AGADEN-Ecologistas en Acción pide la suspensión de licencias municipales a los proyectos fotovolcaicos en Jimena de la Frontera hasta que no exista una normativa de ordenación en materia de renovables

AGADEN-Ecologistas en Acción recuerda que «después de una importante presión ciudadana y social» el alcalde Francisco José Gómez Pérez prometió el pasado 29 de marzo un «Plan de ordenación de energías renovables», pero que de no suspenderse las autorizaciones municipales a los proyectos fotovoltaicos estos podrían aprobarse antes de que dicha normativa entre en vigor.

Para la entidad, el del alcalde «es un anuncio incompleto, más dirigido a intentar bajar la presión social» que «a poner coto» al «descontrol especulativo» que se avecina sobre la localidad y de no llevarse a cabo dicha suspensión tan sólo será una declaración de intenciones sin validez real, que no garantizará que la regulación llegue a tiempo antes de la aprobación de los proyectos fotovoltaicos.

AGADEN-Ecologistas en Acción considera que «estas medidas son necesarias para llevar a cabo una regulación que permita un desarrollo lógico y compatible con el medio ambiente, los usos tradicionales, el turismo, la ganadería y la agricultura«, siempre dejando fuera de esta suspensión «las instalaciones de autoconsumo y las que se instalen en las cubiertas de los edificios existentes», que sí se podrán seguir tramitando de acuerdo con el procedimiento establecido hasta ahora.

DEFENSA DE JIMENA DE LA FRONTERA FRENTE A LA BURBUJA ESPECULATIVA DE LAS RENOVABLES

Por otra parte, para el colectivo, la creación de la Plataforma Ciudadana SOS Campiña de Jimena «es una gran noticia» como «síntoma de la salud democrática del municipio» dado que «ante la poca información y los mensajes contradictorios» por parte del consistorio, así como su apoyo encubierto a los proyectos, es normal que la ciudanía se organice «para exigir claridad y transparencia» al ayuntamiento, más aún «cuando el conjunto de proyectos de parques fotovoltaicos anunciados «va a suponer un varapalo a las actividades tradicionales del municipio, como son la agricultura y la ganadería extensiva».

La organización considera que la localidad afronta «una gran burbuja de especulación fotovoltaica», que «va a generar una grave afección y pérdida de hábitat impactando sobre el reservorio de fauna de la zona adaptada históricamente al uso agrícola» en una zona, además «de alto valor ecológico» a nivel de biodiversidad, que además ofrece sustento a las aves durante todo el año «y en especial en épocas migratorias». A nivel paisajístico, además, los macroproyectos fotovoltaicos podrían producir «graves cambios» y fuertes impactos que dañarían sin remedio el desarrollo turístico en el municipio.