Redacción •  Actualidad •  15/10/2016

49 Marea Blanca sanitaria: «Por una salud mental comunitaria, 100% pública y de calidad»

En la semana en la que se ha celebrado el Día Mundial de la Salud Mental, la MEDSAP – Marea Blanca, pide que se deje de institucionalizar el malestar mental en todas las índoles. No creemos que sea consecuente, ni coherente, ni apto, que salgan todas las instituciones en camada para rubricar con santo y seña este día.

49 Marea Blanca sanitaria: «Por una salud mental comunitaria, 100% pública y de calidad»

Si el día 10 de octubre sirviera para reivindicar sin excepciones la libertad y la igualdad en derechos y dignidad, tal y como señala el Art.1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; si se hubiera logrado, como también señala la Organización de las Naciones Unidas, que no se discriminara a nadie en virtud de su problemática, lo que supone una vulneración flagrante de su dignidad y del valor inherente como ser humano, podríamos consentir que enseñas y logos salpicaran la publicidad del mencionado día y estaríamos tranquilas, porque los administradores de nuestras instituciones estarían cumpliendo con su cometido; pero, no es así, porque siguen los dictados de un modelo, el neoliberal, también aquí, en el que se estigmatiza todo lo que no supone resultados de grandilocuentes plusvalías económicas despreciando a los menos productivos y desconsiderando enormes potencialidades humanas; sólo les importa lo material, lo comercial, el poder de la producción dineraria. Así que el sistema que mantienen, puramente especulador, ese que los sujeta en nuestros sillones, añade más dolor, invisibiliza ese malestar e indignifica a las personas que lo sufren con secuestro de las terapias más eficaces.

Son los pacientes de Salud Mental, los que se enfrentan a enormes dosis de estigmatización y discriminación; se les aparta del entorno social, pierden trabajo, amigos, incluso se les relega en la familia y el círculo más cercano.

Defender la dignidad de todos ellas, es que se las trate con todas las condiciones que precisan en el propio contexto en que viven; de ahí, nuestra denuncia de que se está destrozando el modelo comunitario cercano y con mayores garantías que se había ido construyendo para evitar su indignificación, los abusos y violencia; para fomentar su autonomía y el goce de mayor libertad; ese que les permite tener engranajes más solidos para su inclusión social, para que puedan trabajar, para que puedan participar en las formulaciones políticas más cercanas. Y con manejos de supuesta eficiencia económica, totalmente falsa, se está derrumbando, al hilo de mecanismos políticos que nada saben o que nada les importa, el equilibrio de esos pacientes con malestares intrínsecos o con malestares provocados por todo un sin fin de determinantes que les llevan a la total desesperación, ni siquiera dejando practicar con ellos las consultas que requieren. Por eso, defendemos otro tipo de Salud Mental montada sobre cómo paliar todos los factores que les afectan para que logren el régimen de igualdad de que les dota la Constitución Española y otras reglamentaciones internacionales; las mismas que la propia Organización Mundial de la Salud define en su proyecto “Calidad y Derechos” , un plan que aborda y compromete a velar por la dignidad de las personas con trastornos mentales. Como dicen en el mismo, no sólo hay que tratar lo síntomas, hay que ir mucho más allá. Hay que facilitar que los profesionales y resto de agentes activos en temas que afectan a la Salud Mental puedan apoyar a las personas con trastornos mentales para hacer realidad sus esperanzas y sueños, trabajar, disfrutar de familia y amigos, y vivir una vida plena y satisfactoria en su comunidad. No sólo hay que inmiscuirlos y tratarlos en su espacio vital, sino hacerlo con programas de formación que fortalezcan la capacidad de sus familias, que apuntalen el trabajo de los profesionales sanitarios para promover todos los derechos que tienen y para cambiar las actitudes y prácticas hacia ellos. Y con la inherente necesidad de ser reconocidos en sus derechos ciudadanos para ser coparticipes de cuanto les afecta. En contra de todo ello, está el modelo mercantilista y comercial que está privatizando centros, sacando a los usuarios de su comunidad, que transfiere el eje del acto profesional desde la comunidad y el equipo especialista al frío y deshumanizado mundo hospitalario, olvidando todo lo demás. Por eso, decimos a las instituciones que queremos menos apariciones publicitarias para salir en las fotos; no pedimos caridad, sino derechos, sólo justos en un espacio sin objetivo lucrativo; es decir, en el espacio público. Y pedimos también una decisión firme para rescatar la Salud Mental , reintegrarla al espacio comunitario, mantenerla bajo la plena titularidad pública dotándola de los profesionales que sólo tratan para poner en pie la dignidad de los afectados, facilitar el logro del máximo bienestar posible; es decir, profesionales del ámbito público que darán la máxima calidad, la que se logra sin engaños, tretas y tradiciones de proyección ideológica y políticas edulcorantes, porque el malestar exige tutela cercana y permanente.


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