Ramón Varela •  Actualidad •  22/07/2016

40 plataformas y organizaciones denuncian la llegada a España del primer cargamento de gas de fracking estadounidense

Tras la llegada del primer metanero con gas de fracking de EE.UU. a Portugal a principios de primavera, el viernes 22 de julio ha llegado un segundo buque al puerto de Mugardos, en plena Ría de Ferrol (A Coruña). Este acontecimiento está cargado de simbolismo, en la medida en que representa el pistoletazo de salida a la importación masiva a las costas españolas de gas del otro lado del Atlántico. Según denuncian más de 40 organizaciones sociales y políticas, entre las que se encuentran Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción, la senda tomada con la llegada del metanero Sestao Knutsen "impedirá a buen seguro el cumplimiento de los ya exiguos e insuficientes objetivos climáticos europeos, y avanza en la dirección opuesta al espíritu del Acuerdo de París".

40 plataformas y organizaciones denuncian la llegada a España del primer cargamento de gas de fracking estadounidense

Los colectivos alertan de que gracias al empuje de los distintos gobiernos -entre ellos el español-, en forma de marcos normativos y fiscales favorables, «la amenaza del fracking en Europa sigue vigente«, como demuestra el conflicto generado por esta técnica en países como Polonia, Reino Unido e incluso España, donde pese al reciente abandono por parte de la empresa BNK, hay varios permisos en avanzado estado de tramitación, por lo que la amenaza de esta técnica a nivel del Estado «sigue muy patente».

No obstante, señalan, «la mayor y más inminente amenaza» la representan las importaciones de gas de fracking norteamericano en forma de gas natural licuado (GNL). Al amparo de las negociaciones del Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) con EE UU, el país norteamericano levantó a finales de 2015 una prohibición establecida desde 1975 a las exportaciones de gas. En febrero de 2016, EE.UU. exportó a Brasil el primer cargamento internacional de gas de lutita en forma de GNL, pero Europa era uno de los destinos previstos para este tipo de cargamentos. Para Héctor del Prado, portavoz de Amigos de la Tierra España, esto permitirá a Estados Unidos colocar sus excedentes beneficiando a las grandes empresas del sector energético, y todo pese a que las estadísticas demuestran el estancamiento y/o descenso en el consumo de gas.

Por otra parte, la aprobación por parte de la Comisión Europea en febrero pasado de varios documentos conocidos compo «El paquete de invierno«, suponen una apuesta inequívoca por el gas, a pesar de que la demanda europea, al igual que la española, viene cayendo en los últimos años. En concreto, la «Estrategia europea para el gas natural licuado y el almacenamiento de gas» supone un auténtico empuje a la importación de gas natural, recomendando grandes inversiones en la ejecución de infraestructuras de gasoductos, almacenamiento y regasificación, capacidad en la que España destaca a nivel europeo, lo que a juicio de las organizaciones convierte al país «en la más que probable puerta principal de entrada del GNL en el continente en el futuro».

Este hecho se concreta ahora con el anuncio de la llegada del metanero Sestao Knusten a las costas españolas. El buque, que partió de la terminal de Sabine Pass en el golfo de México el día 1 de julio cargado con 135.000 metros cúbicos de GNL, ha llegado a la Ría de Ferrol el 22 de julio a las ocho de la mañana. Varias empresas europeas, entre ellas las españolas Iberdrola, Gas Natural, Fenosa o Endesa, ya han firmado contratos a 20 años con empresas americanas para el suministro. Gas que ahora se almacenará en la planta de Reganosa, que cuenta con la oposición ciudadana desde el inicio de su tramitación, que el Tribunal Supremo declaró ilegal en dos sentencias, y la misma instalación a la que el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy acaba de renovarle los permisos al haberla eximido de la evaluación de impacto ambiental.


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