Redacción •  Actualidad •  15/09/2025

PACMA, NAC y FENPCA se concentran en Azuaga para exigir justicia por la muerte de los 32 perros de caza abandonados en agosto

PACMA, NAC y FENPCA se concentran en Azuaga para exigir justicia por la muerte de los 32 perros de caza abandonados en agosto

El Partido Animalista critica el silencio del Ayuntamiento y señala a la Junta por blindar la rehala como Bien de Interés Cultural.
Reclaman al Gobierno la inclusión de los perros de caza en la Ley de Bienestar Animal y penas de prisión más duras por maltrato.

El municipio de Azuaga (Badajoz) se convirtió ayer domingo en escenario de protesta tras la concentración convocada por el Partido Animalista PACMA, la Plataforma NAC (No a la Caza) y la FENPCA (Federación nacional de protección de perros utilizados para la caza, actividades específicas y profesionales), con el apoyo de más de 200 organizaciones, a la que asistieron unas 300 personas frente a las puertas del Ayuntamiento, para exigir justicia por los 32 perros de rehala hallados muertos en una nave del municipio el pasado mes de agosto. Todo ocurrió después de que «El Patilla», el cazador que se responsabilizaba de ellos, les abandonase durante un mes hasta perecer de inanición.

Desde PACMA denuncian la pasividad del consistorio, que se ha negado a condenar de manera explícita los hechos. “El silencio del Ayuntamiento de Azuaga ante un crimen tan atroz es inadmisible y supone un blanqueo del maltrato animal”, señala el presidente nacional, Javier Luna. 

Asimismo, la formación política reprochó a la Junta de Extremadura haber declarado la rehala como Bien de Interés Cultural, blindando así, apuntan, «una práctica desfasada que somete a los perros de caza a condiciones de explotación y sufrimiento permanentes». 

PACMA también dirigió sus críticas al Gobierno central, al que exige la inmediata inclusión de los perros de caza en la Ley de Bienestar Animal, además de una reforma del Código Penal que incremente las penas de prisión para los delitos de maltrato. “Las actuales sanciones resultan tan ridículas que ni siquiera cumplen una función preventiva», concluyen.


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