Europa Laica exige en el Día Internacional de la Infancia la salvaguarda efectiva del “interés superior del menor”

El 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Infancia debido a que en esa fecha de 1959 la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño, y, ese mismo día de 1989, la Convención de Derechos del Niño, un tratado internacional de obligado cumplimiento para España y otros 195 países firmantes.
Desde Europa Laica exigimos hoy y cada día el cumplimiento de esos derechos, en particular del artículo 14.1 de la Convención de 1989, que proclama «el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión», y del artículo 19, que pide proteger a la infancia «contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental». El criterio prioritario de actuación debe ser «el interés superior del menor».
Sin embargo, en España todavía se impone una religión a aproximadamente la mitad de los menores, que son alistados en ella y después adoctrinados, dentro y fuera de la escuela, en un dogmatismo anticientífico, misógino y homófobo, en buena medida con la complicidad y la financiación del Estado. En defensa del desarrollo de la libertad de conciencia y del pensamiento crítico de la infancia, desde Europa Laica exigimos al Gobierno y a las formaciones políticas la implantación de una educación pública universal, laica, integradora, y de calidad, a la vez que pedimos a madres, padres, y tutores que, como responsables pero no dueños de sus hijos e hijas, velen para que reciban ese tipo de formación en todos los ámbitos, públicos y privados.
Estas exigencias suponen el rechazo a que haya centros educativos que promueven idearios religiosos –dogmáticos y sectarios–, en clara contradicción con el derecho de la infancia a una educación emancipadora y respetuosa de los derechos humanos. Exigimos la progresiva y efectiva desaparición de los conciertos educativos por los que se derivan miles de millones de euros anuales del erario a esos centros confesionales.
La atrocidad de los abusos sexuales a menores en el ámbito eclesiástico exige que los delitos no prescriban, y una actuación adecuada de la justicia sobre la Iglesia. Son los poderes del Estado quienes tienen que fijar y exigir la reparación adecuada que la Iglesia debe a las víctimas. Además, como medida de prevención, debe reconocerse que los entornos adoctrinadores conforman un terreno propicio para el paso de los abusos mentales a los abusos sexuales.
Es más necesaria que nunca la promoción del pensamiento crítico y la autonomía moral como la mejor defensa frente a cualquier tipo de control o manipulación de las conciencias y los comportamientos. Especialmente, frente a la creciente amenaza, en este sentido, de tecnologías como la inteligencia artificial.
Para avanzar en esos terrenos, Europa Laica exige la derogación de los Acuerdos de 1976 y 1979 de España con la Santa Sede, de los de 1992 con otras confesiones, y de la Ley de Libertad Religiosa de 1980. Ésta debe ser sustituida por una Ley Orgánica de Libertad de Conciencia, como la que Europa Laica ha presentado.
En el ámbito internacional, la infancia no sólo es objeto de abusos de conciencia y físicos desde diversas ideologías religiosas, étnicas y nacionalistas o tribales, sino que las derivas bélicas de estas ideologías afectan a los más vulnerables, los menores, de manera especialmente cruel. El componente religioso suele agravar, a veces de manera crítica, esas derivas, como ocurre en el caso del genocidio palestino, sin olvidar las guerras y conflictos en Ucrania, Afganistán, Myanmar, Etiopía, Yemen y otros países, por lo que el laicismo es un factor clave para alcanzar una convivencia pacífica en la que prime la igualdad, la justicia, la libertad y la solidaridad.
