales intentos chocaron con la oposición de la Comintern, quien con el apoyo del PCE y del gobierno de la Unión Soviética (casi único suministrador de armas a la República), logró mantener a las Brigadas bajo su control.

En la ofensiva republicana que se realizó en diciembre de 1937 en la batalla de Teruel, que tenía como fin desviar la presión de los sublevados sobre el frente norte, participaron todas las Brigadas Internacionales (ya muy mermadas), excepto la XIV.

En la zona de la Comarca de los Pedroches, al norte de Córdoba, participaron, entre otras, la XIII Brigada Internacional y la 86 Brigada Mixta, bajo el brillante mando del coronel Mena, del Teniente-Coronel Joaquín Pérez Salas y la decisiva intervención del brigadista italiano Aldo Morandi, en la poco conocida (pero igualmente importante) Batalla de Pozoblanco (marzo-abril de 1937). Ellos fueron los causantes de que las tropas franquistas no consiguieran nunca tomar Los Pedroches hasta el final de la guerra, aparte de suponer un empuje a la moral de las tropas republicanas y del gobierno.

Paralelamente el desarrollo de las operaciones militares, la labor del Servicio sanitario en las B.B.I.I, compuesto en su mayoría por voluntarios extranjeros, fue fundamental en el discurrir de la contienda. Los testimonios a los que se pretende dar voz en el apartado siguiente son una somera muestra. Su labor nos permite no sólo familiarizamos con las contribuciones sanitarias que se han señalado como las más relevantes para la cirugía de guerra efectuadas durante nuestra Guerra Civil —los quirófanos de vanguardia, que aumentaron la supervivencia de los heridos abdominales y vasculares; la transfusión de sangre conservada; y la cura oclusiva retardada como forma de tratar las fracturas abiertas—, sino que nos acercan también a la forma en que el curso de la guerra afectaba a su labor y a la forma en que se desarrollaba su vida cotidiana. Estos relatos nos hablan así de sus relaciones con los compañeros sanitarios y con los brigadistas, con los mandos militares y sanitarios y con sus pacientes; nos familiarizan con sus ratos de ocio y de calma y con los momentos de tensión y de tragedia; con sus decisiones en el quirófano y con sus percepciones sobre lo que ocurría a su alrededor. Tienen así la capacidad de sumergir al lector en un territorio en que cuestiones como los principios morales, la amistad o los modos de valorar a quienes nos rodean son sometidos a prueba constantemente. El ejemplo de quienes trabajaron en el Hospital Americano de Belalcázar (Córdoba), durante unos 5 meses, da buena cuenta de ello.

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