Redacción •  Actualidad •  14/10/2017

Día de Acción de Amigos de la Tierra, murales por la justicia climática y energética

Sábado 14 de octubre en Córdoba, Eivissa, Logroño, Mallorca, Madrid, Ourense, Santiago de Compostela y Zaragoza.

Día de Acción de Amigos de la Tierra, murales por la justicia climática y energética

 

 

Miles de activistas de la Federación Internacional de Amigos de la Tierra celebran el Día de Acción por la justicia climática y energética con acciones descentralizadas en todo el mundo. Las grandes multinacionales energéticas están provocando graves daños a la población y su entorno con total impunidad;  agravan el cambio climático y atentan contra las comunidades. Por esta razón, los grupos de Amigos de la Tierra salen a la calle el 14 de octubre para mostrar su descontento  con estas empresas y para visibilizar las alternativas a una economía basada en los combustibles fósiles, que no tiene en cuenta el bienestar de la ciudadanía.

En España, cada uno de los grupos locales de Amigos de la Tierra pintará un mural de forma colectiva para denunciar la inacción de los gobiernos y su connivencia con los intereses empresariales de las grandes energéticas. Con este objetivo pondrán el foco sobre la necesidad de justicia climática, denunciarán proyectos de energías sucias y rendirán homenaje a las personas que defienden el medio ambiente a diario arriesgando sus vidas por el interés general. Estas acciones, que contarán con música en directo y diferentes actividades de carácter lúdico y reivindicativo, tendrán lugar en Córdoba, Eivissa, Logroño, Mallorca, Madrid, Ourense, Santiago de Comopostela y Zaragoza. En Madrid, Gustavo Castro, de Amigos de la Tierra México, testigo del asesinato de Berta Cáceres, participará en las acciones planificadas.

El Día de Acción de Amigos de la Tierra también se celebrará en más de 30 países: países africanos como Togo, Camerún, Sudáfrica, Uganda, Sierra Leona o Mozambique; asiáticos, como Corea, Filipinas, Malasia, Indonesia, Japón, Palestina, Rusia o Bangladesh; americanos como Paraguay, El Salvador, Argentina, Uruguay, Honduras, Estados Unidos, y europeos, como Inglaterra, Escocia, Finlandia, Croacia, Bosnia, Dinamarca, Holanda, Suiza, Bélgica, Austria, Estonia o España.

Solo en 2017 se han experimentado varios fenómenos meteorológicos devastadores, como sequías, huracanes e inundaciones, además de incendios forestales y desprendimientos de icebergs, favorecidos por el cambio climático. El panorama actual no puede recibir otra calificación más que de emergencia planetaria. Estos desastres naturales están sucediendo con solo 1ºC de aumento de temperatura, mientras el Acuerdo de París contempla que la temperatura incremente como mucho un grado más. A pesar de la situación tan crítica que vive el planeta, multinacionales y gobiernos de todo el mundo siguen apostando por fuentes de energía fósil; en la actualidad se están planificando o  construyendo 850 nuevas plantas de carbón en 62 países.

Los impactos de la extracción y quema de carbón, petróleo, gas y arenas bituminosas, junto al despegue de nuevas técnicas no convencionales como el fracking, representan un peligro para la sociedad y sus medios de vida. Lejos de establecer las medidas requeridas, se prevé que Europa incremente la importación de gas en un 58%, y muchos países europeos ya han abierto sus puertas al fracking.

Los proyectos hidroeléctricos a gran escala también deben considerarse energías sucias: acaparan tierras, ríos, recursos y desplazan a las comunidades locales. Precisamente la defensora ambiental Berta Cáceres fue asesinada el año pasado por oponerse a una macro-presa en defensa de su comunidad en Honduras.

Es necesario actuar ya para frenar esta escalada de desastres y garantizar la adaptación al cambio climático de los países empobrecidos.  El 10% de la población mundial es responsable de la mitad de las emisiones, mientras que el 50% más pobre es responsable de sólo el 10%. Los países industrializados tienen la responsabilidad de reducir drásticamente sus gases de efecto invernadero y proporcionar recursos a los países del Sur Global para una transición energética justa. 


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