Redacción •  Actualidad •  24/05/2020

La campaña Banca Armada denuncia que CaixaBank ha invertido más de 121 millones de euros en el negocio de la guerra

  • La campaña Banca Armada denuncia que la entidad bancaria continúa financiando la empresa española MAXAM, una de las mayores productoras de explosivos del mundo, y que se ha evidenciado que ha exportado armamento a países en conflicto y bajo embargo de armas.
  • CaixaBank no sólo sigue invirtiendo en la fabricación de armamento, alcanzando los 121 millones de euros durante el periodo 2014-19, sino que desde el año 2019, la entidad bancaria es accionista de INDRA, empresa dedicada a la electrónica militar ya la militarización de fronteras.
La campaña Banca Armada denuncia que CaixaBank ha invertido más de 121 millones de euros en el negocio de la guerra

La campaña Banca Armada ha denunciado, un año más, los vínculos de CaixaBank con la industria de la guerra. Lo hace hoy, que la entidad bancaria celebra su junta de accionistas de forma telemática.

David Montesinos, del Centro Delàs de Estudios por la Paz en Valencia, y en representación de Banca Armada, denuncia que «durante el período 2014-2019, CaixaBank ha financiado empresas de armamento por valor de más de 121 millones de euros. Nos permitimos poner en contexto esta cifra y relacionarla con la actual crisis provocada por la Covid-19″.

El activista señala que 121 millones de euros equivaldría a la compra de más de 126 millones de mascarillas, (contando que la unidad vale 0,96 céntimos de euro), o bien más de 8 millones de tests para detectar la Covidien -19 (calculando un precio unitario de 15 euros). Montesinos ha recordado que los principios de actuación de la política corporativa de Caixabank en el sector de la defensa (apartado 5.3 sobre las exclusiones) afirma textualmente: «Ninguna empresa del Grupo proporcionará servicios financieros a empresas que venden armamento a países o grupos que están sujetos al embargo de armas de la Unión Europea, Estados Unidos y / o las Naciones Unidas».

El activista Inaxio Menjón, de AA-MOC Bilbao y en representación de Banca Armada, denuncia que hay documentados al menos siete casos de envíos de material bélico fabricado en España hacia zonas en conflicto, y que uno de ellos tiene como escenario la República Centroafricana y como protagonista la empresa española de explosivos y proyectiles Maxam, que CaixaBank financia.

El programa iTrace que lleva a cabo la organización Conflict Armament Research con fondos de la Unión Europea, recoge evidencias gráficas que demuestran que se localizaron municiones de pequeño calibre (inferiores a 20 mm) en República Centroafricana en septiembre del año 2014, cuando el conflicto y el embargo en el país seguían vigentes. Estos hallazgos se produjeron en dependencias de la base militar de M’Poko, a siete kilómetros de la capital, Bangui, donde se encuentra el aeropuerto internacional, y proceden de dos fabricantes españoles: Nobel Sport España y Maxam Outdoors S.A.

Chloé Meulewaeter del Centro Delàs y activista de Banca Armada pregunta: «¿Es CaixaBank consciente de que está financiando un holding empresarial que hace exportaciones a países en conflicto y con embargo de armas? Piensan seguir ofreciéndoles apoyo financiero? ¿Qué explicación pueden ofrecernos para justificar una inversión de este tipo? ¿No les da vergüenza tener una política de relaciones financieras en materia de defensa y incumplir de manera tan flagrante?».

Ana Hernández, de AA-MOC Bilbao y miembro de la campaña Banca Armada también denuncia que durante el año pasado, CaixaBank amplió su horizonte de inversión en empresas de armamento y ha comenzado a ser accionista de Indra, empresa dedicada, entre otras, a la electrónica militar y a la militarización de fronteras, mediante una compra de acciones que ascendió a casi dos millones y medio de euros.

«Cada vez hay más accionistas y clientes de su banco que se oponen a su política de inversiones y, sin embargo, CaixaBank, amplía, aún más, la cartera de empresas de armamento a las que financia. Invertir aún más en empresas que se lucran gracias al sufrimiento y la guerra, no es el camino. Hagan un ejercicio de responsabilidad y finalicen su relación con las compañías que se benefician del negocio de la guerra».


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