Redacción •  Actualidad •  17/07/2025

Feministas de Pueblo CLM: «Torre Pacheco. Violencia y masculinidad»

Los sucesos ocurridos en Torre Pacheco nos obligan a reaccionar. Por ello, las feministas nos solidarizamos con las personas en situación de vulnerabilidad y nos sumamos a las convocatorias ciudadanas contra el racismo.

Feministas de Pueblo CLM: «Torre Pacheco. Violencia y masculinidad»

Comunicado de Feministas de Pueblo CLM

Estamos escandalizadas, igual que -nos imaginamos- lo está la gente decente en España. Estamos viendo imágenes de violencia desatada, odio contra las personas migrantes, deshumanización, insultos hacia quien piensa diferente.

Acerca de todo esto se producen sesudas intervenciones, se hace amarillismo en la tele, se citan desde la academia estudios muy reputados, se buscan las causas, se habla también de fascismo y de xenofobia. Sí, podemos estar más o menos de acuerdo, pero las feministas, al menos las que suscribimos estas palabras, vemos algo más: una relación muy estrecha entre violencia y masculinidad, concretamente la masculinidad tóxica y, curiosamente, la hegemónica.

Vemos esos ataques en las noticias, en las redes y nos fijamos, ¡oh, sorpresa! que la mayoría de quienes ejercen esa violencia son hombres que están haciendo lo que su mandato de género, ya caduco, les dicta: que la hombría se demuestra con el puño y que la propiedad, ya sean países, cosas o mujeres, lo mismo les da, se defiende y protege a hostia limpia.

Desde el feminismo lo vemos claramente, da igual la escuela a la que pertenezcamos: Judith Butler desde su análisis de la performatividad de género, sostiene que las identidades masculinas se consolidan mediante actos reiterados de poder y dominación, que muchas veces implican violencia. bell hooks en The Will to Change: Men, Masculinity, and Love analiza cómo el patriarcado socializa a los hombres para reprimir emociones y ejercer poder, generando una cultura de violencia que daña tanto a las mujeres como a los propios hombres. Rita Segato en Las estructuras elementales de la violencia y La guerra contra las mujeres explica cómo la masculinidad se construye como pedagogía de la crueldad, donde la violencia contra las mujeres y otros cuerpos subalternos es un medio de afirmación de poder; ella afirma que la violencia masculina es un acto comunicativo entre varones y eso es lo que vemos, una “comunión” entre iguales mediatizada por la violencia. En este caso son migrantes, otras veces son los hinchas del equipo contrario y otras más es el adversario político. Y es que la violencia física siempre empieza con la violencia verbal y simbólica. Las mujeres lo sabemos muy bien.

Elena Simón, que es nuestra gran referente en educación en igualdad, ya hace tiempo que en sus escritos destaca cómo la cultura patriarcal legitima ciertas formas de violencia como parte del aprendizaje masculino y subraya la necesidad de desmontar los estereotipos que asocian la virilidad con el dominio y la agresión.

Ahora más que nunca necesitamos ejemplos de otra masculinidad, necesitamos cultura de la paz, necesitamos crear espacios de convivencia y de socialización basados en la humanidad, la empatía y el respeto.

Ya no estamos en el paleolítico, señores, donde quizá la violencia fuera necesaria o eso nos han dicho.

Evolucionen, señoros. Las feministas ya les hablamos desde el futuro.


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