Redacción •  Actualidad •  05/04/2019

La respuesta política a la emergencia climática sigue siendo insuficiente

  • El reconocimiento de la urgencia climática de los discursos políticos no tiene su reflejo en compromisos acordes con la evidencia científica.
  • Las medidas propuestas para la lucha climática siguen sin comprender que el cambio necesario es más profundo que una sustitución tecnológica.
La respuesta política a la emergencia climática sigue siendo insuficiente

Ecologistas en Acción presenta sus observaciones al anteproyecto de Ley de Cambio Climático y al borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. El aumento de la ambición respecto a la anterior propuesta es para la organización ecologista una noticia positiva, pero sigue aún muy lejos de las reducciones necesarias.

Un reciente informe de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) cifra los efectos del cambio climático en la prolongación de cinco semanas del periodo de verano, la duplicación de las noches tropicales y la reducción de los recursos hídricos disponibles. Una pequeña muestra de los cambios que se experimentarán de no contener el incremento de la temperatura global y una nueva señal de alarma que muestra la emergencia climática actual. Sin embargo, para Ecologistas en Acción las propuestas presentadas hasta el momento repiten varios errores que impedirán limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2 ºC.

1. Los objetivos no son suficientes. Todas las propuestas deberían incluir una evaluación comparativa de sus compromisos con los objetivos presentados en el informe del IPCC, explicando con claridad la ruta de descenso anual de emisiones. De nuevo es necesario señalar que solo una reducción del 7 % anual constituiría un mínimo a garantizar, siendo un 10% anual la reducción necesaria y adecuada bajo criterios de justicia climática [1].

2. El 58 % del ahorro de energía alcanzado mediante mejoras de la eficiencia, especialmente en el sector residencial, se utiliza para generar nuevos consumos. Esto indica que en 2030 la huella ecológica de España será superior a dos planetas. La propia modelización utilizada asume las máximas del crecimiento ilimitado, de forma que los horizontes desarrollados son por definición insostenibles [2].

3. Aunque el transporte es el sector más emisor, la falta de medidas a nivel nacional deja a las entidades regionales y locales la responsabilidad de la reducción de las emisiones. La promoción del vehículo eléctrico oculta la inviabilidad del transporte individual y la falta de voluntad de atajar la reducción del número vehículos privados. En cuanto a las mercancías, se sigue apostando con claridad por el transporte por carretera, dejando de lado otros medios menos contaminantes como el ferrocarril convencional eléctrico [3].

4. El sistema eléctrico está en condiciones de lograr una descarbonización rápida sin carbón, nuclear u otras energías fósiles. Sin embargo, la falta de ambición solo protege las cuentas de amortización de las grandes eléctricas, como ha quedado demostrado en el pacto de prolongación de la vida de las centrales nucleares. Sigue sin impedirse que la fijación del precio de la luz este en manos del oligopolio energético, empresas que concentran gran parte de la producción eléctrica. Para ello, se continúa con grandes e innecesarias infraestructuras como las interconexiones eléctricas o gaseoductos [4].

5. Es patente la falta de medidas en muchos aspectos clave que pueden fortalecer un cambio de escala de lo local a lo global. No se apuesta por lograr que el consumo local y sostenible se articule como la cadena alimentaria mayoritaria para la población, lo que se contrapone con la falta de freno de un proceso de industrialización agroalimentaria creciente. Evitar el debate sobre el regadío y el excesivo consumo de agua agrícola no va a impedir que su escasez se incremente en las próximas décadas. La compensación de las emisiones por los bosques va a someter a mayores presiones a ecosistemas frágiles, mientras que la elección de falsas soluciones como los biocombustibles o la captura y el almacenamiento de carbono solo agravarán problemas ya existentes. El centro de la discusión climática debe ser frenar la despoblación, un nuevo concepto de empleo y la sostenibilidad, no cómo influir en los mercados [5].


Ecologistas en Acción recuerda que numerosas declaraciones de políticas y políticos han reconocido públicamente la necesidad de cambiar el sistema para frenar el cambio climático. En este sentido, la organización ecologista remarca que una transformación del sistema no es una reformulación del mismo esquema productivista que ha llevado hasta la ruptura de los límites planetarios. La reducción del consumo es una realidad física ineludible. Cuanto más se tarde en dar una respuesta viable, mayores serán las pérdidas a afrontar durante los próximos años.
 
[1] Para una justificación véase alegación al borrador del Plan Inicial de Energía y Clima a ‘2.1 dimensión de la descarbonización’.

[2] Para una justificación véase alegación al borrador del Plan Inicial de Energía y Clima a ‘2.2 dimensión de la eficiencia energética’. 

[3] Para una justificación véase alegación al borrador del Plan Inicial de Energía y Clima a ‘2.1. Medidas de cambio modal, 2.2. Medidas de uso más eficiente de los medios de transporte, 2.3. Medidas de renovación de parque automovilístico, 2.4. Medidas de impulso del vehículo eléctrico’.

[4] Para una justificación véase alegación al borrador del Plan Inicial de Energía y Clima a ‘2.1.1 Electrificación y descarbonización del sistema energético’. 

[5] Para una justificación véase alegación al borrador del Plan Inicial de Energía y Clima a ‘3.1.4 Sectores difusos’ y siguientes.


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