Redacción •  Euskal Herria •  11/03/2022

Greenpeace denuncia, frente a un metanero de gas ruso, que el gas que entra por el puerto de Bilbao financia la guerra de Ucrania

  • Greenpeace reclama el fin inmediato de la guerra en Ucrania y de la dependencia de los combustibles fósiles, que alimentan guerras y provocan la crisis climática.
  • Pasadas dos semanas del inicio de la invasión de Ucrania, Greenpeace reitera su condena a la agresión militar de Putin, se solidariza con las víctimas civiles y aplaude las protestas pacíficas de activistas de todo el mundo contra la guerra.
  • Los líderes europeos, reunidos estos días, deben mostrar ambición climática y reducir las importaciones de combustibles fósiles.
  • Son necesarias medidas efectivas de protección a la población más vulnerable ante los peores efectos de la crisis de precios de la energía.
Greenpeace denuncia, frente a un metanero de gas ruso, que el gas que entra por el puerto de Bilbao financia la guerra de Ucrania

Bilbao, 10 de marzo de 2022.- A primera hora de la tarde, activistas de Greenpeace han protestado contra la guerra en Ucrania y han denunciado la relación entre los combustibles fósiles y la financiación y el desencadenamiento de conflictos. A bordo de varias embarcaciones, los activistas exhibieron pancartas con los mensajes ‘El gas financia la guerra’ y ‘No a la guerra’ frente al buque Nikolái Urvántsey mientras descargaba gas ruso en el puerto de Bilbao (1). Con esta acción, Greenpeace reitera que la única solución es el fin inmediato de la guerra y pide terminar con la dependencia del petróleo y el gas. Pasadas dos semanas del inicio de la invasión del ejército ruso contra Ucrania, Greenpeace reitera su rotunda condena hacia esta agresión militar, muestra su solidaridad con las víctimas civiles y aplaude las protestas pacíficas de activistas de todo el mundo contra la guerra.

“Greenpeace está profundamente alarmada ante el conflicto militar en Ucrania. Pedimos su fin y señalamos a uno de los principales responsables: el gas y el resto de combustibles fósiles que financian la maquinaria bélica de Putin. Aunque esta vez la guerra no sea por su control, son estos los que literalmente alimentan la guerra, pues el 40% del PIB de Rusia procede de la exportación de combustibles fósiles y su gobierno utiliza como arma la dependencia energética de Europa”, ha declarado Francisco del Pozo, responsable de la campaña de combustibles fósiles de Greenpeace. Hoy más que nunca resulta imprescindible centrarnos en reducir la demanda de energía y acelerar las energías renovables; esto ayudará a reducir las importaciones de gas ruso y también de petróleo, carbón y uranio en la Unión Europea”.

En un contexto de subida acelerada de precios del gas, el petróleo y la electricidad debido al recrudecimiento de la guerra, y como respuesta a la invasión de Ucrania, el pasado martes la Comisión Europea publicó su propuesta para reducir la dependencia de las importaciones de gas de Rusia. Hoy y mañana los jefes de gobierno europeos se reúnen en Versalles para discutir este plan. Greenpeace reclama a Europa un plan de abandono de los combustibles fósiles garantizando una transición justa hacia la independencia energética y un mejor futuro económico y laboral. Igualmente, recuerda que buscar nuevas fuentes de importación de gas, la inversión en nuevas infraestructuras gasísticas o los combustibles alternativos no solucionarán la vulnerabilidad de Europa ante las crisis energéticas y seguirán agravando la crisis climática.

Las elevadas tarifas de la electricidad, marcadas fundamentalmente por los altos precios del gas, ponen en situación de vulnerabilidad a millones de personas. Greenpeace reclama una reforma inmediata del mercado eléctrico para que los precios de las energías renovables, que son los más baratos, se vean reflejados en la factura. De la misma manera, se debe poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles y apoyar el derecho a la energía limpia mediante unas tarifas sociales efectivas, fomentando, al mismo tiempo, el cambio masivo de calderas de gas por sistemas renovables y la inversión generalizada en eficiencia energética de las viviendas.

En la misma línea, la organización ecologista rechaza cualquier pretensión de retomar proyectos como la regasificadora de El Musel, en Gijón, o la inversión en nuevas infraestructuras de gas, como el gasoducto conocido como MidCat, que pasaría por los Pirineos conectando Francia con España. Greenpeace pide al Gobierno que abandone su postura de invertir en nueva infraestructura para convertir España en el centro europeo del gas e invierta solo en energía renovable democrática y justa.

“Hombres, mujeres y niños inocentes están muriendo en Ucrania debido a la guerra iniciada por el presidente ruso, financiada con combustibles fósiles. Necesitamos que el presidente ruso detenga inmediatamente la guerra, ya que necesitamos que el mundo haga una transición a las energías renovables. Es necesario para la paz y para un futuro seguro”, declara Javier Raboso, responsable de paz y derechos humanos, y añade: Venga de donde venga el gas, como otros combustibles fósiles, además de un grave impacto ambiental y climático, provoca vulneraciones de derechos humanos: corrupción, represión, violencia, conflictos por el uso de la tierra, etc. Hay que ser claro, este tipo de infraestructuras serán inútiles muy pronto si queremos cumplir con la ambición climática. Además, son lentas de construir, más caras que las renovables y tienen un impacto ambiental y social muy elevado sobre el territorio”.

Greenpeace quiere resaltar e incidir en el hecho de que, bajo ninguna circunstancia, la energía nuclear podría ser una alternativa viable al gas, como está demostrando la propia guerra de Ucrania, ya que otra grave dimensión energética de este conflicto es el peligro nuclear. Greenpeace está siguiendo muy de cerca la amenaza que los combates están provocando para los 15 reactores nucleares que generan la mitad de la electricidad que consume Ucrania, además de la central nuclear de Chernóbyl que fue devastada por el catastrófico accidente de 1986. Si alguna lección hay que sacar de esta guerra en materia nuclear, es que no existe fuente de energía tan peligrosa y que cualquier ataque o daño, aunque sea no intencionado, puede desencadenar una catástrofe sin precedentes. Así lo advierte Greenpeace en un detallado análisis de los riesgos para la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, que ha sido tomada por las fuerzas rusas. Precisamente mañana, 11 de marzo, se cumplen 11 años del desastre nuclear de Fukushima Daiichi, cuyos vertidos siguen sin tener una solución definitiva.

Diferentes organizaciones de la sociedad civil vasca como Ekologistak Martxan, Ongi Etorri Errefuxatuak, La Guerra Empieza Aquí, Gune Ekosozialista y Greenpeace convocan esta tarde una concentración para denunciar que “el gas financia la guerra” frente a la subdelegación de gobierno (Plaza Moyua 5) en Bilbao a las 18.00.

Notas
(1) El barco descarga en la planta de regasificación de Bahía de Bizkaia Gas (BBG) participada por Enagas (50%) y el Ente Vasco de Energía, EVE (50%) en Ziérbena (provincia de Bizkaia)

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