Redacción •  Actualidad •  22/11/2025

La Organización Mundial de la Salud alerta desde España de la insuficiente respuesta sanitaria ante la violencia contra mujeres y niñas en Europa

  • Durante las jornadas ‘¡Yo te creo!’, donde se han dado a conocer datos como que el 28% de las mujeres en la Región Europea ha sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida.
La Organización Mundial de la Salud alerta desde España de la insuficiente respuesta sanitaria ante la violencia contra mujeres y niñas en Europa

La ministra de Sanidad, Mónica García, y el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa, Hans Kluge, han inaugurado las jornadas ‘¡Yo te creo! Construir sistemas de salud que pongan en el centro a las mujeres y niñas supervivientes’. Durante el acto se ha presentado el informe ‘Care, courage, change: health sector leadership in ending violence against women and girls’, elaborado por la Oficina Regional para Europa de la OMS.

El documento pone de manifiesto que la atención sanitaria a mujeres y niñas víctimas de violencia de género es gravemente insuficiente en la mayoría de los 53 Estados miembros de la Región Europea.

Según los datos recogidos, un 28,6% de las mujeres y niñas mayores de 15 años en Europa ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida. No obstante, los sistemas sanitarios nacionales no han generalizado el acceso a los servicios recomendados por la OMS, tales como atención médica de urgencia, anticoncepción de emergencia, profilaxis para infecciones de transmisión sexual, asistencia psicológica y acceso seguro a la interrupción voluntaria del embarazo.

Durante su intervención, la ministra de Sanidad subrayó que «la violencia machista sigue siendo una de las mayores emergencias de salud pública» y que «España está comprometida con un sistema sanitario que detecta, protege y acompaña, que no reproduce el daño, sino que lo repara».

Datos principales del Informe de la OMS

Un 32% de los países obliga al personal sanitario a reportar los casos de violencia incluso sin el consentimiento de la víctima adulta, contraviniendo las directrices de la OMS, que promueven un enfoque centrado en la autonomía, la confidencialidad y el respeto a los derechos de las mujeres. Esta obligación no solo vulnera la privacidad de las víctimas, sino que, según advierte el informe, las disuade de buscar atención médica por temor a ser expuestas o revictimizadas.

Apenas 17 países (32%) garantizan en sus políticas sanitarias el acceso tanto a la anticoncepción de emergencia como a la profilaxis postexposición al VIH, elementos considerados fundamentales para la atención inmediata tras una agresión sexual. La ausencia de estos servicios compromete la capacidad de respuesta del sistema sanitario y expone a las víctimas a riesgos evitables.

20 países (38%) han incorporado en sus normativas la provisión de profilaxis frente a infecciones de transmisión sexual (ITS), así como la evaluación en salud mental, dos componentes esenciales para una atención centrada en la recuperación física y emocional de las víctimas. No disponer de estos recursos limita el abordaje integral del daño sufrido y perpetúa brechas en la calidad de la atención.

Solo 23 países (43%) incluyen en sus políticas mecanismos claros de derivación hacia servicios especializados de salud mental, lo cual dificulta el acceso a apoyo psicológico adecuado y oportuno para las mujeres afectadas.

Esta carencia reduce las posibilidades de recuperación emocional y puede agravar el impacto del trauma a largo plazo.

Solo 7 países (13%) contemplan el acceso al aborto seguro como parte de la atención sanitaria a las supervivientes de violencia sexual, lo que evidencia una grave omisión en la cobertura de los servicios esenciales recomendados por la OMS. La falta de este recurso impide a muchas mujeres ejercer su derecho a una atención integral en contextos de violencia, con consecuencias directas sobre su salud física, mental y reproductiva.

El informe subraya que, aunque se observan avances como la inclusión de protocolos de atención inicial en dos tercios de los países y programas de formación para profesionales sanitarios en el 75%, estos logros resultan insuficientes sin una implementación plena del paquete de servicios esenciales.


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