The New York Times publica que «María Corina Machado, Nobel de la Paz, difunde afirmaciones falsas sobre Maduro» para justificar una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela

Y aunque el prestigioso diario coloca la coletilla «dicen los críticos», deja claro que la acusan de «exagerar las amenazas que representa el mandatario venezolano para justificar el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos para derrocarlo».
El diario estadounidense publicó ayer que la líder opositora «estaría promoviendo afirmaciones exageradas y falsedades con el fin de justificar una intervención estadounidense en Venezuela». Corina Machado, quien recientemente engrosó la lista de personalidades que obtuvieron el Nobel de la Paz y promovieron la guerra antes o después (Kissinger, Aung San Suu Kyi, Abiy Ahmed Ali, Juan Manuel Santos, Barack Obama, etc.) detalló el pasado 5 de noviembre en el América Business Forum los beneficios de la privatización del petróleo venezolano y su visión sobre el futuro energético y económico de Venezuela tras una hipotética apertura/profundización de reformas. En aquella presentación, Machado planteó que Venezuela -con sus vastas reservas de petróleo, gas y otros recursos naturales- representa una “oportunidad” estratégica enorme para inversores extranjeros, especialmente estadounidenses.
Puede parecer que El País lo difunde en este vídeo como una crítica, pero enlazando con otros de sus contenidos sobre Machado queda bien claro que el diario de PRISA está vendiendo una oportunidad de inversión. Recordemos su editorial Nobel de la Paz para la democracia, u otros contenidos que amplifican las incitaciones por parte de la nobel de la paz a la guerra y al derramamiento de sangre en Venezuela; María Corina Machado: Maduro decide, pero va a salir con o sin negociación; El Nobel de la Paz a María Corina Machado: un misil que nadie esperaba; María Corina Machado lanza un manifiesto en el que dibuja la Venezuela del futuro; etc.
Un negocio en el que Machado recibiría su parte del pastel como intermediaria, pero nada que el presidente de EE.UU. desconociese. Recordemos que el mismo Donald Trump criticó las políticas de la administración de Joe Biden hacia Venezuela en junio de 2023 y, al hilo de la compra de hidrocarburos venezolanos por parte de Estados Unidos, afirmó: “Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo” en un video que se viralizó en las redes sociales de una conferencia de prensa que ofreció en Carolina del Norte. “Ahora se lo compramos al dictador y lo hacemos más rico”, agregó entonces.
Ahora, Trump, tras posicionar buena parte de su armada en el Caribe, asegura que Maduro le ha ofrecido “todo lo que tiene” en recursos naturales para evitar un conflicto, incluyendo petróleo y otros recursos del país, aunque lo relaciona con una estrategia para evitar sanciones, acciones militares o presión diplomática.
Y en este contexto, The New York Times aclara sin ningún tipo de complejos que Machado ha repetido afirmaciones desacreditadas -sin pruebas confiables- de que Maduro amañó las elecciones de Estados Unidos en 2020, o que Maduro controla organizaciones criminales como Tren de Aragua y Cártel de los Soles, presentándolas como cárteles transnacionales que representarían una amenaza de seguridad para Estados Unidos, lo que el periódico tacha de “hipótesis inflada». Simon Romero, quien firma la pieza, expones que incluso algunos opositores al propio «régimen» de Maduro, como el histórico Henrique Capriles Radonski, mantienen que la idea de que Maduro controle directamente al Tren de Aragua “es ciencia ficción”.
Críticos del presidente Nicolás Maduro estarían temiendo que «se estén promoviendo afirmaciones exageradas y falsedades con el fin de justificar una intervención estadounidense», como que «dirige simultáneamente dos organizaciones de tráfico de drogas que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos», y que tras esto el gobierno estadounidense haya «designado a esos grupos criminales, conocidos como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, como organizaciones terroristas». Esto cuando las propias «agencias de inteligencia estadounidenses, expertos en el tráfico de drogas en América Latina, y otras figuras de la oposición venezolana han rechazado la idea de que Maduro ejerza control sobre ambos grupos o que los esté utilizando como arma contra Estados Unidos». Presentar al gobierno de Venezuela no solo como autoritario y corrupto, sino como una amenaza transnacional (narcotráfico, terrorismo, crimen organizado) sería la herramienta para habilitar políticamente una intervención militar, pero muchas voces lo interpretan como un salto muy peligroso de cambio de gobierno a preludio de guerra difícil de tragar.
Además, el NYT advierte que una «amplia gama de expertos en leyes que regulan el uso de la fuerza letal afirman que los ataques estadounidenses en el mar son ilegales» y los han calificado como «asesinatos«. Estas fuentes, aunque son claramente intervencionistas, mantienen que «se repiten los errores cometidos en Irak, que provocaron años de guerra prolongada».
El artículo desmonta en un párrafo toda la narrativa construida en base al narcotráfico;
[…] Las drogas pasan por Venezuela, pero de la cocaína que llega a Estados Unidos desde Sudamérica, menos del 10 por ciento pasa por Venezuela, según la DEA. Y es México, no Venezuela, el país que produce fentanilo, la principal causa de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
En cuanto al Tren de Aragua, los expertos en tráfico de drogas señalan que se originó en una prisión del estado venezolano de Aragua y que, en febrero, las agencias de inteligencia estadounidenses difundieron la conclusión de que la pandilla no estaba controlada por el gobierno venezolano. Se cree que su líder es Héctor Rusthenford Guerrero Flores, quien escapó de la prisión […]
Un argumento que ya hemos leído antes, pero que ahora publica sin ambages el periódico estadounidense. Y a pesar de ello, la nobel de la paz, Machado, repite que “todo el mundo sabe que Venezuela es hoy en día el principal canal de cocaína, y que este es un negocio que ha sido dirigido por Maduro”. Son falsedades tan descaradas que hacen sonrojar incluso a sus partidarios. Y el hecho de que otros críticos de Maduro, como Capriles, descalifiquen públicamente estos señalamientos (“ciencia ficción”) evidencia una profunda fractura en el bloque opositor.
En definitiva, el NYT mantiene que los excesos dialécticos de Machado, por decirlo de una manera suave, con acusaciones no verificadas (falsas, traduciendo el lenguaje políticamente correcto del periódico neoyorkino), están deslegitimando internacionalmente a la oposición venezolana en conjunto, fracturándola más si cabe, a la par que dilapidan las críticas que pueden considerarse mediáticamente «válidas». Con esto, el periódico se refiere a las «violaciones a derechos humanos, corrupción, crisis económica…», un marco aceptado por la opinión pública pero -por otra parte- exagerado o falso. Solo recordemos que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyectó este mes de noviembre un crecimiento del 6 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) para la nación bolivariana este año, que se suma al 9 por ciento registrado durante el año anterior.
Finalmente, la narrativa inventada en defensa de «la democracia» es una farsa para el grueso de la población mundial, incluso para el sector peor informado. Enlazando con los discursos iniciales antes referidos de Corina y Donald, exponer desnuda la causa real y descarada de la injerencia, histórica en todo el continente -la depredación de los recursos naturales y geoestratégicos por parte de corporaciones privadas– que despojan al pueblo venezolano de cualquier soberanía o bienestar en su día a día, quizás sea demasiado. La pregunta es hasta qué extremo puede mantenerse frente a la opinión pública global este discurso cínico y falaz.

