Redacción •  Actualidad •  31/01/2019

Los humedales españoles son un termómetro y un freno de los daños que provoca el cambio climático

  • El Día Mundial de los Humedales se celebra cada 2 de febrero, aniversario de la firma del convenio mundial suscrito en Ramsar.
  • En esta vigésimo octava celebración se hace hincapié en la relación entre estos ecosistemas y el cambio climático.
  • Ecologistas en Acción se suma al acontecimiento en un escenario que, por desgracia, sitúa de nuevo a uno de los más importantes y diversos ecosistemas de España en una situación crítica.
Los humedales españoles son un termómetro y un freno de los daños que provoca el cambio climático

La importancia medioambiental y socioeconómica de los humedales está ampliamente documentada. En España hay declarados 75 enclaves de importancia internacional en el marco de la Convención de Ramsar, y ocupan 304.564 hectáreas. Entre ellos algunos de los espacios naturales más visitados del país, como Doñana, las Tablas de Daimiel y todo el conjunto de lagunas de la Mancha Húmeda, el Delta del Ebro o la Albufera de Valencia. 

En pleno proceso de cambio climático los humedales se revelan como un medidor importante de la evolución de este fenómeno a escala global y también como eficaces paliativos de algunos de los peores efectos del calentamiento global.

Por un lado, los humedales reflejan mejor que ningún otro ecosistema las distorsiones que se están produciendo en el clima. En el caso de España, además de la prolongación de los periodos de sequía, también la agudización de los procesos más extremos, que alargan e intensifican el calor, pero que también producen violentos periodos de abundantes precipitaciones.

Por otro lado, los humedales ayudan a paliar los perniciosos efectos del cambio climático. Con su capacidad de acumular agua, amortiguan y retrasan las sequías. Y con su capacidad de laminación y retención del agua reducen los efectos de las inundaciones.

Si no fuera por la ocupación, la canalización y la sobreexplotación a que se les somete por las actividades humanas serían aún más eficaces en esta labor beneficiosa para prevenir y paliar los efectos del cambio climático.

Un ejemplo de la vinculación de los humedales con el cambio climático y lo que nos pueden ofrecer para disminuir sus efectos lo encontramos en el recientemente recuperado río Manzanares a su paso de Madrid. Aun no siendo un espacio Ramsar, la restauración ambiental que se está llevando a cabo refleja como la recolonización vegetal ayuda a regular los caudales, y servirá de apoyo en el caso de avenidas.

Otro ejemplo es el de las Tablas de Daimiel, que aunque ahora se encuentran en un estado muy deteriorado debido a la sobrexplotación, sirven de freno a las avenidas que puedan llegar por los ríos Cigüela, Guadiana o Azuer. 

La degradación de los humedales puede modificar totalmente sus características y funciones. Los ecosistemas de alta montaña, entre ellos los que dependen del medio hídrico, como glaciares y lagos, son de los más afectados. A la desaparición acelerada de los glaciares hay que añadir que la descomposición y la erosión por el efecto del cambio climático de las turberas, que capturan CO2, puede conllevar a que en el futuro pasen a ser emisoras de este gas en lugar de receptoras.

Ecologistas en Acción quiere mostrar en el Día Mundial de los Humedales la importancia que tiene la conservación de estos ecosistemas y para ello ha organizado numerosas actividades.

 


cambio climático /  humedales /